Comer fuera de casa es una costumbre muy arraigada que gusta y apetece, sobre todo si se está de vacaciones. Además del restaurante o chiringuito, cada vez son más las personas que optan por comer de táper: llevarse la comida preparada a la playa, a la piscina o al trabajo. En los días de calor, el desafío pasa por lograr platos nutritivos, frescos y fáciles de transportar, que proporcionen muchos líquidos y, además, supongan el mínimo riesgo de toxiinfección alimentaria. En este reportaje, se explican cuáles son los alimentos más adecuados y seguros para llevar en la fiambrera y cuáles conviene evitar, además de cómo preparar y conservar la comida para resistir el clima veraniego.
Los alimentos más adecuados y seguros para el táper
- Por su composición nutritiva, las frutas de temporada, los frutos secos y las frutas desecadas resultan un tentempié idóneo para calmar el apetito entre horas. Además, son alimentos que no requieren unas condiciones especiales de conservación.
- Los lácteos, como yogures y quesos frescos, son otras alternativas refrescantes y fáciles de llevar, pero por cuestión de seguridad alimentaria, se han de guardar en frío hasta el momento de consumirlos.
- Se pueden escoger productos lácteos que no necesitan frío (están esterilizados), que equivalen en nutrientes, textura y sabor a los yogures, pero no tienen el valor añadido de estos por su papel de probióticos.
- Las ensaladas también se deben conservar en frío, en la nevera portátil, y resultan un plato completo y nutritivo si se combinan con alimentos más consistentes como pasta cocida, arroz o legumbres.
Comer de táper: qué alimentos conviene evitar en verano
Las altas temperaturas, la humedad, los propios nutrientes de los alimentos (proteínas) y el tiempo que transcurre desde que se prepara la comida hasta que se consume son factores de riesgo para el desarrollo de una toxiinfección alimentaria. Por ello, no todos los alimentos son adecuados para llevar en la fiambrera a la playa o a la piscina. Los alimentos de mayor riesgo que conviene evitar son:
- Huevos y productos que los contengan (tortillas, revueltos, huevo duro, salsas).
- Pescados y mariscos, aunque estén cocinados.
- Carne picada y derivados cárnicos, como salchichas, hamburguesas o albóndigas.
- Leche y derivados, así como productos elaborados que contengan leche y/o huevo (cremas pastelera, natas, etc.).
Cómo preparar y conservar la comida en la fiambrera
Salmonella, Listeria y E. coli son las bacterias patógenas más problemáticas en los alimentos crudos, como las hortalizas, que se emplean para preparar las ensaladas y otros platos crudos, como gazpachos y jugos. Para comer las ensaladas frescas sin los sobresaltos de sufrir una toxiinfección alimentaria, es fundamental cumplir unas normas básicas de seguridad, tanto de higiene personal como de manipulación de los alimentos y su posterior conservación hasta el momento del consumo.
- Preparación e higiene. Cuanto más reciente sea la preparación de los alimentos, ya sean crudos o cocinados, respecto al momento de consumo, mayor es la seguridad alimentaria. Por tanto, al preparar una ensalada, se puede hacer la mezcla de vegetales minutos antes de salir de casa y, solo si no fuera posible, dejar el plato listo la noche anterior. El lavado de las manos antes de manipular cualquier alimento y el lavado de los vegetales, verduras y frutas que se coman crudos es esencial para reducir a la mínima expresión el riesgo de toxiinfección alimentaria. Esta higiene ha de ser aún más escrupulosa si la comida está destinada a personas con el sistema inmune debilitado o mujeres embarazadas.
- Los ingredientes de origen animal. Por seguridad alimentaria, los ingredientes como atún o bonito en conserva, jamón cocido, tacos de queso o sardinas en lata se llevarán envasados aparte y se añadirán y mezclarán con la ensalada en el momento justo de comer. Esta misma práctica se puede realizar si se ha previsto mezclar vegetales crudos con comida cocinada, como pasta, arroz o legumbres, para elaborar una refrescante ensalada: se llevan aparte y se añaden en el momento de comer.
- El aliño. La mezcla de aceite de oliva, vinagre y sal (u otros condimentos) se transportará preparada desde casa y bien envasada en un bote de cristal (no en una botella de plástico). La ensalada u otros platos que lo requieran se aliñarán en el momento de comer, tras agitar la mezcla en el bote.
- Los platos cocinados. Para manipular y transportar preparaciones como estofados de carne, pollo guisado, jamón con tomate y pimientos, etc., sirven los mismos consejos tanto de higiene como de preparación y conservación de los alimentos crudos. Es elemental que, aunque se hayan cocinado a fondo, se conserven en frío hasta que se consuman. No hay otro consejo más seguro, aunque sí es recomendable evitar ciertos alimentos de alto riesgo, como pescados, mariscos y huevos.
- El bocadillo o el sándwich. Los bocadillos y similares (sándwiches, kebab, buratos…), tanto calientes como fríos, deben elaborarse con todas las precauciones sanitarias posibles para evitar contaminaciones. El relleno del bocadillo, tanto si es vegetal como si contiene trozos de proteína animal (atún, jamón, queso, pollo bien cocinado, tortilla, huevo duro), siempre se ha de mantener en frío en la nevera portátil hasta su consumo, para evitar contaminaciones que puedan ser causa de gastroenteritis. El huevo y los platos elaborados con huevo, como tortillas y revueltos, además de salsas, se evitarán si no se pueden garantizar temperaturas que ronden los 8 ºC.
- No mantener los alimentos a temperatura ambiente durante más de cuatro horas.
- Limitar todo lo posible el tiempo que pasa entre la elaboración y el consumo.
- Lavar las frutas y verduras con agua potable y, si es posible, desinfectar las hortalizas.
- Almacenar todos los platos a temperaturas de refrigeración, en una nevera portátil con su correspondiente agua y hielo.
- Envasar los alimentos de forma hermética.