Los amigos de los niños se quedan a dormir en casa. O solo a cenar, pero no estaba previsto… ¿Qué hacer? Muchas veces, se auna lo práctico con sus gustos y se acaba comprando comida rápida para resolver la situación. La idea funciona, pero el resultado es que los pequeños terminan comiendo demasiadas calorías, grasas, azúcares y sal. ¿Por qué no elaborar esos platos que tanto les gustan en casa? Nuggets de pollo, aros de cebolla, hamburguesas, incluso algún helado… No son las recetas más ligeras del mundo, pero al prepararlas nosotros se pueden controlar las cantidades de cada ingrediente, la calidad del aceite o el punto de sal y, de paso, ahorrar. En el siguiente artículo se explica cómo hacerlas.
Hacer las siguientes recetas en casa es muy fácil y se elaboran con bastante rapidez. Desde luego, siempre es más cómodo recurrir a los congelados, precocinados o directamente llamar por teléfono para que traigan la comida, pero la calidad de los productos, las grasas con las que se cocinarán, los sabores propios y, sobre todo, la salud de la familia decanta la balanza hacia la comida casera. La idea es darse un gusto y utilizar productos frescos, de nuestro entorno y de mayor calidad.
Alitas de pollo barbacoa
Las alitas de pollo asadas tal cual, con un poco de sal y en sus propios jugos, están geniales. Basta asarlas en el horno a 200 ºC durante 35 minutos, hasta que adquieren ese bonito color dorado y textura crujiente que las caracteriza. Pero si se quiere ir un poco más allá en la elaboración, se pueden presentar con una salsa barbacoa casera.
Para preparar la salsa barbacoa casera se necesita un vaso de batidora. Se vierten 100 gramos de salsa de tomate frito casero, un trocito de guindilla, una cucharada de vinagre, dos cucharadas de aceite de girasol, una cucharada de miel, una pizca de sal ahumada (le da un toque especial, pero si no hay se utilizará sal normal) y un poco de agua. Todo ello se tritura con la batidora hasta que quede una salsa homogénea, fácil de mover y cremosa.
Se pueden presentar las alitas asadas y acompañarlas con esta salsa. Pero si se quiere que tengan más sabor a barbacoa, hay que marinar las alitas de pollo crudas en la salta y hornearlas como se ha explicado antes, solo que untadas con la salsa.
En el momento de servir, hay que acompañar a las alitas asadas a la barbacoa con una ensalada y patatas fritas caseras.
Patatas fritas caseras
Otra de las elaboraciones reinas de la casa y que a todos les vuelven locos son las patatas fritas. Son muy sencillas de preparar y con solo dos consejos salen de rechupete.
Una vez peladas y lavadas las patatas, es recomendable cortarlas con un cuchillo de cocina y sobre una superficie plana. Las patatas fritas tienen diversos nombres, según el grosor y la longitud en que se corten. Las más utilizadas para acompañar son las llamadas «francesas» o «bastón». Se pueden cocinar de una vez o en dos frituras. Es la patata por excelencia para acompañar filetes, croquetas o como guarnición de platos combinados.
La fritura es fundamental. Influye mucho la calidad del aceite. Se debe utilizar un aceite limpio y a una temperatura adecuada a la cantidad de patatas: lo apropiado es una freidora con aceite limpio a una temperatura de 180 ºC y el cestillo lleno hasta la mitad. Así, las patatas podrán moverse y se dorarán de manera uniforme, quedarán sueltas y crocantes.
Ya fritas, hay que escurrirlas en el cestillo para que suelten todo el aceite. Se colocan sobre una bandeja, se salan al gusto y se sirven de inmediato para que no pierdan ni el calor ni la textura.
Aros de cebolla
Otra opción para preparar en casa una guarnición o un picoteo son los aritos de cebolla. Hay varias maneras de hacerlos, pero una de las más ricas es rebozarlos con una masa orly, como la que se emplea para los calamares: quedan crujientes por fuera y blanditas y jugosas por dentro.
Para preparar los aros de cebolla caseros, hay que pelar la cebolla y cortarla en rodajas no muy gruesas. Se colocan en un recipiente, a remojo con agua fría durante 30 minutos, mientras se hace la masa con la que rebozarán los aros.
Para ello se mezclan en un bol amplio 100 gramos de harina, 10 gramos de levadura en polvo y una pizca de sal. Se remueve y se agrega una yema de huevo cruda (cuanto más amarilla sea, más bonito será el color de la masa). También se añaden un par de cucharadas de aceite de oliva y un vaso de leche y se mezclan con la batidora hasta obtener una masa cremosa. Se deja reposar la masa durante 20 minutos. Se escurren los aros de cebolla del agua y se secan en un papel absorbente.
Se sumergen uno a uno los aros en la pasta y se fríen en aceite muy caliente. Se sacan a un plato con papel de cocina para eliminar el exceso de aceite de la fritura y se consumen de inmediato. En general, estos aros son utilizados como guarnición, aunque a veces se pueden consumir como entrante.
Nuggets de pollo
Comer unos nuggets caseros es uno de los placeres de los que no se debería privar a ningún niño. Una vez que prueben los preparados con todo el cariño en el hogar, seguro que se quedarán en su memoria de sabores para toda la vida, y eso no se paga con dinero.
Aunque los nuggets que se comen en los restaurantes de comida rápida son como una masa de pollo especiada y luego rebozada, lo idóneo es marinar durante media hora (en la nevera) unos trozos de pechuga de pollo cortado en tiras en una mezcla de cúrcuma, perejil troceado, pimentón dulce, una pizca de romero, ralladura de limón y una pizca de sal.
Luego, hay que pasar estos trozos por un doble rebozado (pan rallado, huevo batido y, de nuevo, pan rallado) y freírlos en abundante aceite, muy caliente. Y, al final, se colocan los nuggets en una fuente con papel de cocina para que pierdan el exceso de aceite.
Una vez templados, se sirven en otra fuente con un acompañamiento de lechugas variadas aliñadas con limón, sal y aceite de oliva.
Hamburguesas caseras
Se pelan y pican finamente un trocito de cebolla y un diente de ajo, que se deben mezclar con 450 gramos de carne de ternera picada en un bol sazonada con sal y pimienta. Se incorpora un huevo batido y una cucharada de pan rallado y se mezclan bien todos los ingredientes.
Después, se reparte la mezcla en cuatro u ocho partes y se forman las hamburguesas. Se rocían con aceite y se doran en la plancha cuatro minutos por un lado. Se les da la vuelta y se doran por el otro cuatro minutos más.
Las hamburguesas se pueden acompañar de unos aros de cebolla cortada en juliana y pimiento verde cortado en tiras fritos y blanditos, además de una salsa de tomate caliente.
Primero, se deshacen 250 gramos de cobertura de chocolate troceado al baño María. Cuando comience a derretirse, se agregan 50 gramos de azúcar, una pizca de pimienta 5 bayas recién molida y 200 militros de leche, de manera que todo ello quede formando una crema ligera.
Se añaden 150 mililitros de nata líquida y dos yemas de huevo. Con ayuda de una batidora, se mezcla todo el conjunto hasta conseguir una natilla fina que hay que verter en un molde e introducir en el congelador durante cuatro horas como mínimo. Habrá que remover de vez en cuando para que la mezcla no cristalice y así quede un helado cremoso.
Se sirve sobre unos barquillos o sobre unas obleas de las que se utilizan para presentar los helados.