Las conservas vegetales «al natural» son una opción culinaria con la que el consumidor pruede cumplir un doble objetivo: variar al máximo su alimentación y ajustarse a los patrones de dieta equilibrada.
Apetecibles y fáciles de preparar
El estilo de vida actual, en el que compaginar trabajo, ocio y cocina cada vez resulta menos llevadero, obliga a muchas personas a recurrir, como una práctica habitual, al consumo de platos diversos ya preparados con el fin de ahorrar tiempo en la cocina.
Una de las alternativas que existen son las verduras y las legumbres en conserva «al natural», las cuales están simplemente cocinadas, esterilizadas y conservadas en agua y sal. Constituyen una opción muy acertada y pueden formar parte de la alimentación habitual, en caso de que no se puedan preparar y consumir alimentos frescos.
Tienen el valor añadido de que es el consumidor quien les da el último toque de sabor, al añadir distintos alimentos o especias antes de consumirlas. En este caso, la alternativa más saludable es combinar estos productos frecuentemente con otros vegetales; tales como un rehogado de hortalizas elaborado con ajo, cebolla, zanahoria, pimiento verde, tomate, etc., y no abusar de los ingredientes de origen animal como el jamón serrano, las salchichas, la carne picada, o las costillas. De este modo se evita el abuso en la dieta de proteínas y grasa saturada, la llamada «grasa mala» cuyo exceso contribuye al aumento de los niveles de colesterol sanguíneo.
La sal como conservante
Es importante tener en cuenta el aporte de sodio de este tipo de conservas, ya que se usa la sal como aditivo conservante. Por ejemplo, cien g de judías verdes crudas contienen apenas 4 mg de sodio, mientras que la misma cantidad de esta verdura en conserva contiene unos 300 mg de este mineral (casi 8 veces más). Por tanto, si no se desperdicia el jugo en el que vienen envasadas las verduras, no será preciso añadir más sal.
De todos modos, conviene que personas con hipertensión o problemas de retención de líquidos no incluyan este tipo de conservas en su dieta habitual o bien eliminen el líquido que las acompañan, y las enjuaguen en agua antes de consumirlas. Si prefieren pueden sustituir las conservas vegetales por las verduras ultracongeladas, también muy fáciles de preparar pero sin sal añadida.