En otoño llegan las moras, las frambuesas, las grosellas y los arándanos. Es el mejor momento para recoger estos frutos del bosque, comprarlos y degustarlos… Y también para guardarlos y así disfrutar de su sabor durante el resto del año. Se puede hacer congelándolos en pequeñas bolsitas, para que no se amontonen y no se echen a perder, o también preparando una compota casera, idónea para acompañar tostadas, yogures, cuajadas y hasta carnes. En este artículo se explica qué diferencia hay entre compota, confitura y mermelada y se detalla cómo preparar una compota de frutos rojos paso a paso.
La compota de frutos rojos es una receta sencilla de preparar. Una vez guardada en la nevera, aguanta sin problema una semana. Y si se ha obtenido una gran cantidad, se puede hacer una conserva.
Una de las dudas que puede surgir con este tipo de elaboraciones (cocción de frutas con azúcar) es qué diferencia hay entre una mermelada, una confitura y una compota. La preparación es muy similar: limpieza de frutas, troceado de esas frutas y cocción junto con azúcar. Pero es en este último aspecto donde se marcan las diferencias: en la mermelada y confituras, el azúcar tiene un gran protagonismo, mientras que en las compotas la presencia de azúcar añadido es muy pequeña. Es más, en algunos casos, cuando el componente de fructosa es alto, no es necesario agregar nada de azúcar a la compota. Además, desde un punto nutricional, la compota es mucho más saludable que las otras dos.
Las compotas de frutos rojos, además de acompañar desayunos y postres, se pueden emplear para equilibrar un plato de carne asada (combina muy bien con el magret de pato y con el solomillo de cerdo asado). Otra de las utilidades de este tipo de compotas es la de preparar batidos rápidos. Basta mezclar unas cucharadas de compota de frutos rojos, un yogur natural y un vaso de leche y triturar todo. ¡Listo! Ya está un batido fresco y supersano.
Cómo elaborar la compota de frutos rojos
En primer lugar, se debe elegir qué frutos rojos se utilizarán. Se puede realizar una compota con una sola variedad de frutas, como moras o solo grosellas, u optar por una mezcla de varios frutos como moras, grosellas, arándanos, fresitas y hasta un poco de zumo de naranja para que la mezcla quede más suave.
- Para realizar la siguiente receta casera se necesitan moras, grosellas y alguna fresilla hasta conseguir 500 gramos de fruta limpia.
- En un cazo de acero inoxidable se ponen 100 gramos de azúcar, un vaso de zumo de naranja, un vaso de agua y medio vaso de zumo de limón. Se deja calentar hasta que comience a hervir y se mantiene el hervor durante tres minutos.
- Hay que saber que en el momento de edulcorar se puede elegir entre el clásico azúcar refinado o decantarse por azúcar integral de caña. En este caso, el color no será rojo intenso sino que tendrá un color ocre. También se podría utilizar algún edulcorante, como la estevia. En este caso, con un par de cucharadas por 50 gramos de azúcar sería más que suficiente.
- Tras la ebullición, en el momento que el almíbar comienza a ser visible, se agregan los frutos rojos troceados y se remueve de modo que se empiecen a deshacer, dejando un hervor muy suave durante 15 minutos.
- Se deja que se enfríe la compota de frutos rojos dentro del cazo de acero inoxidable antes de consumir. El reposo hará que espese un poco y quede una cremosa compota.
Ya está la compota de frutos rojos lista para su utilización. Con tan solo guardarla en un bote cerrado en la nevera aguantará por lo menos una semana.