Las alergias aparecen con mayor frecuencia en la infancia. Se trata de una reacción o respuesta inapropiada del organismo ante una sustancia concreta, el alergeno, que es bien tolerada por la mayoría de personas. En la alergia alimentaria, el alergeno es principalmente una proteína de un alimento con el que entramos en contacto por ingestión, contacto o inhalación. Nuestro organismo crea anticuerpos que nos defienden de infecciones bacterianas, víricas, etc. En personas con alergia alimentaria no está clara su etiología. En un porcentaje elevado de los casos, se debe a que el organismo produce un anticuerpo, la IgE (inmunoglobulina E), dirigido contra el producto que actúa como alergeno.
La unión entre el alergeno y la IgE desencadena la reacción alérgica con repercusiones clínicas muy variables de unas personas a otras: síntomas cutáneos, gastrointestinales, respiratorios (asma) o incluso neurológicos (desórdenes del sueño). Si la reacción alérgica afecta a varios órganos puede provocar un cuadro de shock anafiláctico, que es un cuadro grave que precisa atención médica urgente, ya que si no se actúa rápidamente puede comprometer la salud de la persona. Esta reacción suele aparecer inmediatamente después de la ingesta del alimento o pasados unos minutos, y requiere tratamiento médico urgente.
Las manifestaciones clínicas en la alergia pueden tener un inicio agudo, durante los primeros seis meses de vida, con diarrea grave, vómitos, dolores cólicos abdominales y otros síntomas (fiebre, distensión abdominal); o un inicio tardío que cursa con retraso en el crecimiento (peso y talla), heces voluminosas, distensión abdominal y signos de malnutrición como anemia ferropénica.
Alergia al pescado
En la alergia al pescado, son las propias proteínas de dicho alimento, la histamina que se forma al descomponerse (sustancia de alto poder antigénico) y el parásito Anisakis, las causas de aparición de reacciones alérgicas. El «Anisakis simplex» es un gusano de unos 2 cm de largo, cuyas larvas viven en el conducto digestivo de muchas especies como la merluza, el atún, el bacalao, los cefalópodos (pulpo, sepia y calamar) y los crustáceos (langostas, cangrejos…). Este parásito se introduce en el humano al ingerir pescado crudo, en salazón, ahumado, en escabeche, marinado o poco cocinado, y puede producir una reacción alérgica en la persona, en ocasiones grave.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que personas con sensibilidad al pescado pueden tener reacciones tras la ingesta de otros alimentos como carnes de animales (cerdo, gallina, etc.) alimentados con harinas de pescado.
Síntomas frecuentes
La erupción, el picor cutáneo y la dificultad respiratoria son los síntomas que habitualmente manifiesta una persona con alergia al pescado. Muchos niños, no todos, que padecen dermatitis atópica y asma suelen empeorar significativamente cuando consumen pescado.
El papel de la dieta
La alergia causada por pescado o marisco es más duradera en su sensibilización y puede perdurar durante décadas o para toda la vida. En estos casos, el único tratamiento probado y eficaz consiste en llevar una dieta exenta de pescado y derivados o del pescado causante, sin olvidar que hay otros productos en el mercado que incluyen entre sus ingredientes diversos componentes de los pescados.
Los pescados más implicados son: bacalao, abadejo, salmón, trucha, atún, anchoa y caballa. Suele existir alergia cruzada entre estos pescados, esto significa que la persona alérgica a uno de los pescados citados lo suele ser también a los restantes.
Alimentos a excluir de la dieta (según tolerancia individual)
- Pescados y derivados: el pescado implicado o en ocasiones cualquier pescado, surimi o chaka (palitos de cangrejo), marisco (crustáceos y moluscos).
- Grasas: aceite de hígado de bacalao.
- Otros productos que incluyan entre sus ingredientes: harina de pescado y caldos de pescado (bien el propio producto u otros platos precocinados que lo incluyan como ingrediente).
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