Los problemas relacionados con la obesidad son numerosos. El exceso de peso compite, junto con el tabaco, para situarse como el factor de riesgo número uno de las enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de muerte. Sólo en España se calcula que mueren anualmente 18.000 personas como consecuencia del sobrepeso, una cifra muy por debajo del 300.000 de muertos en EE.UU., pero no por eso menos impactante. “Somos lo que comemos”. La cultura popular es la primera en relacionar nuestra constitución física y nuestra salud con la alimentación. Sin embargo, tampoco hay que olvidar que lo que bebemos también influye en nuestro peso.
Imagen: Brian Lary
Cuando se trata de adelgazar, inmediatamente pensamos en comer menos y hacer más ejercicio. No obstante, según un grupo de científicos del Johns Hopkins Bloomberg School of Public Health, además deberíamos pensar en lo que bebemos. Los investigadores han demostrado en un artículo publicado en «American Journal of Clinical Nutrition» que la reducción de la ingesta de calorías líquidas también cuenta para perder peso. Partiendo de la observación de que la epidemia de obesidad en los EE.UU. ha seguido paralela al aumento del consumo de refrescos, los investigadores han efectuado un estudio para conocer hasta qué punto el consumo de calorías líquidas influye en el peso.
Calorías líquidas
Una moderación en el consumo de calorías líquidas ayuda a evitar problemas de sobrepesoPara el estudio, los expertos han clasificado las bebidas en siete grupos en función de su composición nutricional: azucaradas, dietéticas, leche, zumo natural, café y té con azúcar, café y té sin azúcar, y bebidas alcohólicas. Posteriormente han controlado el consumo de dichas bebidas en varios grupos de adultos de entre 25 y 79 años durante 18 meses y, por último, han cuantificado las variaciones en el peso de los individuos. Los investigadores han calculado que 810 personas ingieren una media de 356 kcal diarias a través de las bebidas, lo que supone un 19% del total de las calorías diarias.
La reducción a 100 kcal diarias se ha asociado a una pérdida de peso de 0,25 kilos a los seis meses. Cuando se reducen básicamente las bebidas azucaradas, el descenso de peso es de medio kilo a los seis meses y de 0,7 kilos a los 18. A pesar de que las reducciones no son muy significativas, la conclusión es que las calorías líquidas también cuentan y que una moderación en su consumo ayuda a seguir una dieta equilibrada y a evitar los problemas de sobrepeso.
Un centavo contra el azúcar
El impuesto de un centavo de dólar por cada 30 mililitros de bebida azucarada podría suponer una medida efectiva para disminuir su consumo, reducir la obesidad, fomentar la ingesta de bebidas más saludables y, por último, generar el capital necesario para que los gobiernos puedan desarrollar programas para combatir el abuso de las calorías líquidas.
La medida ha sido propuesta en la revista «New England Journal of Medicine» por Kelly Brownell, de la Universidad de Yale, y el doctor Thomas Frieden, jefe del área de salud de la ciudad de Nueva York, y tendría como objetivo «reducir más de un 10% el consumo de bebidas deportivas, jugos de frutas con azúcar y té helado endulzado», según los dos expertos. «Mediante el impuesto se reduciría el consumo de dichas bebidas y se generaría un capital que compensaría los más de 79.000 millones de dólares que anualmente se gasta la sociedad para tratar la obesidad», explican.
Se ha demostrado que la implantación de impuestos en la industria del tabaco ha sido efectiva, pues se calcula que su consumo ha decrecido un 7,8 % por cada 10% de aumento del precio del producto. Los científicos sostienen que una medida similar aplicada a las bebidas azucaradas sería efectiva, pero la industria se opone al impuesto. Hace poco, la Asociación Estadounidense de Bebidas hizo un sondeo que obtuvo como resultado que el 70% de los estadounidenses están en contra de la aplicación de la medida. Asimismo, el sector advierte que el impuesto generaría numerosas pérdidas de puestos de trabajo, una consecuencia no menospreciable teniendo en cuenta que la industria ocupa a más de 220.000 personas sólo en EE.UU.
La industria alimentaria no siempre ha protegido necesariamente los intereses de salud de los consumidores. Es así como la responsabilidad individual de cada consumidor: “Es cierto que la bebida contiene azúcar, pero su correcto consumo es responsabilidad del consumidor”. De este modo, la compañía procura conservar su respeto ante los consumidores argumentando que el problema reside en el correcto consumo del producto, sin mencionar su contenido.
Este tipo de publicidad no puede evitar guardar ciertas similitudes con el tabaco; no importan las sustancias tóxicas del tabaco, todo se soluciona con los mensajes de aviso de las cajas de cigarrillos. Otra técnica que utilizan las grandes multinacionales es ampliar su gama de productos para poder aumentar el número de consumidores sin tener que invertir en publicidad del producto ya conocido. La multinacional en cuestión ha comercializado recientemente un tipo de bebida altamente azucarada que utiliza como atracción un eslogan en el que se dice que la bebida permite al cuerpo sentirse más poderoso físicamente ya que contribuye a la buena integración estructural del sistema muscular y esquelético. Dicha bebida, así como la política publicitaria de la compañía, ya han sido criticadas.