El negocio de la comida a domicilio ha experimentado un crecimiento vertiginoso en los últimos años. Si bien la crisis del coronavirus ha puesto contra las cuerdas a gran parte de la economía española (incluyendo la restauración), el modelo de pedir comida para disfrutar en casa se ha mantenido activo durante las últimas semanas. La diversidad de opciones, la sofisticación de los menús y la eclosión de las apps de comida a domicilio no solo generan nuevos mercados, sino que también sugieren que el formato ha venido para quedarse. Lo que antes se percibía como sinónimo de comida basura, hoy cautiva a sibaritas. ¿Es posible comer sano, además de rico, cuando pedimos un menú desde casa? ¿A qué detalles debemos prestar atención para elegir buenas opciones?
Aunque durante confinamiento hemos pasado más tiempo en la cocina y hemos elaborado repostería casera y nuestro propio pan, en nuestro país cocinamos cada vez menos. Es la principal conclusión del estudio ‘Cocina: actitudes y tiempo que los españoles emplean en ella’, de la empresa de estudios de mercado GFK, en la que se determina que un 51 % de la población adulta española dedica menos de cuatro horas semanales a los fogones. La situación arroja dos consecuencias: por un lado, el predominio de los ultraprocesados, que alcanza al 64 % de los productos más consumidos y, por otro lado, el florecimiento de la comida a domicilio, un fenómeno que aporta 2.400 millones de euros a la economía española, según datos del observatorio DBK de Informa.
Así, el esplendor de la comida preparada genera nuevos mercados y oportunidades que se extienden al sector de los supermercados, con la venta de platos para llevar. Se trata de una integración de la restauración dentro del retail, buscando nuevas experiencias para el cliente.
Opciones para amantes de la comida sana
El «listo para comer» se identificó décadas atrás con la comida rápida y barata de escaso valor nutricional. Sin embargo, el aumento de los consumidores preocupados por la comida saludable y el big data han conseguido que la comida a domicilio, en todas en sus versiones, pueda adaptarse a gustos, intolerancias y preferencias, formando un nicho de mercado creciente. Así, las novedades en este sector se amplifican gracias a Instagram, popularizando propuestas como el poké hawaiano, ese cuenco de pescado marinado, arroz o quinoa y verduras. «Se puede hacer un buen plato con ellos, lo importante será evitar salsas con azúcar«, advierte la dietista-nutricionista Beatriz Robles.
Las opciones saludables de comida a domicilio no obedecen solo a modas o regiones. La gastronomía india, un clásico de la cocina a domicilio, reserva múltiples ventajas. Entre ellas, la cocción en horno tandoor (recipiente cilíndrico de barro que funciona con carbón vegetal), que permite aportar menos calorías que una fritura o un guiso. Lo que no evita, como apunta la experta en calidad de la industria alimentaria Gemma del Caño, la conveniencia de moderar las cantidades. Además, el fuerte sabor de las especias ayuda a reducir el uso de sal en el cocinado. Tampoco hay que tener miedo al picante, por prejuicio. Valga el ejemplo de los jalapeños mexicanos: «Es un producto con menos de 30 calorías por 100 gramos. Pero si lo metemos en otro de escaso valor nutricional, como un taco, no tendrá mayor interés», apunta Del Caño.
Leer bien la carta online
Conviene echar una ojeada al menú para saber lo que estamos pidiendo. Cada vez más restaurantes detallan en sus cartas online la composición de los menús, con una correcta información nutricional. Porque no es lo mismo un sushi o un poké hecho con pescado, que con surimi o arroz refinado.
También hay que prestar especial atención a los platos con pollo y asegurarse de que se trate de esta carne blanca al 100 %, porque, como señala Gemma del Caño, «en muchas ocasiones son ultraprocesados de pasta de pollo y almidones, como ocurre con los nuggets. Hay que buscar en la descripción el ‘100 % pollo’ o preguntar al hacer el pedido».
El exotismo se presta a confusiones como la del wasabi, un alimento rico en vitaminas A, C y B9. Del Caño explica: «El wasabi de verdad es difícil de cultivar, y los aromas se van rápido. La mayoría de las veces estamos llamando wasabi a una mezcla de rábano picante con mostaza».
Algo similar sucede con la idea popularizada del kebab. El auténtico bocadillo turco es algo diferente a los rollos de carne giratorios que mezclan diferentes tipos de carne (sobre todo las partes más grasas) y que se sirven en la mayoría de los restaurantes de esta especialidad. El genuino está realizado de carne de ternera cocinada en grasa de cordero, previamente marinada, servida con verduras en un pan jugoso y fino. Conviene contrastar las distintas opciones que podemos encontrar en Internet y escoger el que sea 100 % de pollo, ya que tendrá menos grasa que los de otro tipo de carne.
¿Las opciones más saludables?
Imagen: Getty Images
El poké y el sushi pueden ser opciones de alto valor nutricional. Solo la parte del atún crudo cuenta con gran contenido en hierro, potasio, magnesio, así como vitaminas del grupo B12, A, D, E, B3, B5 y B9. Pero, como todos los pescados crudos, si no se realiza una congelación a -20 ºC durante cinco días, correremos el riesgo de sufrir una intoxicación por anisakis. Con el fin de buscar la máxima tranquilidad para el comensal, varias empresas de comida a domicilio comercializan el sushi congelado, manteniendo el refrigerado durante el envío, para que sea el consumidor quien se encargue de mantener la cadena de frío durante esos días y descongelarlo cuando lo quiera comer.
No todo lo que parece sano lo es
¿Cuándo solemos pedir comida a domicilio? Según el Gastrómetro Just Eat de 2019, la primera ocasión de consumo predilecta viene marcada por las series televisivas, con una cuota del 60 % para las plataformas en streaming y un 33 % para la tele convencional. Situaciones en las que no se recomienda comer, porque, ante las pantallas, se suelen ingerir mayores cantidades de alimentos no muy recomendables.
Por ejemplo, una salchicha bratwurst (embutido de origen alemán) cuenta con un alto nivel de colesterol y sodio que, desde el grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Epidemiología recomiendan no consumir, o reducir a ocasiones puntuales al cabo del año, por tratarse de una de una carne procesada y por lo tanto relacionada –en casos de consumo habitual– con el desarrollo de obesidad, diabetes y varios tipos de cáncer.
Pero también encontramos otros productos que, aunque parecen saludables, también tienen sus contraindicaciones. Ni siquiera un producto como las algas del sushi, ricas en vitaminas A, B1, B2 y C, fibra y ácidos grasos lo hacen merecedor de una ingesta tan cotidiana como la que realizan los asiáticos. «Tienen un altísimo contenido en yodo que las convierte en desaconsejables para personas con trastornos de tiroides, embarazadas y niños», comenta Miguel Ángel Lurueña, tecnólogo de los alimentos. «En este sentido, las investigaciones recientes en el ámbito del microbioma señalan que, a diferencia de los occidentales, la flora intestinal de los japoneses está preparada para eliminar el exceso de yodo. Lurueña sentencia: «Cuesta concienciarse. Pero animaría a la gente a cocinar en casa: si elegimos bien, es la opción más saludable, barata y no es tan complicado ni se tarda tanto como a veces pensamos». Habrá que ponerse.