Aromatizar quesos para ensaladas: cuáles elegir y cómo hacerlo

Casi todos los quesos se pueden combinar con hierbas aromáticas, aunque hay algunos que van especialmente bien para las ensaladas. Toma nota:

Su suave sabor y su textura elástica hacen resaltar las hierbas como la albahaca y el orégano. La ensalada caprese es el mejor ejemplo.

🌱 Hierbas recomendadas: albahaca, orégano, tomillo.

Su textura cremosa absorbe con facilidad los sabores de las hierbas. También tiene un sabor suave, aunque ligeramente ácido, que se complementa bien con hierbas como el orégano, entre otras.

🌱 Hierbas recomendadas: tomillo, romero, orégano, albahaca.

Este queso tiene un sabor salado y picante que combina bien con hierbas secas y frescas. Es idóneo para mezclas en ensaladas o como relleno en otros platos.

🌱 Hierbas recomendadas: orégano, menta, albahaca, eneldo.

El queso manchego tiene un sabor robusto, salado y añejo que puede maridar bien con hierbas de sabor fuerte. Queda muy bien cuando preparamos tablas de quesos, pero también se puede usar en ensaladas (sin abusar), para darles un toque picantón.

🌱 Hierbas recomendadas: romero, tomillo, orégano.

Los quesos aromatizados tienen multitud de aplicaciones: pueden acompañar ensaladas y canapés, o hasta funcionar como entrantes por sí solos. De hecho, es sorprendente el frescor que aportan las especias y hierbas a un elemento tan graso como el queso.

• Queso. Elige el que más te guste para utilizar en ensaladas.
• Hierbas (frescas o secas). Las más socorridas —y más fáciles de conseguir— son tomillo, romero, orégano, albahaca, eneldo y perejil. Si no las encuentras frescas, siempre puedes utilizar las que se venden secas.
• Aceite de oliva virgen extra. Es importante que el aceite sea de buena calidad porque influirá en el sabor final.
• Ajo, guindilla y pimienta (opcionales). Tanto la pimienta como la guindilla o los dientes de ajo pueden añadir un toque adicional de sabor. Eso sí, es importante no pasarse con las cantidades para evitar que estos sabores anulen el sabor del queso.
• Tarro de cristal con tapa para almacenar el queso aromatizado.

Si usas un queso en bloque, córtalo en cubos o rodajas gruesas, según prefieras. Si es un queso blando, como el fresco o el de cabra, puedes dejarlo en trozos grandes o en su forma original.

• Hierbas frescas. Si empleas hierbas frescas, es importante lavarlas y secarlas bien. Se pueden utilizar enteras o picaditas.
• Hierbas secas. La ventaja es que están listas para usar tal cual. Eso sí, mira la fecha de caducidad: los alimentos no son eternos (y las hierbas aromáticas tampoco).
• Ajo o guindilla. Pela los dientes de ajo y córtalos en láminas finas, si decides utilizarlo. Pica finamente un poquito de guindilla, en caso de que quieras emplearla.

• Pon un poco de queso en el fondo del tarro y agrega las hierbas que hayas elegido.
• Vierte suficiente aceite de oliva para cubrir por completo la capa de queso y hierbas.
• Repite este proceso, agregando capas de queso y hierbas, hasta llenar el tarro.
• Presiona con suavidad las capas para asegurarte de que todo el queso esté sumergido en el aceite. Asegúrate de que el queso esté completamente cubierto de aceite antes de cerrar el tarro.

• Cierra el tarro y guárdalo en el frigorífico al menos durante 24 horas para que los sabores se mezclen.
• Si quieres conseguir un sabor más intenso, déjalo reposar 3 o 4 días (no más de una semana).
• Cuando quieras sacar el queso del tarro, usa utensilios limpios para evitar la contaminación y prolongar su vida útil.
• Cuando termines de utilizar el queso, no tires el aceite. Con este proceso, también se aromatiza el aceite y puedes usarlo para aliñar ensaladas.