Llega septiembre, mes de la vuelta al colegio y el comienzo de los entrenamientos y competiciones deportivas infantiles. El ejercicio de varias horas por semana se materializa en el partido que enfrenta a equipos de distintos centros escolares o clubes deportivos. Padres y demás acompañantes saben que a partir de ahora tienen una cita obligada los sábados para asistir al partido de fútbol, baloncesto, tenis o a la carrera de patinaje. ¿Pero qué ocurre después de los encuentros? Entre los niños que practican algún deporte con regularidad es común que tras cada entrenamiento o partido tomen las llamadas “bebidas para deportistas” en lugar de agua. No obstante, ¿las necesitan para el esfuerzo físico que realizan?
Las bebidas conocidas como isotónicas o para deportistas que se pueden adquirir en la tienda y que están diseñadas para reponer líquidos después de practicar deporte están de moda entre los más pequeños. En su etiqueta aseguran ser un «alimento complementario para deportistas con sales minerales» o «bebidas adaptadas a un intenso desgaste muscular, sobre todo para deportistas, con sales minerales». Pero, ¿son adecuadas para los niños?
El agua es más que suficiente
El consumo de estas bebidas dulces y azucaradas es una suma superflua de calorías y azúcares a la dieta infantil
El agua es el principal ingrediente de estas bebidas, además de azúcar o sacarosa y, en algunos casos, una mezcla de distintos azúcares (jarabe de glucosa deshidratada o maltodextrina) y sales minerales disueltas (cloruro sódico, fosfato, calcio, carbonato de magnesio, cloruro potásico, fosfato potásico). A estos ingredientes mayoritarios se suman variedad de aditivos con fines sobre todo saborizantes y reguladores de la acidez (ácido cítrico, citrato de sodio), además de antioxidantes (ácido ascórbico), emulsionantes o estabilizantes (almidón modificado, goma de acacia) y colorantes (beta-caroteno). Los sabores mayoritarios que se repiten en todas las marcas son naranja y limón u otros más novedosos, como la lima.
El alto contenido en azúcares de estas bebidas hace que no sean las más apropiadas para los niños que practican deporte, aunque esto suceda varias horas al día y varios días por semana. Ofrecerlas a los pequeños es una práctica errónea e innecesaria y no hace más que crear un mal hábito entre los niños. Además, al ser dulces, se habitúan a una mayor apetencia por las bebidas azucaradas, que son una suma superflua de calorías y azúcares a la dieta infantil.
El esfuerzo físico que desarrolla el niño no es tanto como para necesitar un aporte extraordinario de azúcares y sales minerales más allá del que le proporcionarán los alimentos comunes que ingiera para almorzar, comer, merendar o cenar, en función del horario del entrenamiento o de la competición.
(*) La bebida con sabor naranja es un poco más dulce.
Casi sin enterarse, el niño que bebe medio litro de estas bebidas ingiere entre 30 y 40 g de azúcares, equivalentes a cuatro sobres de este producto. Es una cantidad de absorción rápida desproporcionada para el esfuerzo físico realizado. Hay suficientes evidencias sobre el vínculo entre la ingesta de bebidas azucaradas y el exceso de peso como para desaconsejar a los niños su consumo entre horas. Aunque mientras están activos y practican deporte pueden gastar las calorías extras ingeridas con este tipo de bebidas azucaradas y otros alimentos dulces, no resulta un buen hábito que tomen antes, durante o después del ejercicio este tipo de bebidas porque pueden marcar o acentuar su apetencia por el dulce.
La tendencia hacia los alimentos más ligeros, en cuanto a calorías, favorece que se vendan productos que no tienen mucho sentido en sus propósitos. Es el caso de las bebidas light para deportistas, en las que el azúcar, uno de los ingredientes con fines nutricionales específicos en estas bebidas, se reduce a la mitad o se sustituye por edulcorantes.
El resultado es un producto que se vende en los estantes de bebidas dirigidas al ámbito de la práctica deportiva, pero que en realidad es solo agua con algunas sales minerales disueltas. El azúcar en las bebidas para deportistas tiene un doble fundamento: proporciona cierta energía rápida que el organismo asimila para el trabajo y la recuperación muscular y favorece la absorción del sodio, uno de los elementos minerales añadidos y que conviene reponer siempre que haya habido pérdidas.
Esto sucede en caso de sudoración excesiva, esfuerzo físico intenso o cuando se practica ejercicio en ambientes muy calurosos y húmedos. Por ello, se puede decir que estas bebidas “bajas en calorías” o “sin azúcares” cumplen la misma función de hidratación que si se bebiera agua.