La exposición diaria a factores que pueden debilitar el sistema de defensas contra infecciones es muy elevada. Una alimentación desequilibrada, el humo del tabaco, la contaminación ambiental, el estrés y el sedentarismo o, por el contrario, el exceso de ejercicio, provocan que el organismo y su sistema inmunitario se debiliten, lo que provoca la adquisición fácil de cualquier infección (catarros, gripes o cistitis, entre otras) y que ésta dure mucho más tiempo.
La alimentación, fundamental
El sistema inmunitario se encarga de detener o eliminar organismos infecciosos o cuerpos extraños que se introducen en el cuerpo humano. Cuando éste es invadido por dichos gérmenes o sustancias desconocidas, dicho sistema reacciona y comienza a fabricar sustancias químicas encargadas de destruirlos.
La alimentación es un factor muy importante en relación con el sistema inmunitario. De hecho, existe una relación directa entre ambos, ya que si ésta es inadecuada o insuficiente se produce una caída de las defensas. Por el contrario, si es equilibrada y completa ayuda a mantenerlo en forma e incluso a fortalecerlo.
Ejercicio sí, pero de forma moderada
El deporte es imprescindible para el desarrollo integral de la infancia, pero los excesos en los entrenamientos son muy perjudiciales
El exceso de ejercicio puede provocar daños en el sistema, debilitando las defensas. Estudios realizados con deportistas de élite han manifestado que estos contaban con niveles bajos de anticuerpos, por lo que tenían un mayor riesgo de contraer infecciones víricas. Todo lo contrario ocurre con la práctica de un ejercicio moderado, ya que en este caso se fortalece el sistema inmunitario.
Asimismo, se ha comprobado que aquellos que trabajan los músculos sin prudencia ni mesura tienen niveles de zinc más bajos, lo que provoca fatiga e, incluso, depresión. En el caso de los niños, estas alteraciones pueden tener consecuencias aún peores. El deporte es imprescindible para su desarrollo integral, pero los excesos en los entrenamientos, como cuando se les prepara para ser deportistas de élite, pueden perjudicarles. Debe ser la actividad física la que se adapte a la persona y no al contrario. Por tanto, el ejercicio debe hacerse con moderación y regularidad.