El Gobierno subirá el IVA de las bebidas azucaradas y edulcoradas en 2021. Con la puesta en marcha de esta medida, que se presentó el pasado jueves ante la Comisión Europea, se pretende favorecer un estilo de alimentación más saludable y combatir las actuales cifras de sobrepeso y obesidad de nuestro país, donde hay más personas adultas con exceso de peso que personas con un peso normal. Cuando entre en vigor, el impuesto de los refrescos pasará del 10 % al 21 %, el mismo que se aplica ahora al tabaco o al alcohol. ¿Es efectivo aumentar el gravamen de los productos insanos para reducir su consumo?
55 litros de refrescos por persona al año
Subir impuestos es una medida casi siempre impopular, sobre todo cuando el aumento afecta a un producto ampliamente consumido, como sucede con los refrescos. Según los últimos datos disponibles, en España se toman 55 litros de bebidas refrescantes por persona cada año. Esta categoría incluye gaseosas, bebidas sabor cola, limón o naranja, tónicas, bebidas refrescantes de té o café, bebidas que combinan zumo y leche y bebidas isotónicas. Las bebidas sabor cola son, de lejos, las más consumidas en casa: tomamos unos 18 litros anuales por persona. También son las que contienen mayores cantidades de azúcar.
¿Cuánto azúcar hay en un litro de refresco normal? De media, 90 gramos. La cifra varía según el tipo de bebida y la marca, pero en algunos casos, como en los refrescos sabor cola, alcanza los 106 gramos por litro. Esta cifra cuadruplica la cantidad máxima recomendada para todo un día. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas no deberíamos consumir más de 25 g diarios de azúcares libres (ya sean añadidos a los alimentos y bebidas por nosotros o por la industria, o estén presentes de forma natural en productos como la miel, los jarabes y los zumos). Una lata estándar de cualquier refresco supera esta cantidad.
Hay que tener en cuenta, además, que las bebidas refrescantes no son la única fuente de azúcares libres en nuestra dieta. Por el contrario, este ingrediente está presente en muchos otros productos de consumo habitual, desde las galletas, los helados y los bollos (más obvios) hasta la mayonesa, el pan de molde o el “jamón de York” (menos evidentes). Es decir, el azúcar también está presente en alimentos y bebidas que no son dulces, como los fiambres o la tónica. De ahí que algunos expertos en alimentación y salud, como Rafael Urrialde, apunten que centrarse solo en un producto es insuficiente. «¿Por qué no todos los alimentos y bebidas con alto contenido en azúcares y edulcorantes se cambian al IVA general del 21 %?», pregunta Urrialde.
Bebidas azucaradas y obesidad
Los expertos en nutrición y las instituciones de salud pública coinciden en que las bebidas azucaradas tienen escaso o nulo valor nutricional, que aportan una ingente cantidad de calorías vacías y que su consumo aumenta el riesgo de sufrir diversas enfermedades, desde la diabetes tipo 2 y la caries dental hasta la hipertensión arterial y la obesidad.
Esto afecta a toda la población, incluidos, por supuesto, los más pequeños. Como señala la Organización Mundial de la Salud, “el aumento del consumo de bebidas azucaradas está asociado con el sobrepeso y la obesidad en los niños y, por tanto, la reducción del consumo de bebidas azucaradas también puede disminuir el riesgo de sobrepeso y obesidad infantil”. En España, el 40 % de los niños de entre 6 y 9 años tienen exceso de peso.
Bebidas edulcoradas y obesidad
El gravamen anunciado por el Gobierno afectará también a los refrescos edulcorados, aunque no contengan calorías. ¿Por qué se incluyen si no tienen azúcar y no engordan? Porque su sabor excesivamente dulce puede modificar nuestras preferencias alimentarias, incidir en el tipo de cosas que nos gustan (las que tengan sabores más intensos o más dulces), y eso, de algún modo, también está relacionado con la obesidad. Pero ¿cómo?
El pediatra Carlos Casabona y el dietista-nutricionista Julio Basulto, que recientemente han publicado un libro sobre bebidas y salud, explican que los refrescos light, zero o sin azúcar pueden generar en sus consumidores habituales “una preferencia por alimentos muy dulces, algo que empeorará su patrón alimentario”. En su opinión, “esto es especialmente preocupante en niños”, ya que, si se acostumbran al gusto dulce tan intenso de estos edulcorantes, puede que en un futuro su paladar los prefiera a unos alimentos saludables como las frutas o las hortalizas, cuyo sabor es mucho menos potente.
