Imagen: Cris DeRaud
Tras diferentes estudios observacionales en animales y en humanos que han denotado una influencia especialmente positiva de las ciruelas pasas sobre la resistencia y la densidad ósea, el «Journal of Nutritional Biochemistry» se hace eco de un trabajo de investigación «in vitro» que ha profundizado sobre la composición nutricional de las ciruelas y su influencia en la salud de los huesos. La clave parece estar en el alto contenido en polifenoles de esta fruta, que actúan sobre los osteoblastos (células formadoras de hueso) facilitando la mineralización ósea. Si se da finalmente una evidencia científica sólida, las ciruelas pasas podrían clasificarse como alimento funcional por sus efectos sobre el sistema óseo.
Posible eficacia sobre la masa ósea
Investigadores de la Oklahoma State University, en EE.UU., se han propuesto dar más luz sobre los hasta hace poco desconocidos componentes bioactivos de las ciruelas pasas, que han sido capaces de mejorar la salud ósea en animales y posiblemente en humanos.Apenas han pasado dos años desde que los mismos investigadores publicaran los resultados de un trabajo realizado con ratas macho, en el cual se dio a conocer la capacidad observada de este alimento como protector de la pérdida de masa ósea en estos animales, a los que se les extirparon los testículos para que tuvieran niveles bajos de testosterona. La cantidad producida de esta hormona en los hombres a partir de los 40 años decrece alrededor de un 1% al año, lo que da lugar, entre otras cosas, a debilidad muscular y unos huesos con menos densidad mineral.
Estudios preliminares señalan a las ciruelas como posible alternativa a los tratamientos farmacológicos para la osteoporosisAl parecer, las ratas macho cuya dieta se complementó con ciruelas pasas mostraron un nivel de resorción en el fémur (disolución del calcio del hueso) un 57% menor que el grupo de control, al que no se le administraron ciruelas. Se han hecho otros estudios en este sentido con ratas hembra a las que se les han extirpado los ovarios para provocar una deficiencia hormonal similar a la que se da en la menopausia femenina y que se relaciona con la pérdida de hueso; los resultados han sido similares.
Recientemente se ha comenzado un estudio clínico en la Florida State University que examina los efectos de las ciruelas y las manzanas desecadas en la densidad mineral del esqueleto de mujeres postmenopáusicas, con una edad de alto riesgo de osteoporosis. El director del estudio, Bahram Arjmandi, apunta a las ciruelas como «una posible alternativa a los caros tratamientos farmacológicos para la osteoporosis. Además, como alimento funcional no tendrían ninguna contraindicación (salvo controlar la cantidad por el azúcar y las calorías concentradas) y para las personas con riesgo de sufrir esta enfermedad sería mucho más fácil cambiar los hábitos dietéticos para prevenir fracturas y mejorar su salud ósea». Por el momento, y aunque las perspectivas de las investigaciones en este sentido son buenas, no se puede concluir con esta recomendación como tal.
Polifenoles, ciruelas y osteoporosis
Una de cada tres personas mayores de 65 años padece osteoporosis , y se calcula que en España son más de tres millones y medio las personas afectadas. Sólo en la franja poblacional de personas mayores de 70 años, se contabilizan hasta 65.000 fracturas de cadera al año en España. A ellas hay que añadir las fracturas vertebrales, cuya incidencia es tres veces superior a las de cadera, así como 275 fracturas humerales y 250 fracturas de radio producidas al año, por cada millar de habitantes.Los expertos prevén que en los próximos años, debido al progresivo envejecimiento de la población, estas cifras se dispararán y complicarán el panorama de lo que ya es un problema de salud pública de primer orden. Los hábitos alimentarios son uno de los pilares en el restablecimiento de las personas que ya han sufrido la primera fractura y en la prevención de futuros problemas.
Además de los consejos dietéticos que ya se conocen sobre alimentos aconsejados para la osteoporosis, como los ricos en calcio, y los alimentos desaconsejados, como los de alto contenido en fósforo, ácido fítico o proteínas, las ciruelas pasas entrarían a formar parte del tratamiento dietético de la osteoporosis. Se sumarían a la lista de los «alimentos aconsejados» con un aporte químico diferente a los que ya se conocen del calcio, el magnesio y la vitamina D.
En el laboratorio se ha observado que las altas cantidades de polifenoles de las ciruelas ayudan a restaurar la masa ósea, la estructura del hueso y aumentan los índices de formación de tejido óseo, tanto en condiciones normales como de inflamación. Según los investigadores de la Oklahoma State University, los polifenoles de las ciruelas pasas estimulan la actividad de los osteoblastos (células remodeladoras del hueso) y, a la vez, atenúan la acción de los osteoclastos (células que degradan y reabsorben hueso). Estas observaciones adelantan en el camino del conocimiento de este tipo de fruta, si bien por el momento faltan más estudios que certifiquen y apoyen dichas observaciones con el fin de diseñar más investigaciones en humanos.
Las ciruelas son la fruta desecada con uno de los mayores niveles de capacidad antioxidante entre los vegetales que se encuentran comúnmente en nuestras mesas. Esta especial composición química podría jugar un papel importante en la prevención de enfermedades cardiovasculares, degenerativas y en la pérdida de hueso.
Después de la menopausia, la disminución en el nivel de estrógenos parece incrementar el riesgo cardiovascular, ya que hay más facilidad de que aparezcan cambios en el metabolismo de las grasas. Además de haberse demostrado en el laboratorio la capacidad de estas frutas para influir positivamente en el metabolismo del hueso, también se ha observado, tanto en animales como en humanos, una propiedad hipolipemiante capaz de disminuir los niveles de colesterol.
Desafortunadamente, los beneficios potenciales de este alimento no se aprovechan del todo por la asociación con la diarrea. Expertos de la Oklahoma State University y de la University of Medicine and Pharmacy en Iasi, Rumanía, aseguran que pruebas clínicas documentan que el efecto laxante de las ciruelas pasas sólo se da en personas con estreñimiento, por lo que recomiendan a las mujeres que se encuentren en la perimenopausia la incorporación de unas nueve ciruelas pasas (unos 100 gramos), mientras insisten en que este cambio dietético no afectará a los hábitos intestinales si están sanas.
No obstante, y sin obviar el valor energético y los azúcares de estos alimentos desecados, convendría hacer cambios dietéticos para no desequilibrar la dieta. Dicha cantidad de ciruelas secas proporcionaría diariamente 170 kilocalorías y unos 40 g de azúcares simples (equivalentes a cuatro sobres de azúcar), por lo que habría que compensar este aporte extra prescindiendo del azúcar y otros dulces. El contenido de azúcares simples de las ciruelas pasas también es un aspecto relevante para quienes tienen diabetes y han de controlar este nutriente de la dieta.