Alaska es un estado que hace fontera con Canadá y que está bañada por el Oceano Pacífico y el Ártico. Tan sólo unos kilómetros le separan de Rusia, por medio del estrecho de Bering. Asistir a carreras de trineos, disfrutar de la naturaleza o adquirir auténtica artesanía indígena son sólo algunas de las cosas que se pueden realizar durante la estancia en el Ártico.
Más que un paisaje helado
La mayor parte de Alaska es inaccesible, y el turista si quiere desplazarse por el Cículo Polar Ártico ha de necesitar canoas y motos de nieve. Sobre ellas podrá disfrutar de espectaculares glaciares, fiordos y picos nevados. Sin embargo, en esta zona del Ártico no todo está helado. La geografía de Alaska también recoge cordilleras montañosas -como la cordillera de Brooks-, bosques frondosos y parques naturales de incalculable belleza. Entre los ríos, el más importante es el río Yukón que desemboca en el estrecho de Bering.
Un territorio salvaje
La fauna terrestre y marina es una de las maravillas que fascina al turista; que puede presenciar desde las más dóciles especies y en casos excepcionales, hasta los peligrosos osos Kodiak. Su abundante fauna marina que habita sobre las frías aguas oceánicas y las aves que surcan los fuertes vientos, convierten a Alaska en un paraíso para el visitante. Alaska es quizás uno de los pocos lugares del mundo donde se pueda ver tan de cerca leones marinos, focas, morsas y ballenas.
Pescado frito recién capturado
Alaska dispone de gran cantidad de productos autóctonos de pesca y de caza. Entre los ejemplares de pesca más habituales en la zona están los salmones y las truchas. En Alaska es practicamente seguro que en cualquier restaurante los ejemplares sean frescos y recién capturados. Sin embargo, las formas de cocinar suelen ser siempre las mismas, o bien a la plancha o fritas. También se puede encontrar en los restaurantes algunas variedades del tradicional sushi japonés.
El pescado frito es un plato que se suele comer a cualquier hora del día, incluso en el desayuno. Esta primera toma del día suele ser muy contundente con el fín de que la energía de los alimentos resguarde a las personas del frío que invade aquella zona a cualquier hora del día. En todos los restaurantes se pueden encontrar consistentes desayunos presentado a modo de plato combinado que incluye huevos preparados de diversas formas, patatas fritas, pescado frito y filetes empanados. En definitiva, son las frituras la forma más habitual de cocinar en este país.
Resulta curioso cómo las tribus de esquimales, conocidas como inuit, sobreviven de la caza y de la pesca en unas condiciones climáticas donde ni siquiera crecen las plantas. De sus capturas lo aprovechan prácticamente todo y en la mayoría de las ocasiones lo consumen crudo.
Tierra de eterno día…, y eterna noche
Algo que sorprende mucho al turista son las tierras del «sol de medianoche», localizadas por encima del Círculo Polar Ártico. Es una helada tundra donde la luz solar se distribuye de una forma muy peculiar. Los inviernos son extremadamente fríos -se llegan a alcanzar los 50ºC bajo cero- y la oscuridad es un factor presente durante las 24 horas del día. Sólo en estos meses se podrá disfrutar de la belleza de la aurora boreal. En cambio, en los meses estivales ocurre lo contrario: el sol no se oculta en ningún momento del día durante meses.
Ya de regreso a casa, el mejor recuerdo de Alaska que un viajero se puede llevar, son las espectaculares imágenes grabadas en su retina. Si aún y todo alguien busca un recuerdo material, es la artesanía de marfil uno de los detalles más apreciados y valorados en Alaska.