Los alimentos con gluten son protagonistas habituales de diversas polémicas en el mundo de la nutrición. Una de ellas es la relacionada con su fecha de aparición en la dieta de los bebés. La polémica, en este caso, es la siguiente: mientras que hace unos pocos años se instaba a los padres a demorar la incorporación de los alimentos con gluten hasta que el bebé tenía ocho meses, hoy es fácil encontrar recomendaciones que proponen incorporarlos a partir de los cuatro meses. Pese a que un estudio reciente parece sustentar esta segunda posibilidad, el presente texto explica por qué lo ideal es ofrecer alimentos con gluten cuando el bebé tiene unos seis meses de edad, mientras que todavía toma leche materna.
Sobre el gluten y la enfermedad celíaca en bebés
El gluten es la principal proteína de cuatro cereales muy utilizados en nuestra alimentación: avena, cebada, centeno y, sobre todo, trigo. Otros cereales menos conocidos, el kamut, el triticale y la espelta, también contienen gluten. Las fuentes más frecuentes de esta proteína son los alimentos elaborados con trigo -es decir, el pan, la pasta, la mayoría de cereales de desayuno, las pizzas, los pasteles…-, aunque puede aparecer en cualquier alimento en cuya elaboración se hayan utilizado harinas, almidones, féculas, sémolas o cualquier otro derivado de los cereales antes detallados.
En bebés con una predisposición genética determinada se puede producir una respuesta inmunitaria al gluten conocida como enfermedad celíaca. La palabra «celíaca» proviene del término «koiliak» que, en griego, significa «que sufre del vientre». Refleja bastante la realidad, porque en estos niños el gluten ingerido con la dieta lesiona el tejido de su intestino. Es más probable que desarrollen la enfermedad niños con diabetes tipo 1 o con síndrome de Down, así como los hijos de padres celíacos. La enfermedad debe confirmarse con una biopsia intestinal, y debe ser el pediatra quien la diagnostique (los «autodiagnósticos» son muy frecuentes -y peligrosos- en el campo de las reacciones adversas a los alimentos).
Si se incorpora el gluten mientras el bebé aún toma leche materna, el riesgo de enfermedad celíaca disminuye de forma clara
Hasta hace unos años, para evitar que dichos bebés susceptibles desarrollasen la enfermedad, se aplicaba el planteamiento «cuanto más tarde mejor». Es por ello que se aconsejaba, con buena intención, demorar la aparición del gluten hasta los ocho meses (o más). Así, a modo de ejemplo, el ‘Manual práctico de Nutrición en Pediatría‘, publicado en 2007, señalaba lo siguiente: «se aconseja introducir el gluten sobre los 8-9 meses para evitar las formas graves de presentación de la enfermedad celíaca». Nuevos estudios, sin embargo, apuntan que no es preciso esperar para ofrecer alimentos con gluten a los bebés y que demorar su incorporación podría ser incluso contraproducente. Cuando los menores empiezan a mostrar interés por comer, ya pueden aparecer estos alimentos en su dieta, si bien deberán hacerlo en pequeñas cantidades y de forma progresiva. Si se incorpora el gluten mientras el bebé aún toma leche materna, el riesgo de enfermedad celíaca disminuye de forma clara.
Gluten y bebés: la polémica de los cuatro meses
Una investigación publicada en marzo de 2013 en la revista Pediatrics ha sugerido que incorporar los alimentos con gluten a partir de los cuatro meses prevendría numerosos casos de enfermedad celíaca en bebés predispuestos. En 2008 una sociedad pediátrica de referencia, la ESPGHAN, emitió una recomendación similar. No obstante, diversos científicos cuestionan la validez de este consejo.
- Por una parte, investigadores del Royal Children’s Hospital (Melbourne, Australia), consideran que los datos del estudio de 2013 son inconsistentes y que contiene varios errores metodológicos.
- Por otra, investigadores alemanes, españoles, ingleses, italianos, portugueses y de los Países Bajos indicaron en octubre de 2011 y en enero de 2012, en la revista Maternal & Child Nutrition, que la recomendación de la ESPGHAN no se basa en evidencias sólidas.
Es importante tener presente que sugerir incorporar el gluten a los cuatro meses choca de frente con las considerables ventajas que supone amamantar a los bebés de forma exclusiva hasta los seis meses, tal y como demostró un metaanálisis publicado en agosto de 2012 por el prestigioso centro Cochrane. La Academia Americana de Pediatría, por su parte, indica que los bebés amamantados de forma exclusiva solo hasta los cuatro meses presentan más riesgo de padecer enfermedades respiratorias del tracto inferior, otitis media, y diarrea que los amamantados de forma exclusiva hasta los seis meses o más. El riesgo de neumonía en dichos niños se multiplicaría por cuatro. Pese a ello, datos de la OMS y la OECD indican que solo un 40% de los bebés españoles son amamantados a los cuatro meses.
La recomendación más sensata a este respecto la aporta la citada Academia Americana de Pediatría: como está fuera de duda que la lactancia materna protege al bebé de la enfermedad celíaca (entre otras muchas patologías tanto del niño como de la madre) no debemos tener presente tanto el momento de la exposición al gluten como la importancia de mantener la lactancia exclusiva hasta los seis meses y continuar con la lactancia materna todo el tiempo que madre e hijo deseen. Así, el gluten aparecerá en la dieta del bebé mientras está recibiendo leche materna, que protege su sistema inmunitario, implicado en la enfermedad celíaca.
En cuanto a los bebés no amamantados, pese a que las evidencias no permiten extraer conclusiones sobre cuándo es más recomendable que aparezca el gluten, sí sabemos que es muy desaconsejable que lo haga antes de los cuatro meses (algo habitual) y que conviene que se incorpore de forma paulatina y escalonada. Esto último, en cualquier caso, es aplicable a todos los bebés.