¿El té kombucha tiene algún beneficio?
La kombucha es una bebida elaborada por la fermentación de té azucarado, mediante la acción de una mezcla de bacterias y levaduras. Su composición final depende tanto de los ingredientes como de las condiciones de fermentación, pero básicamente está formada por azúcar, polifenoles, ácidos orgánicos, fibra, micronutrientes (cobre, hierro, manganeso y vitaminas del grupo B), enzimas y alcohol. Si se toma sin pasteurizar se considera un probiótico al contener microorganismos vivos.
Su popularidad se ha disparado por la creencia de que tiene algunas propiedades (antiinflamatoria, antioxidante, reduce el riesgo de cáncer…), pero ninguna investigación en humanos ha podido demostrar sus beneficios. Lo cierto es que nos encontramos con una bebida en la que una parte de la fermentación es alcohólica, por lo que aparecen cantidades variables de etanol. Se desaconseja su consumo para grupos de riesgo, como embarazadas, niños y personas medicadas, especialmente si se elabora en casa, ya que las condiciones están menos controladas.
¿Se pueden compensar los excesos?
Muchas personas piensan que los excesos de las fiestas se pueden compensar con ciertos alimentos, como la piña. Como todas las frutas, es un producto recomendable con una gran densidad nutricional, ya que aporta muchos nutrientes con pocas kilocalorías. Pero ni la piña ni ningún otro alimento tienen la capacidad de depurar el organismo.
¿La textura de un alimento influye en la percepción que tenemos sobre él?
Además de atributos evidentes como el sabor y el aspecto, la textura de los alimentos desempeña un papel fundamental en nuestras preferencias. El concepto de textura engloba las características mecánicas, táctiles, visuales y auditivas del producto, es decir, casi todo lo que podemos apreciar con los sentidos.
Un estudio británico de 2020 realizado con galletas de avena concluyó que la textura que apreciamos visualmente, sin llegar a tocar el producto, influye en la percepción de saludable. En la investigación, las galletas más rugosas se interpretaron como mejores para la salud. Pero, paradójicamente, puede ser una desventaja para alimentos como las galletas, porque el consumidor espera que sean dulces y sabrosas, y el aspecto saludable se relaciona con un sabor peor. La investigación propone que la textura se tenga en cuenta para crear alimentos saludables más atractivos para el consumidor.
¿Los cafés reductores ayudan a perder peso?
Además de contener café, estos productos suelen incorporar ingredientes exóticos a los que atribuyen la capacidad de “acelerar el metabolismo” o “ayudar a perder peso”, pero no hay evidencia científica que permita hacer dichas declaraciones. Además, no cumplen la normativa que prohíbe cualquier publicidad de productos que sugieran propiedades adelgazantes.
¿Por qué hay que añadir yema de huevo a las vinagretas?
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Las vinagretas son emulsiones muy inestables de dos compuestos que no pueden formar una mezcla homogénea: el agua del vinagre y el aceite. Aunque se batan enérgicamente, se acabarán separando. La yema de huevo actúa como agente emulsionante, es decir, tiene una parte con afinidad por las grasas y otra por el agua. La yema se sitúa en el límite entre el aceite y el vinagre y estabiliza la mezcla.
¿Dormir poco influye en nuestra alimentación?
Dormir por debajo de nuestras necesidades puede tener impacto sobre la regulación de las sensaciones de hambre y saciedad, al estimular la secreción de grelina (hormona que estimula el apetito) e inhibir la liberación de leptina, que lo reduce. Esta es una de las conclusiones de un estudio de junio de 2021 publicado en Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics, que aporta nuevas evidencias de que dormir poco afecta al tipo de alimentos que escogemos, ya que tendemos a buscar los más hipercalóricos y agradables al paladar.
Según esta investigación, en la que se analizaron los datos de casi 20.000 personas, la falta de sueño afecta asimismo a nuestras elecciones alimentarias. Se ha observado que, tanto en niños como en adultos, dormir pocas horas se relaciona con una ingesta más desordenada en las comidas principales y un incremento de consumo de aperitivos y comida rápida. Las personas que duermen menos tienden a picotear alimentos hipercalóricos y con escaso valor nutricional.
Estar más horas despierto también ofrece más oportunidades para comer, al disponer de más tiempo, y predispone para los picoteos nocturnos, además de relacionarse con un mayor sedentarismo en niños. Todos ellos son factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades no transmisibles, como la obesidad o la diabetes tipo 2.
¿La carne se sala antes o después de cocinar?
La mejor opción es salarla al menos 40 minutos antes de cocinarla. Durante los primeros minutos, la sal hace que el agua de la carne salga y se acumule en la superficie. A los 10-15 minutos, la salmuera formada por la sal y el agua rompe algunas de las fibras musculares y la carne es capaz de reabsorber el líquido. Esta reabsorción es casi total a los 40 minutos y, a partir de ahí, el cocinado será óptimo.
Si se cocina minutos después de salar, el resultado será menos jugoso y, como el agua baja la temperatura, es más difícil que se produzca la reacción que hace aparecer los deseables sabores tostados. Si no se dispone de tiempo, la solución pasa por salarla inmediatamente después de cocinar.