El pulpo se captura durante todo el año. Se comercializa fresco, cocido o sin cocer, congelado (siempre cocido) o en conserva (ejemplares de pequeño tamaño) y en ocasiones desecado. En los puntos de venta, generalmente se comercializa limpio y con la carne ablandada.
En comparación con el resto de mariscos, el pulpo tiene un escaso valor energético y su contenido de colesterol y de proteínas es relativamente bajo. Entre los minerales destaca el aporte de calcio (144 mg por 100 g), y entre las vitaminas, la vitamina A, la B3, y en menor proporción, B1 y B2.
¿Cómo limpiar el pulpo?
Para limpiarlo, en primer lugar se separan los tentáculos. Después se debe dar la vuelta al manto, eviscerar el ejemplar y quitar los ojos y la boca. A continuación se recomienda introducir el pulpo durante un par de minutos en agua hirviendo para poder pelarlo más fácilmente. Por otro lado, para ablandar su carne se puede golpear el pulpo contra una superficie dura o bien congelarlo durante unos tres días.
Los pulpos de pequeño tamaño suelen tener la carne tierna y sabrosa por lo que no es necesario ablandarla. De los ejemplares de mayor tamaño, sólo se consumen los tentáculos.
¿Cómo cocinarlo?
Su carne tiene un sabor excelente debido a su alimentación. Se puede hervir o asar a la parrilla o freír. Combina muy bien con ajo, cebolla, tomate, limón, aceite de oliva, pimentón, jengibre, vino o salsa de soja. La tinta se aprovecha para elaborar salsas que acompañan a este marisco o a otras preparaciones como la pasta y el arroz. En el mercado se puede adquirir la tinta del pulpo por separado, en bolsas de pequeño tamaño o congelada.