Los desplazamientos en coche son más frecuentes en estas fechas. Puentes, vacaciones de invierno, visitas familiares, celebraciones navideñas… Son muchos los motivos que nos hacen salir de casa y, en ocasiones, suponen viajes largos. Conducir requiere nuestra máxima atención, tener los reflejos a punto y la vista, despejada. Y los alimentos que ingerimos antes o durante el viaje inciden de manera directa en nuestro estado de vigilia. Por ello, una alimentación inadecuada puede afectar a la destreza y, en consecuencia, a la seguridad. El siguiente artículo recoge pautas sobre los alimentos recomendados y los desaconsejados tanto para el conductor como para el acompañante y los niños que viajen en el vehículo.
Viajar en coche: qué comer
Las golosinas, las galletas, los snacks y los refrescos azucarados son los primeros compañeros de travesía que se montan en el coche cuando nos disponemos a hacer un viaje por carretera. Pero deberían quedarse en casa. Son, con diferencia, los menos indicados. Todos ellos contienen una gran cantidad de azúcares añadidos, grasas, cafeína o gas, una combinación que no facilita una buena digestión y que, por el contrario, provoca pesadez de estómago, hinchazón, gases y somnolencia. Además del malestar, esto merma de manera notable las capacidades necesarias para una óptima conducción.
- Para el conductor y el acompañante. Viajemos a solas o en compañía, la alimentación de los adultos es fundamental. Sobre todo, la del conductor y la de su copiloto, que también ha de estar atento y con energía para hacerle el camino más fácil. En el caso de quien conduce, es muy importante evitar las digestiones pesadas, ya que provocan somnolencia y cierta sensación de sopor. Para ello es recomendable seguir una dieta sana y equilibrada, evitar el consumo de grasas saturadas -como bollería, chucherías, galletas o chocolatinas- y, a cambio, elegir alimentos de fácil digestión, sin grasas añadidas y sin condimentos especiales.
Si se come en restaurante: es preferible consumir alimentos con hidratos de carbono, verduras, carne, pescado, legumbres y fruta. Debe primar la calidad de los alimentos sobre cualquier otra variable (un gusto, un antojo, las prisas, etc). Por tanto, deben ser comidas sanas, fáciles de digerir, bajas en azúcares, bajas en grasas y moderadas en fibra. Se puede comer un poco de pasta o arroz y después pescado o bien carne con verduras y patatas asadas.
Si las comidas se preparan en casa: tendremos una gran oportunidad de planificar platos nutritivos y, al mismo tiempo, ligeros. Los bocadillos con pan integral (o pan blanco) con lechuga, pavo, tomate, atún o queso son idóneos para comer en las áreas de servicio. También lo son las ensaladas de pasta, patata o arroz con hortalizas o verduras.
Bebidas: una buena hidratación resulta imprescindible. Si bien no es necesario beber más allá de lo que indica el sabio y ancestral mecanismo de la sed, tampoco podemos desatenderlo. En cuanto a las bebidas excitantes -que pueden mantenernos despiertos-, es necesario mencionar el café. Su ingesta por parte de personas habituadas no supone un riesgo para la salud, siempre que no se consuma en exceso, y puede ayudar a mantener la concentración.
- Para los niños. Uno de los principales problemas al viajar con niños en coche son los mareos. ¿Cómo evitarlos? La mejor opción es comer de forma ligera y olvidarse de las comidas copiosas o los alimentos de difícil digestión. Si los viajes son cortos, es preferible no comer nada, ya que la sensación de pesadez de estómago favorece las náuseas y mareos. La dieta de los niños durante los viajes en coche debe ser equilibrada: platos ligeros, frescos y fáciles de digerir. Los bocadillos fríos vegetales, las ensaladas de pasta o arroz y los tentempiés a base de fruta fresca o frutos secos son los alimentos más recomendados.
Qué tipo de alimentos evitar cuando se viaja en coche
Al viajar en coche, no solo conviene saber qué tipo de alimentos y bebidas consumir, sino también cuáles evitar. Entre ellos, destacan:
- Un consumo excesivo de calorías. Con la excusa del viaje, por lo general, nos volvemos más permisivos. Se tiende a consumir alimentos ricos en grasa y en calorías. Esta elección, además de favorecer las indigestiones, añade a nuestro organismo una gran cantidad de calorías que no necesita y que, por tanto, se traducen en un aumento de grasa corporal. Es importante sustituir las patatas fritas, los snacks o las golosinas por fruta fresca o frutos secos.
- Embutidos grasos. Cuando llevemos bocadillos preparados en casa, es mucho mejor rellenarlos con atún, jamón serrano, pavo, jamón york, queso tierno, fresco o semicurado, en lugar de hacerlo con embutidos más pesados como el chorizo, los quesos grasos o las tortillas rellenas.
- Alcohol. Además de estar prohibido por ley, beber alcohol al volante es una temeridad. Su consumo disminuye las capacidades y los reflejos del conductor, por lo que está contraindicado. Puede ser motivo de graves consecuencias. Aunque paremos a comer, no se debe consumir ni una copa de vino ni una cerveza.
- Bebidas «energéticas». Si se toman en exceso para evitar el sueño pueden acarrear problemas, como un aumento del nerviosismo o una sobreexcitación, que tampoco es el estado apropiado para conducir.