Si encuentra lenguados o gallos frescos en el mercado a buen precio, cómprelos sin miedo, porque con la congelación se conservan en óptimas condiciones durante meses.
Pida en la pescadería que les quiten la cabeza o hágalo usted mismo con unas tijeras.
Al llegar a casa, limpie bien los pescados, luego tome una bandeja que pueda ir al congelador, fórrela con papel de aluminio y ponga encima los lenguados o gallos en una sola capa (si tienen que estar superpuestos, coloquw otra hoja de papel de aluminio entre cada capa).
Cuando estén congelados, páselos a una bolsa, saque todo el aire que pueda del interior y conserve en el congelador, nunca por más de seis meses (conviene poner una etiqueta con la fecha de entrada en el congelador).
A la hora de descongelarlos, saque sólo los que vaya a utilizar a una fuente honda y déjelos en la parte menos fría de la nevera toda la noche. Séquelos con un paño y cocínelos como tenga por costumbre.