Estas galletas destacan por su propiedad para reducir el colesterol «de forma 100 % natural» y se promocionan como saludables, pero ¿lo son? Lo cierto es que estamos ante un producto ultraprocesado y de baja calidad nutricional. Pese a que se destaca la presencia de avena como materia prima, su ingrediente principal es harina de trigo refinada. Este es el análisis de su etiquetado.
¿Ayuda a reducir el colesterol?
En varias partes del envase se muestran mensajes que relacionan el consumo de estas galletas con una reducción de este lípido: «Completa tu dieta con avena rica en betaglucano y reduce tu nivel de colesterol». Estas leyendas están autorizadas por la Comisión Europea, ya que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha encontrado evidencia científica que lo avala.
Para poder hacer esta declaración, la normativa exige que se informe al consumidor de que el beneficio se obtiene con una ingesta diaria de 3 gramos de betaglucano de avena y que el alimento contenga al menos 1 gramo de este compuesto por ración. Sin embargo, la normativa no define el tamaño de la ración. En este caso, las galletas Avenacol están elaboradas con un salvado de avena alto en betaglucano.
Una ración de galletas con Avenacol (6 galletas, según indica el fabricante en el envase) aportan 1 gramo de betaglucano, por lo que, para conseguir el efecto beneficioso de reducción del colesterol habría que consumir 18 galletas al día (la mitad del contenido de la bolsa). El consumo de 18 galletas implica la ingesta de 684 kcal (más de un tercio de las 2.000 kcal diarias que se toman como ingesta de referencia para adultos), 30,6 g de azúcares y 25,2 g de grasas, cantidades incompatibles con una dieta saludable.
? Recomendación. Esos 3 gramos de betaglucano se pueden incorporar a la dieta con entre 50 y 80 g de copos de avena (dependiendo de su variedad) y a un precio de entre 0,13 y 0,21 euros al día. Además, los copos de avena aportarían otros compuestos interesantes como fibra insoluble, sin la contrapartida de los azúcares simples, la harina y las grasas refinadas de las galletas.
El mensaje de las grasas
En el envase se incluye otra leyenda: “Nuestras galletas están elaboradas con aceite de girasol alto oleico, que las dota de un alto contenido en ácidos grasos insaturados como el oleico. Sustituir en tu alimentación grasas saturadas por insaturadas contribuye a mantener niveles normales de colesterol sanguíneo”. Se trata de una declaración de propiedades saludables que se atribuye a la presencia de ácido oleico. Este mensaje está autorizado por la Comisión Europea, ya que la EFSA ha encontrado evidencia científica que lo avala.
Para poder hacer esta declaración, al menos el 70 % de los ácidos grasos presentes en el producto debe proceder de grasas insaturadas, y estas deben aportar más del 20 % del valor energético del producto. La mayor parte de la grasa (un 88 %) está compuesta por ácidos grasos insaturados (AGIs). Se considera que sustituir las grasas saturadas por insaturadas ayuda a mantener niveles normales de colesterol sanguíneo y, puesto que el 30 % del valor energético de estas galletas procede de los AGIs, se puede incluir esta declaración en la etiqueta.
Información nutricional
- Calorías. Es un producto de alta densidad energética (456 kcal /100 g).
- Grasa. Cuenta con un alto contenido en grasa (17 g /100 g) procedente del aceite de girasol alto oleico (un 33 % de las kilocalorías totales), lo que supone que la mayor parte de ellas son insaturadas (15 g/100 g). El aporte de grasas saturadas no es elevado (1,9 g/100 g).
- Hidratos de carbono. Presenta un alto contenido (66 g/100 g), procedentes mayoritariamente de la harina refinada y, en mucha menor proporción, del salvado de avena. Los hidratos de carbono suponen el 58 % de las kilocalorías totales del producto.
- Azúcar. Destaca la presencia de 20 gramos de azúcares por 100 g, que en su práctica totalidad son añadidos y, por lo tanto, azúcares libres cuyo consumo la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda limitar a un máximo de 25 g al día.
- Fibra. Supone un buen aporte de fibra procedente del salvado de avena (5 g /100 g) y de las proteínas aportadas por la harina refinada y el salvado.
¿Qué significa ‘rústica’?
Nada. Se trata simplemente de un reclamo comercial que el consumidor asocia con un producto más tradicional pero que, realmente, no está recogido en la legislación. Es puro marketing.
Recomendado por la Fundación Española del Corazón
Este producto lleva el sello de una institución privada promovida por la Sociedad Española de Cardiología. La Organización Médica Colegial aprobó en 2016 una declaración de la Comisión Central de Deontología en la que se concluye que es contrario a la ética que instituciones, organizaciones y sociedades científico-médicas avalen productos alimentarios de dudoso beneficio para la salud (como las galletas que contienen grandes cantidades de azúcar), puesto que se considera una forma de publicidad subliminal en la que se entiende que el producto viene avalado por una sociedad científica.
Valoración Nutri-Score y conclusión
La valoración obtenida en el sistema Nutri-Score es C. Le favorece el aporte de fibra, pero su alto contenido energético y la gran cantidad de azúcares simples son los factores que penalizan la valoración.
En suma, es un producto que, por composición, se considera de bollería e incorpora dos declaraciones de propiedades saludables, ambas relacionadas con el mantenimiento del valor normal o la reducción del colesterol sanguíneo. No obstante, para conseguir dicho efecto deberían consumirse 18 galletas a diario, lo que supondría un tercio del valor energético diario y un aporte de 30 g de azúcares simples. Ello es incompatible con una dieta saludable. No supone una diferencia nutricional respecto a las galletas tipo María integrales convencionales, pero tiene un precio muy superior: 8,83 euros/kg frente a 3,40 euros/kg (precio de las galletas María Fontaneda integral).