Una de las recomendaciones generales que se da a las mujeres embarazadas con historial familiar de atopía (es decir, con alergias, asma o eccemas) es que eviten tomar cacahuetes, tanto durante el embarazo como durante la lactancia del recién nacido. El objetivo es minimizar el riesgo de que los niños con mayor riesgo puedan desarrollar alergia. En 1998, el Departamento de Salud del Reino Unido hizo pública esta recomendación. Ahora, un grupo de investigadores se ha preguntado, primero, si la advertencia ha sido seguida por las mujeres y, segundo, cuáles han sido los efectos.
Lo que afirman los expertos en su estudio, publicado este mes de marzo en la revista Journal of Human Nutrition and Dietetics, es que el consejo es seguido por muchas mujeres que ni siquiera tienen riesgo de alergia, por lo cual estarían evitando el alérgeno de forma innecesaria. Los investigadores, del Centro de Investigación en Alergias en la Isla de Wight (Reino Unido), realizaron el estudio con una cohorte de 858 mujeres embarazadas y 660 niños y realizaron un cuestionario sobre las dietas y dos años después realizaron pruebas de alergia en los niños.
Los resultados mostraron que el 65% de las mujeres, con atopía o no, siguieron el consejo y dejaron de comer cacahuetes. Los tests de alergia revelaron que 13 de los 660 niños (el 2%) tenían sensibilidad a los cacahuetes. De este grupo de 13, 11 tenían un historial familiar de atopía y las madres de 10 de ellos habían evitado durante el embarazo cacahuetes durante el embarazo. «Las madres del 77% de los niños con sensibilidad a los cacahuetes habían evitando estos frutos secos durante la gestación. En este estudio, el consumo de cacahuetes en el embarazo no está asociado al desarrollo de la alergia en el niño», dicen los científicos en el estudio. De ahí que no queda claro que la evitación del alérgeno prevenga el desarrollo posterior de la alergia. Algo llamativo para los investigadores es que muchas mujeres que no tienen historial familiar de alergias están evitando los cacahuetes de forma innecesaria.
O bien el consejo es malinterpretado por las madres o bien no es bien transmitido correctamente, dicen los autores. Muchas mujeres reciben esta advertencia a través de sus comadronas en el primer trimestre de embarazo, cuando éstas destacan ciertas precauciones dietéticas a tener en cuenta. Es muy probable, dicen los científicos, que esta precaución de evitar los cacahuetes sea comunicada muchas veces como un consejo general al margen del historial familiar.
La alergia no ha disminuido
Muchas mujeres que no tienen historial familiar de alergias están evitando los cacahuetes de forma innecesaria
Coincidiendo con la publicación de este estudio, otro trabajo británico de la Universidad de Southampton se ha hecho la misma pregunta y ha seguido la evolución de 1.072 madres y sus respectivos bebés, que fueron concebidos después de 1998. El 61% de 957 madres recordaban la advertencia pero sólo 36 dejaron de comer cacahuetes. Las madres que no eran primerizas eran menos propensas a cambiar su dieta. De los niños, 30 daban un resultado positivo en el test de alergia y 20 habían desarrollado la alergia.
Dicen los investigadores de este trabajo que la prevalencia de sensibilidad al cacahuete en esta cohorte es del 2,8% y la alergia a los cacahuetes actualmente afecta al 1,8% de los escolares británicos que empiezan ahora la escuela. Es casi el doble de la cifra que siempre se había manejado en el Reino Unido para esta alergia (el 1%). Según los investigadores, «es difícil discernir el impacto, negativo o positivo, del consejo del gobierno británico sobre la prevalencia de la alergia en los niños británicos de 4 a 5 años entre los años 2003 y 2005». La única conclusión por ahora es que la alergia no ha disminuido.
El resultado común en los dos trabajos británicos es que no está claro que evitar los cacahuetes durante el embarazo proteja al bebé de futuras alergias. De todas formas, también se ha visto que el seguimiento de la advertencia es bastante irregular. ¿Hay que evitar los cacahuetes o no? La recomendación general sigue siendo que sí, si hay un riesgo de alergia en la familia. Algunos estudios habían sugerido con anterioridad que el feto podía hacerse más sensible a los cacahuetes si su madre consumía este producto y desarrollar posteriormente a lo largo de su vida una alergia.
La alergia al cacahuete es potencialmente fatal y su prevalencia, al igual que otras alergias, está creciendo. Dado que las reacciones al cacahuete pueden ser muy graves y llevar, en algunos casos, a la muerte, las autoridades británicas optaron por el menor riesgo y recomendar a las embarazadas con historial familiar de alergias evitar los cacahuetes, así como cualquier producto que pudiera contener trazas de ellos. La prevención es importante, ya que la alergia se va agravando con cada exposición sucesiva. La recomendación no afecta al aceite de cacahuete refinado (que también puede estar presente en productos medicinales o cosméticos), que no produce alergias en individuos susceptibles.
Si durante el embarazo se han evitado los cacahuetes, el niño no presenta sensibilidad a ellos pero hay historial familiar de alergias, la recomendación de los expertos es que se sigan evitando todos los productos con cacahuete hasta que el niño cumpla tres años, para impedir que desarrollen sensibilidad a ellos, lo que les haría susceptibles de desarrollar reacciones alérgicas. De cualquier forma, y al margen de las alergias, también recomiendan no dar cacahuetes a los niños menores de cinco años para evitar el riesgo de que se puedan atragantar y ahogar con ellos.