Cocinar con té puede sonar raro… pero no lo es. De hecho, usar el té como ingrediente es muy similar a utilizar cualquier otra hierba aromática como hierbabuena, menta o regaliz. Estas hierbas, cortezas y hojas, tanto desecadas como frescas, no solo se emplean en infusiones, sino que ofrecen muchas posibilidades culinarias que merece la pena explorar. En este artículo se explica cómo usar el té para cocinar, qué tipo de té elegir para cada receta y qué detalles se deben tener en cuenta para lograr con él unos platos exquisitos y diferentes en la cocina.
Aunque en nuestra cultura gastronómica el café es el campeón de las infusiones, poco a poco el té ha ido ganando presencia. Al amparo de la cultura oriental y de sus embajadores en Occidente, los británicos, ha crecido el número de tiendas y bares en los que es posible encontrar un sinfín de variedades y combinaciones, tanto para tomar in situ a modo infusión como para llevar al hogar y prepararlo en casa. Y esto incluye, desde luego, la posibilidad de cocinar con él. Eso sí, la utilización del té en elaboraciones reposteras o en algunos platos salados debe ser de un modo comedido. Se empleará como una hierba aromática más, puesto que su función será la de dar un ligero toque de aroma o de sabor, pero nunca debe convertirse en el protagonista del plato.
Cómo elegir el tipo de té
Seleccionar un té es casi como escoger un perfume: los gustos personales son decisivos, hay que tomarse algo de tiempo y dejarse asesorar por quienes saben. Así, la elección de los tipos de té para utilizar en la cocina es tan compleja -y, a la vez, tan sencilla- como entrar a una tienda especializada en su venta y dejarse llevar por los consejos de los vendedores. Ellos conocen a la perfección las variedades, los aromas y las características de cada tipo de té, ya que, dependiendo de la selección, así será el resultado.
Además de comprar en lugares especializados las hojas de té enteras, sin machacar, que conservan mejor los sabores y aromas, en casa se deben guardar en un recipiente hermético, protegido del aire y de la luz, para que preserven de esta manera sus cualidades de aroma y textura.
Las hojas de té se pueden añadir directamente a las recetas, pero es mejor agregar en forma de infusión; así se controlará de manera más precisa qué cantidad se incorpora a la receta y, además, se evitará que aparezcan trocitos de hojas en el plato.
Un tipo de té para cada tipo de receta
A continuación se verá qué variedad de té combina mejor con cada tipo de receta:
- Té blanco. Este té es el más suave y delicado. Se usa en elaboraciones con aromas también sutiles. Así, se pueden cocer unas patatas peladas y cortadas en rodajas en una infusión de té blanco, al igual que unas verduritas (como guisantes desgranados o unas hojas de berros) con las que luego elaborar una ensalada. En cuanto a los postres, se puede emplear en una ensalada de frutas o una macedonia de frutas frescas, como melocotón, melón y pera, con unas hojas de flores frescas.
- Con el té verde y el té rojo es posible acompañar un salteado de setas y hongos. En vez de mojar con un chorrito de vino, se hace con un vasito de té de estas variedades. Así se logrará enriquecer el aroma del monte. También se pueden usar para la rehidratación de hongos y setas deshidratadas.
- Hay otras elaboraciones en las que es posible utilizar estas variedades de té: en guisos de pollo o de pavo y en pescados en salsa o al horno con un toque de limón o de lima. El té ayudará a desgrasar asados o dar un toque más frutal a salteados de verduras, sobre todo si se emplean verduras congeladas, ya que pierden una pizca de sabor.
- Si se quieren usar el té verde y el té rojo en repostería se pueden utilizar sus infusiones para aligerar una crema de chocolate, empapar un bizcocho que luego se tenga intención de rellenar o emplear en las compotas de frutas rojas o de ciruelas.
- Si se prefiere cocinar con té negro, cuya infusión es un poco más fuerte, se hará en platos más contundentes, como guisados de carne de ternera o de cerdo, platos de caza y alguna sopa, en la que sustituiría la presencia del vino o de la cerveza poco a poco y sin abusar por la potencia del sabor.
- Si se quiere utilizar el té negro en repostería, se puede emplear con cierto cuidado en helados de chocolate o cremas de chocolate negro y en compotas y confituras de frutas de invierno, como manzana reineta, peras de invierno, ciruelas pasas, orejones de melocotón… Con un toque de canela, quedará exquisito.
Recomendaciones generales para usar el té como ingrediente
Aunque al principio puede resultar extraño cocinar con té -sobre todo, si no se es consumidor habitual de estas infusiones-, los platos que se cocinen serán innovadores, en especial en cuanto aromas y al toque de sabor que escapa de los gustos clásicos de nuestra cocina tradicional.
- El té puede sustituir o complementar zumos de frutas, leche y caldos de verduras (té blanco y té verde) y a las bebidas alcohólicas (té negro).
- Es aconsejable utilizar el té infusionado y colado.
- Usar como si fuesen hierbas aromáticas, es decir, con precaución en cuanto la cantidad. Solo se quiere dar un toque de aroma y sabor para complementar al alimento principal.
- Además de aromatizar, el té sirve para rehidratar o cocer dentro de su infusión verduras, hortalizas y frutas.
- Es posible combinar con leche y con nata para la elaboración de cremas dulces, helados y otras salsas saladas, como la salsa bechamel.
- Conviene estrenarse en el uso del té en las recetas que se utilicen con frecuencia hierbabuena, menta o esencia de anís. Es una manera muy fácil de comenzar con la cocina de té.
- En galletas, bizcochos, cremas pasteleras, helados, granizados… en la repostería, en general, también es posible empezar a probar nuevos sabores y sensaciones.