Cada semana, los hogares de España tiran 25,5 millones de kilos de comida a la basura. Los expertos insisten en que si frenáramos tal despilfarro de alimentos podríamos salvar muchas vidas. Para lograr reducir ese desperdicio, aprender a leer el etiquetado de los productos y distinguir entre caducidad y consumo preferente es importante. En este artículo explicamos qué significa cada expresión.
No es lo mismo comerse un alimento pasado que uno caducado: en el primer caso, usted no se expone a un riesgo, mientras que en el segundo caso, sí
En Europa, la suma de alimentos despilfarrados asciende a 88 millones al año: 173 kilos por cada europeo. La radiografía de este derroche, según el estudio de ‘Las cifras del desperdicio de alimentos en la Unión Europea‘, es como sigue: donde se tira más productos es en los hogares, con un 53 % de ese total; la industria alimentaria (producción y procesamiento de alimentos) supone el 30 %; restaurantes y servicios alimenticios el 12 %; y comercios y distribución suman el 5 %.
¿Me lo puedo comer si está caducado?
Uno de cada cinco alimentos que se tiran a la basura se despilfarra en los hogares. Por eso, los expertos recuerdan que el primer paso para frenar este triste panorama es leer las etiquetas y entender la diferencia entre la fecha de caducidad de un alimento y su fecha de consumo preferente. Que aparezca una u otra depende del tipo de alimento y puede determinar si su consumo es viable o, por el contrario, ya no.
En España, según el Barómetro del clima de confianza del sector agroalimentario, el 59 % de los consumidores tira los alimentos que cumplen con la fecha de caducidad, mientras que un 21 % reconoce que los toma si no ha pasado mucho tiempo. El resto elige consumirlo o tirarlo en función del tipo de producto.
Pero vayamos por partes. Es importante saber qué significan las fechas del etiquetado antes de decidir qué comer y que no. La fecha de caducidad indica cuándo un alimento deja de ser seguro para el consumo. Un límite que no es nada arbitrario, sino que se elige con la ley en la mano y bajo criterios científicos y estudios rigurosos con el fin de reducir los peligros para la salud y evitar intoxicaciones alimentarias. No hay que tomarse a la ligera esta fecha. Y menos con productos como el pescado, la carne o los huevos.
Los expertos advierten de que ningún alimento debería ser consumido tras la fecha de caducidad. Además, hay que seguir con rigor las instrucciones de conservación que marca la etiqueta, como mantenerlo a bajas temperaturas. No obstante, es posible alargar un poco la conservación, si se congela el producto. A este respecto, el Ministerio de Sanidad aconseja «seguir las instrucciones del envase».
¿Qué es el consumo preferente?
Algo bien distinto es el consumo preferente, que indica el día hasta el cual el producto mantiene sus cualidades organolépticas (olor, sabor, textura) intactas. Esta fecha no tiene nada que ver con la seguridad y la encontramos en alimentos enlatados, congelados, cereales, aceites, pastas, arroces y purés. Viene señalada con frases como «consumir preferentemente antes del…» o «consumir preferentemente antes del fin de…».
Como aclara Sanidad, una vez superada la fecha de consumo preferente, el alimento sigue siendo saludable, «siempre que se respeten las instrucciones de conservación y su envase no esté dañado». Pero es posible que el producto haya perdido parte de su sabor y textura.
Un ejemplo. Un bollo de pan de molde puede reducir su humedad y estará reseco. El fabricante lo ha calculado con anterioridad y habrá marcado en el paquete el momento a partir del cual el bollo ya no tiene esas cualidades. Esa es la fecha de consumo preferente. Pero no implica riesgo para la salud en ningún caso el hecho que comerse el bollo tras esa fecha. Además, los trucos caseros ayudan en estos casos, ya que puede mojar el pan en leche o untarlo con mantequilla y mermelada para que recupere parte de su textura esponjosa.
Por tanto, la fecha de consumo preferente, a diferencia de la de caducidad, es mucho más flexible. No es lo mismo comerse un alimento pasado que uno caducado. En el primer caso, usted no se expone a un riesgo, mientras que en el segundo caso, sí.
Los expertos aconsejan, no obstante, antes de tirar un producto que ha sobrepasado su fecha de consumo preferente comprobar su aspecto, si huele y sabe bien, además de seguir las instrucciones del fabricante en su etiqueta, como por ejemplo, «Una vez abierto el envase, consumir en 24 horas».
Puede seguir a Eva San Martín en Twitter.