La carne de conejo es un alimento saludable y de gran calidad nutricional. Es fuente de selenio (que ayuda a proteger a las células frente al daño oxidativo) y tiene un alto contenido en vitaminas del grupo B, que contribuyen a disminuir el cansancio y la fatiga. Junto con el pavo, es una de las carnes que aportan menos colesterol. Además, contiene muy poca grasa, y la que tiene es, en gran medida, poliinsaturada (es decir, grasa buena). En el siguiente texto contamos más bondades de este producto, algunas recetas, en qué hay que fijarse al comprarlo y cómo conservarlo y prepararlo.
La carne de conejo es blanca, muy rica en proteínas y baja en calorías cuyo consumo se recomienda a las personas que quieren controlar su peso y quienes tienen problemas cardiovasculares o niveles elevados de colesterol y triglicéridos
La de conejo es una carne blanca, como la del pollo, muy rica en proteínas y baja en calorías. De ahí que muchas veces se recomiende su consumo a las personas que quieren controlar su peso corporal y las que tienen problemas cardiovasculares o niveles elevados de colesterol y triglicéridos. Y posee otras tres cualidades gastronómicas: es tierna, jugosa y de gusto suave. Una combinación ganadora que permite incorporarla en platos muy distintos entre sí, ya sea como protagonista, como acompañamiento o como una sutil nota de sabor.
En Cataluña, la comunidad que lidera el consumo de este animal, existe un plato con nombre de la tierra: conejo a la catalana. Es una exquisita receta guisada que incorpora diversas verduras y hasta un toque de chocolate en su salsa. En la Comunidad Valenciana (la segunda en términos de consumo), el conejo aporta un sabor único al arroz. Y en Andalucía, la tercera región donde más se come esta carne, el conejo al ajillo es un éxito absoluto, incluso entre los turistas.
Por supuesto, el recetario no se agota en el capítulo de los clásicos. Todo lo contrario. Como explica en este artículo el chef Peio Gartzia, el conejo se puede asar en la barbacoa, cocinar en salsa, guisar u hornear con patatas y especias. También es posible incluirlo como acompañamiento en un salteado de pasta, desmenuzar su carne para rellenar canelones o pedirla picada para hacer unas ricas -y magras- hamburguesas.
Qué conejo elegir
La cunicultura es una actividad muy importante en nuestro país, donde se consumen más de 57.500 toneladas de esta carne cada año.
En el mercado podemos encontrar muchos tipos de conejo. En principio, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), solo hay tres clases (ligeros, medianos y pesados), que se diferencian por su tamaño: los ligeros pesan entre 2 y 3 kilos, mientras que los pesados se sitúan entre los 5 y 8 kilos. Los ejemplares medianos son los más interesantes -y empleados- para nuestro consumo. Y, de ellos, las razas más difundidas son la californiana y la neozelandesa blanca.
Sin embargo, también es muy habitual hallar híbridos comerciales obtenidos a partir del cruzamiento de las principales razas. Lo que se busca con ello es mejorar sus cualidades. Como señalan desde el MAPA, el cruce de dos estirpes, incluso pertenecientes a diferentes razas, produce una descendencia de superior calidad a los progenitores, con las buenas características de ambos.
Consejos prácticos para conservarlo y prepararlo
- Cómo conservarlo. Cuando compramos la carne fresca, debemos mantenerla en la nevera (a 4 ºC), si la vamos a cocinar en los siguientes dos días, o congelarla (a -18 o -20 ºC), si la queremos utilizar más adelante.
- Cuánto dura congelada. Esta carne se mantiene en buen estado durante un año, si congelamos el conejo entero, y durante nueve meses, si lo hacemos por piezas, aunque la calidad disminuye con el tiempo.
- Para descongelar:
- La mejor manera de hacerlo es lentamente, en la nevera. Hay que preverlo bien, ya que los cortes de conejo con hueso y los conejos enteros pueden tardar un día o más en descongelarse.
- Con agua fría. Colocamos la pieza en una bolsa impermeable y la sumergimos en agua fría. Es importante cambiar el agua cada 30 minutos. Los paquetes pequeños se pueden descongelar en una hora (o menos) y los grandes pueden tardar entre dos y tres horas.
- En el microondas. Lo importante, en este caso, es cocinar la carne nada más terminar la descongelación, porque algunas partes del alimento se pueden calentar demasiado y comenzar a cocer.
- Qué hacer con las sobras. Hay muchas recetas que se pueden hacer con las sobras (croquetas, salsas, pimientos rellenos…), pero es preciso refrigerar la carne. En la nevera, se mantiene bien durante tres o cuatro días. Si la congelamos, se mantendrá perfecta entre cuatro y seis meses.
- Con qué maridarlo. La mayor parte del conejo que se consume en nuestro país procede de granjas especializadas (según el censo de 2015, en España hay más de seis millones de conejos de cría). Sin embargo, esta carne está ligada tradicionalmente a la caza menor y remite a los sabores del campo. Así, aunque el conejo se puede preparar de muchas maneras, gana en presencia y sabor cuando se cocina estofado o guisado con verduras de temporada, setas y frutos del bosque.