La mejor forma de que los niños prueben y se adhieran a una alimentación saludable es exponerlos continuamente a alimentos que lo son, como un acto natural y cotidiano. Las comidas familiares pueden ser un momento para dar ejemplo. Pero no solo en las familias recae esa labor, como contamos a continuación en este artículo donde también recogemos pequeños cambios que podemos hacer en nuestros hábitos de alimentación y comportamientos para comer mejor. Porque ser físicamente activo es tan decisivo como limitar el consumo de alimentos insanos y evitar las conductas sedentarias.
Pequeños cambios para comer mejor
La guía alimentaria “Pequeños cambios para comer mejor” de la Agencia de Salud Pública de Cataluña (ASPCAT) ofrece 12 consejos englobados en tres grandes grupos de mensajes sencillos sobre hábitos y alimentos que se deben potenciar, los que se deberían reducir, y aquellos que se deben cambiar por otros más saludables y respetuosos con el medio ambiente.
✳️ Alimentos con un perfil nutricional más saludable y un estilo de vida relacionado con mejoras en los indicadores de salud
- Frutas y hortalizas
- Legumbres
- Frutos secos
- Vida activa y social
✅ Cambiar a otras opciones más saludables y sostenibles
- Agua
- Alimentos integrales
- Aceite de oliva virgen
- Alimentos de temporada y proximidad
❎ Alimentos y productos cuyo consumo es demasiado elevado y se relaciona con importantes problemas de salud
- Sal
- Azúcares
- Carne roja y procesada
- Alimentos ultraprocesados
Fomentar una alimentación saludable es labor de todos
Dificultar el acceso a alimentos insanos es, por una parte, una responsabilidad social individual: si en casa no se compran alimentos insanos, los niños tendrán acceso limitado a los mismos, lo que podría disminuir el riesgo de algunas enfermedades relacionadas con el sobreconsumo de estos alimentos. Es decir, las decisiones individuales y familiares tienen un impacto en la sociedad y en el entorno que nos rodea.
Por otra parte, la ciencia dice que la publicidad de estos alimentos y la exposición a las pantallas influye en las preferencias y en el consumo de comida basura, por lo que, sin lugar a dudas, es también una responsabilidad social empresarial.
Finalmente, existe una responsabilidad social pública o gubernamental, que reside en las instituciones y administraciones encargadas de diseñar y ejecutar políticas, poner barreras a la comida basura través de leyes, decretos y regulaciones, más aún cuando la ciencia sugiere que son políticas efectivas y posibles.