Es bien sabido que llevar a cabo una alimentación sana, variada y equilibrada, ayuda a prevenir la aparición de algunas enfermedades, además de jugar un papel fundamental en el mantenimiento de la salud. Por ello es importante recordar que muchos alimentos son fuente de innumerables sustancias capaces de ayudar al sistema inmune a desarrollar sus funciones.
Alimentos que potencian las defensas del organismoA lo largo de la vida existen épocas en las que por diferentes motivos, las defensas pueden verse mermadas. En estos casos nada mejor que ofrecer al cuerpo una buena cantidad de vitaminas como la A, C y E, y de minerales entre los que destacan el hierro, el zinc, el selenio y el cobre.
La vitamina C posee una importante capacidad para aumentar las funciones del sistema inmunológico ya que favorece la producción de interferón, un factor celular que interfiere en la capacidad de los virus para infectar las células. También participa en la formación de colágeno, un componente esencial de las membranas celulares, por lo que contribuye al mantenimiento de las barreras naturales contra las infecciones. Además, el déficit de vitamina C hace que las células encargadas de la destrucción de microorganismos no puedan dirigirse hacia ellos para destruirlos.
La vitamina E también posee la capacidad de potenciar las defensas del organismo, de hecho varios estudios afirman que en humanos la repuesta del sistema inmunológico aumenta tras la administración de vitamina E. En el caso de la vitamina A, ésta representa un papel muy importante en la defensa frente a las infecciones y en el buen mantenimiento de las mucosas. Se ha observado que una deficiencia de esta vitamina provoca alteraciones en el número de linfocitos (células responsables de la respuesta inmunitaria), así como una disminución de la respuesta inmune, una alteración de las mucosas y un aumento en la susceptibilidad a las infecciones. También se han observado alteraciones en las funciones del sistema inmune como consecuencia de una deficiencia de vitaminas del grupo B debido a una disminución en la producción de anticuerpos.
Dentro de los minerales, el hierro juega un papel importante ya que su deficiencia puede afectar a la proliferación celular y por lo tanto disminuir la respuesta inmune. Por otro lado, una falta de selenio hace que disminuya la actividad bactericida y la respuesta de los anticuerpos frente a ciertos tóxicos. El cobre es un agente antiinflamatorio y antiinfeccioso, si bien en este caso es difícil que tenga lugar una deficiencia ya que el cobre se encuentra ampliamente distribuido en diferentes alimentos y el cuerpo lo necesita en cantidades muy bajas.
Estas vitaminas y minerales se encuentran en gran variedad de alimentos, si bien los ricos por excelencia en estos micronutrientes son las frutas, las verduras y las hortalizas. Entre las frutas se encuentran algunas tan conocidas y consumidas como la piña, el melón, las fresas o las naranjas, y otras tan exóticas y originales como el mango, el caqui o la guayaba. Dentro del grupo de verduras y hortalizas destacan el pimiento, el tomate, las verduras de la familia de la col, la zanahoria y las verduras de hoja verde en general, por lo que las ensaladas y platos de verduras variadas pueden resultar una fuente inigualable de vitaminas y minerales.
Existen además otros alimentos que también pueden contribuir al mantenimiento de las funciones inmunitarias como es el caso de los cereales de grano entero, los frutos secos o el aceite de oliva, rico en vitamina E, así como las legumbres, buena fuente de algunos minerales como el zinc.
Y además…Existen plantas con propiedades muy interesantes de las que nos podemos aprovechar como por ejemplo la equinácea, el espino albar, las hojas de grosello, el tomillo, el escaramujo, la alfalfa o la genciana, ya que ayudan a reforzar la inmunidad. Con ellas se pueden elaborar sabrosas y reconfortantes infusiones.
No obstante, existen otros muchos factores que influyen sobre el estado de nuestras defensas y que conviene tener en cuenta. Algunos de ellos como la falta de descanso o el estrés, suponen uno de los principales enemigos del sistema inmunitario. Además apenas existe tiempo para hacer un poco de ejercicio, y por el contrario el consumo de sustancias tóxicas como el tabaco o el alcohol va en aumento, por lo que las defensas se ven afectadas de forma negativa.