El zumo de frutas como la naranja, el pomelo o la manzana puede reducir la eficacia de determinados medicamentos. Así lo ponen de manifiesto estudios presentados por científicos estadounidenses y canadienses durante el encuentro anual de la Sociedad Americana de Química (ACS).
Hace unos 20 años, el profesor de la Universidad Western Ontario (Canadá), David Bailey, descubrió precisamente lo contrario. Bailey demostró que el zumo de pomelo bloqueaba una enzima que interviene en la descomposición de determinados medicamentos y, por tanto, aumentaba sus efectos.
Sin embargo, los últimos análisis realizados por el equipo del investigador canadiense revelan que la naringina, el principal ingrediente activo del pomelo, altera la absorción del antihistamínico fexofenadina en el intestino y reduce los beneficios del mismo a la mitad.
Un grupo de pacientes consumió este fármaco, bien con agua o con un vaso de zumo. En aquellos que bebieron zumo se observó que la naringina bloqueaba el principal transportador del medicamento, llamado OATP1A2, y resultaba más difícil de absorber por el intestino para su paso a la sangre.
Posteriormente, los investigadores confirmaron que el zumo de pomelo, naranja o manzana reducía la absorción de etoposida, un agente anticancerígeno, así como de ciertos betabloqueadores para prevenir infartos y tratar la hipertensión, como atenolol, celiprolol, talinolol, y algunos antibióticos como ciprofloxacino, levofloxacino y itraconazol.