La cafeína del té no suele poner tan nervioso como la del café por diversas razones: aunque una hoja de té fermentado (té negro), contiene por gramo más cantidad de cafeína que el propio café, al necesitarse mucha menor cantidad de planta para hacer una taza (2 gramos), ésta tiene entre la mitad y la tercera parte de cafeína que la que contiene el café. Por otro lado, durante el proceso de fermentación el té va aumentando su contenido en cafeína o teína (se consideran sustancias análogas) hasta que llega a un máximo, para luego descender si se produce una postfermentación. Eso hace que el té verde tenga muy poco contenido en cafeína. Una taza de café tiene entre 60 y 120 mg de cafeína, una de té negro entre 25 y 100 mg, y una de té verde tan sólo 10 ó 15 mg. O sea, una taza de té verde es unas ocho veces menos excitante que una de café.