Imagen: cniceDurante todo el año, y más aún en temporada de vacaciones, son muchos los hoteles y restaurantes que disponen de un autoservicio tipo bufé para ofrecer a sus clientes. Hasta hace una década, esta modalidad no era muy utilizada. Hoy en día, prácticamente todos los hoteles la ofrecen, como mínimo para sus desayunos y cada vez más para comidas y cenas. Cabe sumar, además, la última moda gastronómica, que consiste en mezclar en una sola toma el desayuno y la comida, un concepto que se conoce como brunch.
¿En qué consiste el bufé libre?
El servicio de bufé es una modalidad moderna de hoteles y restaurantes para ofrecer comidas a sus clientes. La característica principal, y en lo que principalmente difiere del restaurante tradicional, es que uno mismo se sirve su propia comida, en cantidades libres y a un precio cerrado. Es decir, se puede comer sin límites a un precio relativamente económico. En estos locales se sirven muchas comidas y muy variadas, de manera que se satisface el gusto de prácticamente todos los clientes.
Se pueden encontrar autoservicios o bufé de tres tipos:
- Lineal: el cliente se desplaza con su bandeja a lo largo de una cadena donde están colocados todos los platos. Esta modalidad tiene como desventaja que un solo cliente puede bloquear la marcha de la cadena en caso de quedarse largo tiempo parado.
- Rotativo o carrusel: los platos se desplazan por delante del cliente dentro de compartimentos giratorios, y éste los irá eligiendo sin necesidad de moverse de la silla.
- Islotes: el establecimiento dispone de varios módulos o islotes centrales donde se colocan la vajilla, los cubiertos, la bebida y la comida. Los comensales van rodeando cada módulo y eligiendo aquello que desean comer. Esta es la modalidad más empleada por sus numerosas ventajas, entre ellas la excelente visibilidad de todos los platos. El cliente puede elegir con toda tranquilidad su menú y regresar a los islotes tantas veces como quiera.
¿A dieta en un bufé?
La modalidad de bufé se está extendiendo cada vez más en los restaurantes donde acude la mayoría de gente durante las vacaciones, ya que permite un horario de comidas muy amplio. Otra de las ventajas del bufé libre es que permite una libertad total de movimiento a lo largo de las isletas, en el momento en el que se desee. El plato se presenta en las bandejas tal y como se haría en el restaurante, por lo que el cliente siempre ve el resultado antes de elegir un plato u otro, bien sea una preparación fría o caliente.
Éste, además, podrá elegir el orden de su comida y las cantidades que quiere comer. Así, por ejemplo, podrá comenzar por los segundos platos o por el postre, repetir lo que más le guste, mezclar todos los alimentos en forma de plato combinado, elegir platos preparados como una ensaladilla rusa o preparar una ensalada a su gusto.
Cuando la elección de los alimentos y las cantidades es la adecuada, el bufé no debe presentar ningún problema para aquellos que siguen dietas con cualquier tipo de restricción
Este modelo de comidas se ajusta a todas aquellas personas que siguen algún tipo de dieta, bien sea de adelgazamiento, de control de grasas, baja en sodio o de intolerancias o alergias a algunos alimentos. Aunque pueda parecer difícil de creer, al disponer de muchas alternativas, el bufé libre se ajusta a las necesidades de muchas personas. Así, no hay por qué pensar lo que muchas personas dicen: «engordaré si hay un bufé libre». No es verdad si la elección de los alimentos y las cantidades son las adecuadas.
Para ello, conviene elegir los platos que no estén preparados y/o aliñados, y siempre que se pueda mezclar uno mismo los ingredientes. En cuanto a los segundos platos, se recomienda evitar los guisos y las salsas, y solicitar la posibilidad de comer alimentos a la plancha. Los postres deben ser lo más saludables posible, como por ejemplo fruta fresca o yogur.
En caso de seguir una dieta con restricción de sodio, conviene elegir platos que no estén condimentados y preguntar si es posible la elección de un menú sin sal.
Comer de todo
En un bufé libre se puede comer de todo. Las cantidades de comida y las combinaciones de alimentos son totalmente libres, de modo que la elección sólo depende del cliente. Esto trae consigo algún inconveniente, como caer en la tentación de comer excesivas cantidades y de una forma poco equilibrada.
Por todo esto, una elección acertada del menú es fundamental para comer bien durante las vacaciones. Para empezar, debe tenerse una visión general del conjunto de todos los platos que ofrece el bufé. A continuación, conviene elegir un alimento de cada uno de los siguientes grupos:
Desayunos | Comidas o cenas |
1. Frutas y/o zumos.2. Lácteos (leche, yogures o quesos).3. Cereales de desayuno, galletas, pan o tostadas.4. Dulces (miel, mermelada, membrillo), grasas (mantequilla, margarina, aceite de oliva) o bollería. Estos últimos se recomiendan de forma ocasional y en cantidades moderadas. | 1. Verduras cocidas o ensaladas crudas.2. Carnes, pescados, huevos o legumbres. De forma ocasional se podrán elegir fritos o masas tipo pizzas y hamburguesas.3. Patatas, pasta, arroz o cus-cus.4. Pan de diversos tipos.5. Postre: lácteos o fruta y, en ocasiones especiales, tartas, pasteles o helados.6. Bebidas. |
Las combinaciones pueden ser infinitas, y serán acertadas siempre y cuando se incluya un alimento de cada uno de los grupos anteriores.
Entre los aspectos negativos del bufé se encuentra el tema de la higiene. Las comidas que se ofrecen están al alcance de todos los clientes, ya que cada uno puede servirse lo que prefiera. Por ello, se deben respetar una serie de normas que marca el establecimiento y que están al alcance de todo el público, como por ejemplo coger el pan con pinzas, no mezclar un mismo cubierto en diferentes platos (así como emplearlos siempre) o no toser ni estornudar sobre la vajilla o las comidas.
1. Conviene echar un vistazo general a todos los platos antes de servirse.
2. Decidir cuál va a ser el menú completo antes de empezar a comer, eligiendo siempre un alimento de cada grupo.
3. Llenar poco los platos. En un bufé, al igual que en otros restaurantes, se debe comer con sentido común. Si es preciso, siempre va a ser posible levantarse para repetir.
4. Emplear, si se puede, platos pequeños o de postre, ya que los grandes permiten incluir más cantidades de las que realmente se van a comer.
5. Dejar la comida en el plato si hay demasiada cantidad. Por ser un menú económico y por no dejar comida en el plato muchas veces se come más de lo necesario, aun teniendo el estómago lleno. Si este descontrol en la comida se sigue durante 15 días puede costar muy caro. Se puede alterar no sólo el peso, sino también otros parámetros como el colesterol sanguíneo o la tensión.
6. Servir siempre la comida con los cubiertos asignados, nunca con los del plato más cercano, aunque éste no se haya usado todavía. Es una cuestión de higiene y seguridad alimentaria.
A continuación presentamos algunos consejos para aquellas personas que, estando a dieta, deben comer en restaurantes: ¿A dieta y comiendo en un restaurante?