Los comedores escolares constituyen un servicio indispensable para muchas familias. Es el caso de los padres que están fuera de casa al mediodía y no pueden encargarse de preparar los alimentos de sus hijos. Y no son pocos. En España, alrededor de dos millones de niños comen en la escuela. Por ello, es necesario conocer mejor cómo se alimentan y se relacionan los pequeños en los más de 14.000 centros educativos con servicio de comedor. Es fundamental que haya menús saludables en los comedores de la escuela, que han de ser un espacio para la convivencia. Todo esto en un contexto donde, según se explica a continuación, la crisis económica afecta a los comedores escolares y define un nuevo escenario.
Menús saludables en los comedores de la escuela
La calidad de los menús escolares ha mejorado de manera sustancial en los últimos años. Y esto tiene una explicación: la presencia creciente de especialistas en materia de alimentación y dietética. Para los profesionales que trabajan en los comedores escolares y para las familias que delegan la responsabilidad alimentaria de sus hijos al mediodía, la mayor preocupación es que los menús infantiles estén bien planificados y sean sanos. El I Congreso Internacional «Comer en la Escuela», que acaba de celebrarse en Barcelona, ha abordado estas cuestiones.
Dado el gran número de niños que hacen uso de este servicio, los responsables de su gestión contratan expertos en nutrición que les asesoran para confeccionar menús adecuados a las necesidades nutricionales de los pequeños. Así lo han señalado distintos ponentes del congreso, organizado por el Observatorio de la Alimentación (ODELA), la Fundación Alicia y el Instituto de Investigación en Nutrición y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Barcelona (INSA·UB).
Cada vez más comedores escolares sirven menús adaptados a las necesidades nutricionales de los niños
En la actualidad, los dietistas-nutricionistas combinan sus conocimientos con las directrices que marcan las guías oficiales sobre este tema, como es el caso del Documento de Consenso sobre la Alimentación en los Centros Educativos, elaborado en el marco de la Estrategia NAOS por los Ministerios de Sanidad y de Educación, junto con las respectivas consejerías de las distintas comunidades autónomas. El resultado es una importante mejora de los aspectos críticos en el comedor escolar, como una cantidad excesiva de fritos y lácteos y la escasa aportación de hortalizas, frutas frescas y pescado.
De esta manera, cada vez son más los centros que cumplen con las frecuencias recomendadas de consumo de estos alimentos, aunque los expertos también recalcan que todavía es necesario trabajar en esta línea para que las programaciones de menús sean cada vez más cercanas a las recomendaciones.
El comedor escolar: un espacio para la convivencia
Los expertos en nutrición consideran que los comedores infantiles son más que un lugar con mesas, sillas y comida. En ellos se genera un espacio de convivencia y socialización, de aprendizaje sensorial y alimentario, de hábitos, valores y conocimientos dietéticos, entre otros aspectos.
Alimentarse no es sinónimo de nutrirse. La nutrición es el conjunto de procesos a partir de los cuales el organismo recibe, transforma y utiliza las sustancias químicas de los alimentos que son indispensables para el correcto desarrollo y mantenimiento del organismo humano. En cambio, la alimentación es el proceso de selección, adquisición y manipulación de alimentos, que es fruto de la disponibilidad, el aprendizaje, los hábitos, los condicionantes socioeconómicos, psicológicos o geográficos. Por esta razón, el comedor escolar es un ámbito complejo: más allá de que los menús estén bien planificados y aporten los nutrientes adecuados, el lugar en sí mismo es fuente de múltiples vivencias alimentarias.
El contexto sociocultural de la comida y los elementos que la rodean -como la cultura alimentaria, la gastronomía, las técnicas culinarias, el espacio físico donde se come, la compañía o el rol familiar en la adquisición de preferencias alimentarias- constituyen un terreno idóneo para que los profesionales de las Ciencias Sociales estudien el comportamiento alimentario de forma global y, si procede, propongan estrategias para mejorar los puntos débiles. En esta línea, es de gran interés analizar la actitud de los adultos frente al rechazo de alimentos por parte de los niños y fomentar una mayor participación de los comensales, en este caso, los niños y jóvenes, en la toma de decisiones de todos los aspectos que afectan al comedor escolar.
La actual crisis económica alcanza a todos los sectores de la sociedad. Por ello, los organizadores del congreso incluyeron en el programa un debate sobre los nuevos escenarios que se plantean con las dificultades económicas de las familias.
Las asociaciones de padres y madres de alumnos han manifestado inquietud por el número creciente de alumnos que, carentes de becas de comedor, vagan por los alrededores del recinto durante el mediodía. Para solventar esta situación, algunas comunidades autónomas se plantean autorizar el uso de fiambreras en los comedores escolares.
Esto posibilitaría a las familias reducir el coste asociado al servicio de media pensión, aunque no eliminarlo por completo, ya que gran parte del precio del menú escolar está vinculado al servicio de cuidado y vigilancia (los monitores) y al uso de espacios y utensilios, que se mantendría.
Un protocolo e instrucciones claras acerca de una correcta manipulación e higiene, el transporte y almacenamiento de las fiambreras (así como unas recomendaciones para la correcta planificación de menús) pueden dar una respuesta satisfactoria a este nuevo escenario.