La presencia y requerimiento de selenio en el organismo es pequeña. Sin embargo, esto no le resta importancia ya que, además de destacar por sus propiedades antioxidantes, este mineral se relaciona con la actividad similar de la vitamina E. Las nueces y las verduras son los alimentos con mayor contenido de selenio, aunque una dieta variada garantiza un aporte suficiente de este oligoelemento.
Condiciones antioxidantes
La respiración es esencial para el organismo. El oxígeno contribuye a la producción de los radicales libres, unas moléculas que ocasionan a lo largo de la vida efectos negativos para la salud porque alteran el ADN (los genes), las proteínas y las grasas.
Algunas células del cuerpo humano se renuevan de forma continua (piel, intestino), mientras que otras no tienen esta posibilidad (células del hígado). Con los años, los radicales libres pueden favorecer una alteración genética sobre las primeras, que contribuye a aumentar el riesgo de cáncer o a reducir la funcionalidad de las segundas, una característica propia del envejecimiento. Un grupo de vitaminas, minerales, colorantes naturales y enzimas denominadas antioxidantes bloquean el efecto dañino de los radicales libres. Entre ellas destaca el selenio.
Funciones
El selenio frena el efecto nocivo de los radicales libres ya que forma parte de la glutation peroxidasa, una enzima antioxidante propia del organismo. Ésta asegura la destrucción del peróxido de hidrógeno, que se forma como consecuencia de la oxidación. La función del selenio es evitar este proceso, al actuar sobre las células y las membranas celulares.
Este mineral está vinculado con el sistema inmunológico porque es capaz de aumentar la producción de glóbulos blancos. Por ello se estudia su acción protectora frente al cáncer, las enfermedades cardiovasculares y el envejecimiento. Otras funciones relevantes en las que participa son la neutralización del efecto de los metales pesados y su participación en el metabolismo de los lípidos o grasas. Algunos estudios indican, incluso, que una dieta deficiente en selenio puede influir de forma negativa en la fertilidad masculina.
La nuez de Brasil es el alimento con más cantidad de selenio. Sin embargo, es tan poco conocido como el propio mineral. Le siguen los cereales integrales, el marisco, los pescados, las carnes y los productos lácteos. Las verduras constituyen también una buena fuente de selenio, aunque su contenido depende de la presencia de este oligoelemento en la tierra de cultivo.
Una dieta variada, con productos animales y vegetales, garantiza un aporte suficiente de selenio para el organismo. Su deficiencia en el cuerpo humano es poco frecuente, pero cuando se da, causa dolor muscular y problemas de corazón. Diversos estudios relacionan las zonas geográficas con una menor presencia de selenio en la tierra y, en consecuencia, en los alimentos cultivados en ella, debido a la sobreexplotación del terreno. En estas zonas podría detectarse una mayor incidencia de cáncer en la población, aunque las investigaciones en este aspecto no son concluyentes.
La cantidad diaria recomendada es de 50 microgramos (un microgramo es la millonésima parte de un gramo), que se satisface con una dieta equilibrada. En circunstancias específicas puede ser preciso un aporte complementario, como en personas con hábitos alimentarios insanos, fumadoras o ancianas.