Es cierto que hay estudios que subrayan que introducir de forma temprana ciertos alimentos podría ser eficaz para reducirlo. Sin embargo, no hay consenso científico y esos mismos trabajos inciden en que aún falta investigación al respecto.
En este contexto, la recomendación de las expertas consultadas es exponer al bebé a toda clase de alimentos durante al menos tres días, especialmente a los que son susceptibles de causar alergias, para saber si estos causan este tipo de reacción, algo necesario para estar preparados ante una reacción imprevista más adelante por casos, por ejemplo, de contaminación cruzada. Después, no habría problema en prescindir de los alimentos de origen animal, siempre y cuando la alimentación se planifique y suplemente de modo correcto.
La importancia de una correcta planificación durante la alimentación complementaria
Como recuerda Mónica Carrera, doctora en biología especializada en alergias alimentarias en el Instituto de Investigaciones Marinas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IIM-CSIC), la alimentación complementaria es un período relevante en el desarrollo del bebé durante el que introducen constantes novedades en forma de alimentos sólidos y líquidos distintos de la leche materna o de fórmula.
Además de esta sucesión de novedades, a través de las primeras tomas de contacto con los alimentos también se lleva a cabo el entrenamiento de su sistema inmunitario, de cara a reconocer y tolerar los distintos tipos de proteínas presentes en los alimentos que son también los alérgenos, esto es, las sustancias susceptibles de generar alergias.
“La falta de exposición temprana a ciertos alérgenos comunes (como proteínas de leche, huevo y pescado) puede significar que el sistema inmunológico del niño no haya desarrollado tolerancia a estos alimentos. Al introducir estos alimentos más adelante, existe un potencial riesgo de reacciones alérgicas”, aclara Carrera.
Alergias alimentarias
Hablamos de alergias cuando el organismo percibe como una amenaza sustancias que no lo son. “Este contacto activa una respuesta inmunológica exagerada que se manifiesta en diversos órganos del cuerpo”, explica en su página web la Clínica Universidad de Navarra.
Es durante el inicio de la alimentación complementaria, según Carrera, cuando el sistema inmunitario del niño es más receptivo a aceptar nuevos alimentos sin desarrollar una respuesta alérgica. De hecho, según la Asociación Española de Pediatría (AEP), entre los riesgos de la introducción tardía de la alimentación complementaria se encuentra un mayor riesgo de alergias e intolerancias alimentarias.
“El microbioma intestinal del niño juega un papel fundamental. Así, una mayor diversidad en la dieta contribuye al desarrollo de un microbioma saludable y diverso, que está asociado con una menor incidencia de alergias”, aclara Carrera.
Bebés con alimentación vegetariana o vegana y riesgo de alergias alimentarias
Siempre que estén bien pautadas y suplementadas, tanto las dietas veganas como vegetarianas son perfectamente adecuadas para adultos y niños de todas las edades. Eso sí, si los padres deciden que sus hijos sigan una dieta vegana, “deben consultar a un especialista en nutrición pediátrica, para que el niño reciba un correcto aporte de proteínas, grasas y vitaminas”, recomienda Ana Martínez Cañavate, presidenta de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP).
Ahora bien, ¿qué ocurre con los bebés a los que, por seguir una alimentación vegana, no se expone a los alérgenos de alimentos de origen animal, como el huevo o el pescado?
“A los bebés con alimentación complementaria vegana también se les sugiere introducir alimentos potencialmente alergénicos, como huevo, pescado y marisco, desde el principio, aunque solo sea durante tres días, para descartar alergias desde bien pequeños”, responde Patricia Nevot, dietista-nutricionista del Centro Júlia Farré.
Aunque hace falta más investigación al respecto, existen estudios que señalan que una exposición temprana a ciertos alimentos susceptibles de causar reacciones alérgicas, como los huevos o los cacahuetes (triturados o molidos), podría tener un efecto protector frente a ellas.
Alimentación complementaria variada
“La introducción de la alimentación complementaria hay que hacerla variada y desde siempre. Si se exponen por primera vez a una determinada proteína siendo mayores, será más fácil que alimentos que, a lo mejor, hubieran tolerado de pequeñitos, causen reacciones alérgicas”, concluye Martínez.
Por lo tanto, para descartar posibles alergias e independientemente del tipo de alimentación que vaya a seguirse después, es recomendable proporcionar al pequeño todos los alimentos susceptibles de poder causarlas.
Así, podrán tomarse las medidas necesarias para evitar situaciones habituales que pudiesen poner en riesgo la salud. “Es fácil que haya contaminación cruzada en el comedor escolar, en restaurantes… Así, [siendo conscientes de la existencia de la alergia] el riesgo es menor, se decida o no en un futuro comer proteínas de origen animal”, plantea Nevot.
La recomendación de la Academia Española de Nutrición y Dietética es introducir los alimentos de uno en uno y no incorporar uno nuevo hasta pasados tres días, para poder observar las reacciones que este suponga en el bebé, si es que las hay.