El cromo es un mineral presente en ciertos alimentos y esencial en pequeñas cantidades para el buen mantenimiento de la salud. Además, es un elemento necesario para poder llevar a cabo correctamente el metabolismo de los hidratos de carbono, lípidos y proteínas, siendo su función principal la de potenciar la actividad de la insulina (hormona pancreática). De hecho, las dietas deficientes en cromo se asocian a enfermedades como la diabetes, así como a la aparición de problemas cardiovasculares.
¿Cuáles son sus funciones?
El cromo interviene en el metabolismo de la glucosa, ya que forma parte del factor de tolerancia a la glucosa, que potencia la acción de la insulina, encargada de posibilitar la entrada de los hidratos de carbono sencillos en las células para poder ser utilizados y transformados en energía. Si la insulina es escasa o no funciona correctamente, la glucosa se acumula en la sangre, produciendo lo que se denomina hiperglucemia (niveles por encima de lo normal de glucosa en la sangre).
Al cromo se le atribuye la propiedad de poder controlar los niveles de colesterol en sangre e impedir que se formen placas en las paredes de las arterias, si bien no se conoce con certeza su mecanismo de acción. Se cree que es posible que el cromo sea capaz de inhibir la acción de la enzima encargada de regular la velocidad de formación del colesterol. Algunos estudios afirman que dependiendo de la concentración de cromo éste es capaz de inhibir o de estimular la acción de dicha enzima.
Además, el cromo es junto al hierro un elemento encargado del transporte de determinadas proteínas.
¿Cuáles son las cantidades que aporta normalmente la dieta?
La cantidad de cromo mínima diaria recomendada es de 50 microgramos, aunque se aconseja que esta cantidad varíe entre 50 y 200 microgramos. El cromo es un mineral muy difícil de absorber, ya que de todo el que se ingiere con la dieta, sólo un 3% es asimilado por el organismo. Sin embargo, con una dieta saludable y equilibrada obtenemos la cantidad de cromo necesaria que el organismo necesita, por lo que no sería necesario ningún suplemento. En caso de que haya que llevar a cabo un tratamiento en el que sea preciso un suplemento de cromo, algunos estudios afirman que es suficiente ingerir de 4 a 5 g de levadura de cerveza cada día, que contienen aproximadamente 45 microgramos de cromo por gramo.
¿Dónde se encuentra?
El alimento con mayor contenido de cromo conocido es la levadura de cerveza desecada. La levadura es fuente de cromo GTF (cromo del factor de tolerancia a la glucosa), que es una de las formas en las que más se asimila este mineral. También son buenas fuentes de cromo las grasas y aceites vegetales, así como los cereales integrales, las nueces, el mosto y los lácteos. El cromo también está presente en las carnes, verduras y mariscos, pero en estos alimentos su concentración es menor.
La absorción de cromo en el organismo es muy baja, sin embargo dicha absorción se ve aumentada por la presencia de algunos nutrientes como la vitamina B1 (contenida en alimentos como la soja fresca, el germen de trigo, las carnes y los pescados blancos, los cereales integrales), B2 (presente en la soja fresca, hígado, carnes y cereales tostados) y la vitamina B3 (abundante en la leche de almendras, el atún, el bonito y el hígado). También favorecen la absorción de cromo minerales como el manganeso o el zinc y algunos aminoácidos entre los que se encuentran la cisteína, la glicina y el ácido glutámico.
¿Cómo conseguir cubrir los requerimientos diarios?
Para cubrir los requerimientos diarios de cromo es preciso, además de incluir en la dieta los alimentos ricos en este mineral, evitar abusar del consumo de harinas refinadas y alimentos precocinados. El procesado que se lleva a cabo para elaborar este tipo de alimentos provoca que parte del cromo contenido en ellos se elimine, por lo que la presencia de este mineral es bastante menor que la cantidad que se encuentra en los alimentos originales.
Una dieta equilibrada puede cubrir las necesidades diarias de cromo. En cualquier caso, si existe deficiencia de este mineral, con el fin de no comprometer sus requerimientos, se aconseja el asesoramiento dietético profesional. Los suplementos nutricionales de cromo pueden estar recomendados en aquellas personas que padezcan enfermedades como diabetes, resistencia a la insulina, obesidad, hipercolesterolemia, hipoglucemia…
¿Quiénes tienen mayor riesgo de déficit?
La deficiencia de cromo es característica del tipo de vida que se lleva a cabo en los países desarrollados, puesto que se tiende a consumir, en algunos casos de forma excesiva, alimentos precocinados y a base de harinas refinadas (panes, pasta, azúcares, dulces…), que contienen menor cantidad de cromo que los alimentos originales.
Además, las personas que padezcan resistencia a la insulina o diabetes o tengan problemas de alcoholismo, también tienen mayor riesgo de sufrir déficit de cromo, del mismo modo que aquellas que estén siguiendo una dieta de adelgazamiento durante un periodo de tiempo prolongado.
Asimismo son vulnerables las personas mayores, ya que en algunos casos llevan a cabo dietas inadecuadas sobretodo si viven solos. Además, en ancianos es posible que se den interacciones entre fármacos y nutrientes, y también hay que tener en cuenta que son un grupo de población que pueden presentar problemas de malabsorción. Las mujeres embarazadas y los atletas también pueden presentar déficit tanto de cromo ya que son personas cuyas circunstancias hacen que los requerimientos nutricionales se vean aumentados.
La deficiencia de cromo puede provocar problemas cardiovasculares como consecuencia de los elevados niveles de colesterol en sangre. Además se puede desarrollar una intolerancia a la glucosa o resistencia a la insulina o verse alterado el metabolismo de los aminoácidos. Por otro lado, es inusual que el cromo procedente de la dieta provoque toxicidad ya que su absorción es muy baja.