Esto, junto con la publicidad, explica por qué elegimos estas bebidas, y no el agua. “La elevada frecuencia con la que se ingieren bebidas con azúcar, edulcorantes bajos en calorías, con exiguas cantidades de jugos de fruta, saborizantes, etc. produce un condicionamiento de la conducta. Esto se debe al gratificante estímulo dulce que provocan o al cosquilleo que proporciona el gas que llevan muchas de ellas. Por eso no es raro encontrar niños, jóvenes y adultos que rechazan el agua tal y como es: inodora, incolora e insípida”, nos decía hace poco Carlos Casabona en esta entrevista.
IVA y refrescos: del 10 % al 21 %
Imagen: smdelacolina
En consonancia con este enfoque, el Gobierno aumentará el gravamen de las bebidas azucaradas y edulcoradas para desincentivar su compra y consumo. En dinero, esto significa que una lata de tónica pasará de costar 0,65 euros a 0,71 euros; que una botella de 2 litros de bebida sabor cola dejará de valer 1,59 euros para venderse a 1,75 euros; o que un pack de seis latas sabor naranja ya no costará 2,82 euros sino 3,10 euros, por poner solo algunos ejemplos. Más allá de las marcas, las ofertas, el lugar de compra o el tipo de envase, el aumento real será de unos pocos céntimos.
¿Pueden estas cantidades hacer la diferencia? En opinión del dietista-nutricionista Eduard Baladía, coordinador del Centro de Análisis de la Evidencia Científica de la Academia Española de Nutrición y Dietética (CAEC-AEND), aplicar tasas a las bebidas azucaradas en una buena decisión, aunque reconoce que quizás sea insuficiente si se tienen en cuenta los resultados que se podrían alcanzar. Esto es, un descenso de compra y consumo de entre el -5 % y -14 %, de acuerdo a los resultados de una revisión sistemática y metaanálisis sobre el impacto de los impuestos sobre las compras publicado en 2019 en Obesity Reviews.
En paralelo, el dietista-nutricionista Juan Revenga considera que un cambio impositivo de estas características debería acompañarse de unas medidas publicitarias acordes que impidan su promoción: “¿Cómo es posible proponer un cambio de IVA a refrescos edulcorados y a zumos por su negativo perfil dietético y, sin embargo, estar exentos de cualquier limitación en el marco del Código PAOS?”, pregunta. Este código, que regula actualmente la publicidad de alimentos y bebidas dirigidas a los menores, es excesivamente permisivo para el abogado Francisco José Ojuelos, experto en Derecho Alimentario. “Con un Código PAOS que es una bicoca, resulta bochornoso que en 2017 hayamos tenido un nivel de incumplimiento del 88 %”, exponía Ojuelos en esta entrevista, publicada hace un par de años.
El anuncio del aumento del IVA ha generado un enfático rechazo en la industria, tanto en Asociación Nacional de Fabricantes de Bebidas Refrescantes (Anfabra) como en la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), que califican la medida de injusta y discriminatoria. En opinión de la FIAB, este aumento “solo tiene un efecto recaudatorio que además va a impactar más gravemente a las rentas más desfavorecidas». La FIAB vaticina que la subida del IVA «va a retraer de manera considerable el consumo» y sostiene que los aumentos impositivos “no cambian hábitos y además no tienen ningún efecto probado sobre la salud ya que la obesidad y el sobrepeso tienen un origen multifactorial”.
Miguel Ángel Royo Bordonada, presidente de la Asociación Madrileña de Salud Publica, Escuela Nacional de Sanidad (Instituto de Salud Carlos III), apunta que subir el IVA a las bebidas azucaradas parece más una medida recaudatoria que de salud pública y señala algunas carencias de la medida anunciada, como que no baja el IVA de los alimentos saludables ni tasa el volumen o cantidad de azúcar. En esta línea, José María López Nicolás, vicerrector de Transferencia y Divulgación Científica, y catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Murcia, indica que “hay otros productos igual de insanos (o más) a los que se le debería aplicar lo mismo”.
Por su parte, el dietista-nutricionista Julio Basulto subraya que subir los impuestos de los refrescos “es una medida costo-efectiva. Se sabe que mejora la salud poblacional y que promueve la disminución del consumo de este peligroso producto”. ¿Podría ser una medida meramente recaudatoria? “Si la medida es recaudatoria, que sirva para paliar los gastos de la obesidad”, dice Basulto. Según estima la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos OCDE, si continúa esta tendencia, la obesidad supondrá el 10 % del gasto sanitario de nuestro país.