Alimentos y bebidas que aseguran mejorar el tono de la piel, el brillo de los ojos, eliminación de las arrugas y aumento del volumen del cabello, han irrumpido en nuestros mercados con una buena acogida. Grandes y conocidas marcas de los sectores de la industria alimentaria y la cosmética se están aliando para crear productos que compitan en el sector de la belleza con un futuro más que prometedor.
El colágeno, el ácido hialurónico, el coenzima Q10 y el aloe vera, conocidos ingredientes de cremas, mascarillas, maquillajes y champús, comenzaron a aparecer en el etiquetado nutricional de aguas de bebida que anunciaban propiedades cosméticas, ideadas para realzar la belleza del cuerpo humano. Hoy día, cada vez son más los productos (leches fermentadas, refrescos y zumos, entre otros) que incluyen alguno de estos ingredientes con estos fines.
Mercado mundial de la nutricosmética
Un ejemplo que funciona en países como Japón es la alianza entre dos grandes empresas reconocidas, una alimentaria y una de cosméticos. Ambas empresas han desarrollado y lanzado al mercado japonés el agua ‘adelgazante’ cuyo concepto se basa en la teoría del aroma de Shisheido, la cual sugiere que el efecto de la fragancia de las frutas como el pomelo puede aumentar la producción de un tipo de proteínas UCP (UnCoupling Protein) que actúa sobre los adipocitos, promoviendo la combustión de grasa dentro de la célula.
En EE.UU. con el reclamo de ‘Una piel sana desde dentro’ y con apuestas innovadoras, una empresa de cosméticos se ha convertido en la primera que basa el cuidado de la piel no sólo en productos tópicos, sino en fórmulas que se ingieren de forma oral, y que cuenta como producto estrella con un agua que lucha contra las arrugas. Las sustancias responsables de los anunciados efectos de esta bebida son un complejo de vitaminas antioxidantes y minerales como el magnesio o el cinc, cuyas proporciones varían en función del objetivo que se pretenda conseguir: tratamiento del acné, tratamiento reafirmante, anti-edad, anti-envejecimiento, entre otras.
Golosinas con gran contenido en colágeno se venden como alternativa a las inyecciones de relleno de pómulos y labios
En el Reino Unido triunfa un agua mineral que lleva fibra dietética para promover el buen funcionamiento de tracto digestivo, extracto de aloe vera para combatir el estreñimiento, extracto de alcachofa como apoyo a la función detoxificante del hígado y la vesícula biliar; vitaminas C, B6, niacina, ácido pantoténico, ácido fólico y calcio para ayudar a mantener el sistema de defensas. Está concebida como un valor añadido a la hidratación y se ofrece como una alternativa al agua mineral natural.
Belleza a través de los alimentos
En occidente, una de las pioneras del lanzamiento de alimentos cosméticos a gran escala ha sido una reconocida empresa láctea. Un ejemplo de ‘dermonutrición’ es una leche fermentada con efectos cosméticos o dermatológicos, que según estudios clínicos realizados por la propia empresa, consigue reducir de forma significativa la pérdida transepidérmica de agua, mejorando la hidratación de la piel, su calidad y salud. El secreto está en la adición de un complejo de ingredientes como el aceite de borraja, la vitamina E, antioxidantes del té verde y fermentos probióticos exclusivos, que van dirigidos a las capas más profundas de la piel.
Según los propios productores, estas sustancias contribuyen a conseguir la diferenciación de las células epiteliales más externas de la dermis, potenciando su efecto de barrera ante los agentes externos. El café y el cacao no se quedan atrás en la carrera de la ‘nutricosmética’. Una empresa danesa tiene previsto vender a través de máquinas expendedoras en centros de belleza, gimnasios y centros de fitness, un chocolate caliente con una alta concentración de flavonoides, asociados con la salud de la piel y el efecto anti-edad.
Otra empresa líder de alimentación ha ideado una bebida con base de café que aprovecha su alto contenido en vitaminas para caracterizarla como protectora frente a los radicales libres, que dañan el sistema de defensas y el material genético de las células. Las golosinas rellenas de colágeno con sabor a fresa, frambuesa o pomelo se están intentando introducir en el mercado europeo desde Japón. Contienen 300 miligramos por unidad de esta importante proteína estructural y se venden como alternativa a las inyecciones de colágeno como relleno de pómulos y labios.
Imagen: Jason JTTodos estos productos innovadores y muchos más que pronto veremos en el supermercado y puntos de venta especializados, se están clasificando bajo los términos ‘funcional’ o ‘nutracéutico’. La definición de estos términos, avalada por la legislación alimentaria europea, no es coherente en muchos casos con el tipo de alimento que se está anunciando. Está claro que un caramelo o una sopa concebidos para aumentar el volumen de los labios no son un alimento diseñado para tener un efecto positivo en la salud, como lo serían los yogures ricos en esteroles o los productos con omega3, que disminuyen el riesgo cardiovascular.
En cuanto a la parte cosmética, la legislación comunitaria y, por tanto, la española, exige la existencia de un dossier en los productos cosméticos que contenga la fórmula cuantitativa y cualitativa del producto, especificaciones fisicoquímicas y microbiológicas de las materias primas y del producto acabado, el método de fabricación, la evaluación de la seguridad para la salud humana del producto acabado, los datos existentes sobre los efectos no deseados del producto para la salud humana y, sobre todo, pruebas que demuestren el efecto reivindicado por el producto cosmético.
En el gran abanico que se está desplegando de alimentos cosméticos, hay marcas y países que ofrecen garantías de seguridad, porque avalan sus productos con estudios que prueban y explican el nexo entre el alimento y sus acciones sobre el organismo. Pero hay otros muchos países y productores que no lo hacen. Por ello, según Jesse Halliday, periodista y editora de NutraIngredients.com, uno de los más prestigiosos y reconocidos sitios web sobre alimentos y bebidas con origen en el Reino Unido, reivindica la necesidad urgente de una distinción legal entre todos estos productos y que el término ‘nutricosmético’ no se convierta en una especie de cajón de sastre con cabida para todo.