La bebida de soja se recomienda a la mujer embarazada o aquella que acaba de tener un bebé por distintas razones: porque no consume lácteos, porque tiene alergia a la caseína o intolerancia a la lactosa, por ejemplo. También se aconseja a la madre que omita el consumo de leche de vaca y derivados en caso de antecedentes familiares de alergias alimentarias con el fin de no exponer al recién nacido a alimentos potencialmente alergénicos.
El molesto cólico El dolor cólico abdominal que sufren muchos bebés puede ser un síntoma indicativo de un proceso de alergia a la caseína (proteína de la leche de vaca que le llega al bebé a través de la leche materna), aunque en esos casos suele ir acompañado de otros síntomas: cutáneos (aproximadamente entre un 50 y un 70% de los casos), gastrointestinales (del 50 al 60%) y respiratorios (entre un 20 y un 30%). A menudo, varios de estos síntomas se presentan de forma asociada y el inicio de los mismos pueden aparecer a la hora o varias horas después de la ingesta de la leche, o en los días siguientes, aunque esto último suele tener más relación con las molestias gastrointestinales. La alergia a la caseína se produce en un 45% de los casos antes del año de edad; en un 75% a los dos años y en un 90% antes de los cinco años, y no es infrecuente que aparezca durante el primer mes de vida.
Cómo influye la alimentación de la madre La mucosa del intestino del recién nacido es más permeable al paso de moléculas de mayor tamaño (proteínas) que en las personas adultas. A esto se une el hecho de que el sistema de defensa del bebé es inmaduro, lo que favorece el paso masivo de proteínas desde el intestino hacia la sangre, lo que facilita la sensibilización del niño frente a las proteínas de la leche.
Los expertos en alergología aseguran que una posible vía de sensibilización podría ser la leche materna, a través de la cual cierta cantidad de proteínas de la leche de vaca que toma la madre pasarían al lactante. La sensibilización depende de la exposición a los antígenos y uno de los primeros contactos con antígenos capaces de desencadenar una alergia son los alimentos. Por ello, es importante establecer una pauta dietética específica tanto para la madre durante los meses de amamantamiento exclusivo, como para el bebé con la introducción progresiva de los distintos alimentos.
Otra posible vía de sensibilización, descubierta recientemente, es la vía transplacentaria ya que se han detectado anticuerpos IgE específicos a la leche de vaca en la sangre del cordón umbilical de los neonatos. Por este motivo, desde el servicio de ginecología se aconseja a la futura madre que siga una dieta hipoalergénica durante el embarazo y la lactancia en caso de tener antecedentes familiares con alergia alimentaria.
Dieta hipoalergénica Una vez establecido el diagnóstico, o ante la evidencia de la carga genética, el dietista pautará una dieta para la madre exenta en caseína, ya que pequeñas cantidades, aunque no produzcan síntomas, pueden favorecer la persistencia o el aumento de la sensibilización. La caseína es la proteína de mayor poder antigénico, abundante en la leche de vaca. Además de la leche de vaca, se han de eliminar de la dieta todos aquellos productos elaborados con leche (yogur, cuajada, queso, natillas, salsas diversas, croquetas… ). Por otra parte, hay que tener en cuenta que muchos fabricantes utilizan en el proceso de elaboración de sus productos ingredientes ya elaborados que pueden contener componentes alergénicos y no aparecen detallados en las etiquetas de los productos finales.
Una alternativa saludable a la leche de vaca es el batido de soja y los derivados de la soja (postres tipo yogur, tofu…).
El menú de un día
Desayuno: Batido de soja. Pan tostado con tomate, aceite y jamón serrano. Zumo de fruta natural.
Almuerzo: Fruta y yogur de soja.
Comida: Lentejas con arroz y verduras Pechuga de pollo espolvoreada de perejil y limón a la plancha. Pan y fruta.
Merienda: Vaso de batido de soja. Galletas sencillas.
Cena: Crema de verdura y patata. Lenguado empanado con ensalada. Pan y fruta.