– Coja la carne que desee asar y colóquela el día anterior tapada con agua y sal (método de conservación denominado salmuera). La densidad de la sal depende del tamaño de la carne y del tiempo que esté en remojo.
– Al día siguiente coloque la carne o el lechón al horno y obtendrá una corteza crujiente y una carne muy sabrosa.
– También se puede poner en el agua una bresa, es decir: zanahorias, cebollas, apio…, todo cortado en trozos y algunas hierbas aromáticas.