Consultorio nutricional: arándanos contra infecciones de orina y lechuga ‘somnífera’

La organización Cochrane, una de las entidades más prestigiosas en el campo de la evaluación de la evidencia científica, acaba de publicar una revisión sobre la eficacia del consumo de arándanos para prevenir las infecciones de orina.

Tras evaluar los resultados de 50 ensayos clínicos con más de 8.000 personas ha concluido que probablemente son útiles, tanto al natural como en forma de complementos. Eso sí, hay que tener en cuenta que su efecto es preventivo, no ayudan a curar una infección ya establecida.

Además, son útiles en niños, mujeres y personas que hayan pasado por una cirugía relacionada con la vejiga, pero no hay evidencia de su eficacia en ancianos, embarazadas ni personas que tengan problemas para vaciar la vejiga. Tampoco se ha podido establecer una dosis concreta, algo que hay que tener en cuenta, ya que los suplementos que se encuentran en el mercado tienen formulaciones muy variables.

Estos compuestos pueden aparecer de forma natural en los alimentos o añadirse como aditivos por su poder conservante, antioxidante y blanqueante. Pueden desencadenar reacciones alérgicas en la población general, pero es más frecuente que aparezcan en personas asmáticas, por lo que se identifican como alérgenos en las etiquetas. Los alimentos con más cantidad son la fruta desecada, el vino, los zumos de frutas y las salsas.

Aunque cada vez oímos hablar más de los ultraprocesados, no siempre es fácil distinguirlos de los procesados. No hay una definición consensuada sobre qué características deben cumplir, aunque suele usarse como referencia la clasificación NOVA de la Universidad de São Paulo (Brasil). Estas tres pistas pueden ayudarnos.

• 1. Contienen ingredientes que no usamos en la cocina y sus aditivos se emplean para mejorar el sabor o el aspecto, como los edulcorantes, colorantes o potenciadores del sabor.
• 2. Se fabrican mediante procesos industriales, como la extrusión.
• 3. Son extremadamente gratos al paladar y se presentan en envases muy llamativos.

En los procesados podemos encontrar opciones saludables —legumbres en conserva, aceite de oliva o pan integral— y otras menos recomendables, como embutidos o fruta en almíbar. Los ultraprocesados son mayoritariamente productos de consumo ocasional, salvo excepciones contadas, como la leche de fórmula o la soja texturizada.

Cerca del 25 % del peso de esta leguminosa son proteínas, lo que la sitúa por delante de otras legumbres, como los garbanzos o las alubias (20 %), aunque por detrás de la soja, que tiene un 36 %.

La calidad de la proteína se valora en función de su contenido en aminoácidos esenciales (aquellos que nuestro cuerpo no sintetiza y solo podemos obtener a través de la dieta) y su digestibilidad, es decir, en qué medida podemos aprovecharla. La proteína de los cacahuetes se absorbe muy bien, pero algunos aminoácidos esenciales no se encuentran en cantidades suficientes. No obstante, esos aminoácidos los obtenemos fácilmente de otros alimentos como los cereales.

Aunque por sus características botánicas sean leguminosas, por su perfil nutricional y forma de consumo se parecen más a los frutos secos, de los que se recomienda el consumo de un puñado diario.

Cuando las moléculas que forman parte de los alimentos se unen a los receptores de las papilas gustativas, producen un impulso nervioso que se traduce como un sabor. Un estudio reciente realizado en ratones ha encontrado que el cloruro de la sal activa ciertos receptores del sabor dulce, lo que podría explicar que los alimentos dulces potencien su sabor si se les añaden pequeñas cantidades de sal.

La leche es un alimento nutricionalmente muy interesante y fácil de incorporar a la dieta de los niños, pero no es imprescindible, ya que sus nutrientes pueden obtenerse de otras fuentes.

Aunque ninguna bebida vegetal puede considerarse equivalente, la mejor alternativa es la de soja sin azúcares añadidos ni edulcorantes y enriquecida con calcio y vitamina D. Las de cereales (avena, kamut o arroz), frutos secos (almendras o avellanas) o frutas (coco) son poco interesantes nutricionalmente.

Esta recomendación solo es válida para mayores de un año y en ningún caso sustituye a la leche materna ni a la de fórmula en lactantes.

Esta verdura contiene lactulina y lactupicrina, dos compuestos que pueden actuar como inductores del sueño y que se encuentran en mayores cantidades en la lechuga romana, por lo que se ha popularizado en redes como un somnífero natural. Sin embargo, la evidencia que hay de este efecto se debe al uso de extractos, no a su consumo como alimento. Además, solo se ha estudiado en ratones.