La col es una hortaliza que pertenece a la familia de las crucíferas, ricas en fibra insoluble y compuestos de azufre que les confieren el olor tan particular que desprenden durante su cocción, además de propiedades antioxidantes. Se trata de un alimento que puede consumirse entero o bien con las hojas sueltas, cortadas o enteras, y que tiene numerosas aplicaciones en la cocina.
Forrar moldes
Las hojas enteras de la col pueden utilizarse para forrar un molde que puede rellenarse con verduras, carne o pescadoUna de las opciones es partir las coles en juliana finita para cocerlas, por ejemplo, dentro de una sopa juliana de verduras. Para ello, apilamos las hojas unas sobre otras, las enrollamos bien apretadas, cortamos el rollo de col resultante en finas rodajas y ya estarán preparadas para añadir a la sopa. También podemos utilizar las hojas enteras y cocidas para forrar un molde que rellenaremos de una mezcla, bien sea de verduras, carne salteada o de pescados y mariscos.
Independientemente de cómo vayan a cocinarse las hojas de col, siempre hay que eliminar la base rígida del nervio cortándolo en forma de V. De no hacerlo, se complica la labor de darle la forma deseada. Para evitar que el forrado de la terrina se llene de agua hay que blanquear las hojas de la berza el día antes y después hay que sumergirlas en agua helada durante 5 minutos o hasta que se enfríen, para que conserven el color verde. Posteriormente dejaremos reposar las hojas refrescadas sobre un paño toda la noche para que estén bien escurridas antes de forrar el molde.
Para que el resultado del forrado de un molde con las hojas resulte más vistoso, las colocaremos con el lado de las nervaduras hacia el interior del molde y lo forraremos alternando las hojas claras con las oscuras. De esta manera, cuando desmoldemos la parte más fina quedará hacia fuera y la parte más rugosa hacia dentro, dando empaque y sujeción a la terrina.
Hacer envoltorios
Si lo que queremos es cocer una col entera, antes de meterla en la cazuela hay que retirar las hojas superficiales, es decir, las que se desprenden con facilidad. Si observamos que las hojas tienen algún bicho, lo mejor es desecharlas ya que es muy difícil eliminarlos. Lo primero que debemos hacer es quitar las hojas externas al repollo y luego el tronco. La mejor forma de hacerlo es cortar en sentido oblicuo el troncho en la base de cada cuarto. Así quedará suficiente troncho para mantener las hojas entre sí y la col no se deshará al cocerla.Si lo que queremos es utilizar las hojas como envoltorio de paquetitos individuales y conseguir hojas de col rellenas perfectamente redondas o en forma de pequeñas morcillas, tras haber envuelto el relleno en las hojas, ponemos el paquetito de col en un trozo de papel film y retorcemos el papel, hasta darle forma redondeada perfecta o hasta formar una pequeña morcilla.
Cerramos el sobrante del papel film de manera que el paquetito quede sellado y cocemos en agua hirviendo durante cinco minutos. El relleno deberá estar ya cocinado o semicocinado antes de introducirlo en la hoja de col, porque dándole sólo un hervor no se cocinará el interior sino que sólo fijaremos su forma. Una vez enfriado el paquetito, desenvolvemos el papel film y podemos asarlo, calentar en una salsa o servir como se prefiera.
Las verduras son plantas comestibles que se cultivan para ser consumidas. Junto con las hortalizas, tienen gran variedad de formas, colores y sabores y sus preparaciones, tanto en crudo como cocidas, son muy variadas. Debido a todas estas particularidades pueden combinarse con la mayoría de los alimentos. Los colores, por ejemplo, permiten hacer agradables adornos y guarniciones y, además, aportan numerosos beneficios en forma de agua, vitaminas, sales minerales, glucosa y, en algunos casos, hidratos de carbono, como es el caso de los guisantes.