Consumo de azúcar y salud cardiovascular

La ingesta excesiva de bebidas, bollería, dulces, cereales y lácteos azucarados se asocia a dislipidemia, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico
Por Maite Zudaire 9 de abril de 2010
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Imagen: Jade Gordon

En los últimos 30 años, el consumo total de calorías ha aumentado un promedio de 150 a 300 calorías por día y casi un 50% de este incremento proviene de calorías líquidas, en particular, de las bebidas azucaradas. La Asociación Americana del Corazón (AHA) ha advertido sobre los efectos para la salud de la creciente ingesta de azúcares que se constata en la población. Las consecuencias asociadas van desde anomalías en el metabolismo de los lípidos, la glucosa y el peso, hasta déficits de nutrientes esenciales. El documento se centra en el efecto de la ingesta de azúcares sobre los lípidos sanguíneos y, por ende, en las consecuencias nefastas de su exceso en la salud cardiovascular.

Azúcar y corazón

Los estudios epidemiológicos han evidenciado que una dieta baja en lípidos (20% o menos del total de energía diaria) y rica en hidratos de carbono (sobre todo, en azúcares simples) puede provocar cambios metabólicos que deriven en dislipidemia aterogénica, diabetes tipo 2 y síndrome metabólico. La Asociación Americana del Corazón, en su revista «Circulation», señala las nuevas certezas sobre la relación entre la ingesta de azúcares y la salud cardiovascular.

El perfil de lipoproteínas de la dislipidemia aterogénica se caracteriza por triglicéridos elevados (hipertrigliceridemia), LDL (lipoproteínas de baja densidad o colesterol perjudicial) pequeñas y densas y bajas concentraciones de HDL (colesterol beneficioso).

Se recomienda no sobrepasar 55 g de azúcares diarios, aportados por alimentos naturales y elaborados

La aterosclerosis es la enfermedad de las paredes de las arterias que se caracteriza por un engrosamiento y dureza anormal de las capas internas, debido a un depósito de material graso y otros desechos metabólicos. El resultado es una disminución del diámetro del vaso y la consecuente obstrucción del paso normal de la sangre, un factor previo a un infarto. Con el objetivo de minimizar los trastornos asociados a un consumo excesivo de azúcares, la AHA recomienda reducir la ingesta energética procedente de azúcares añadidos a 100-150 Kcal/día, que expresado en g de azúcar, corresponde a 25-37,5 g diarios.

¿Dónde se esconde el azúcar?

En España, el consumo total de azúcares simples por persona y día es de unos 120 g (entre 15 y 20 cucharaditas de postre al día), frente a los 55 g máximos recomendados. Se estima que para una persona adulta sana la dieta debe proveer unas 2.200 Kcal (1.800 Kcal entre 5 y 10 años de edad) y los azúcares simples no deben superar el 10%. Por ello, se aconsejan unas 220 Kcal procedentes de azúcares simples -el equivalente a unos 55 g de azúcares diarios-, dado que 1 g de azúcar aporta 4 Kcal. La mayoría de estos azúcares procede de productos elaborados, como bebidas azucaradas, cereales y derivados lácteos, según el informe «Valoración de la dieta española de acuerdo al Panel de Consumo alimentario» de 2006, realizado por la Fundación Española de la Nutrición (FEN).

Los azúcares proceden de los alimentos naturales o se añaden a productos elaborados, por lo que no es difícil superar las recomendaciones si se tiene costumbre de comer alimentos endulzados artificialmente, tal y como se deduce del menú adjunto.

Img tablaImagen: CONSUMER EROSKI

El inconveniente con el que se topa el consumidor es que muchas etiquetas contienen información sobre los carbohidratos totales por 100 g o por porción, pero no distinguen los azúcares sencillos, ni diferencian entre los naturales del propio alimento y los agregados. Es difícil entonces determinar la cantidad de azúcares consumidos con los alimentos y bebidas comerciales. Algunas empresas y cadenas de distribución han implementado diversos sistemas de etiquetado nutricional con criterios para limitar los alimentos con demasiados azúcares añadidos y que permite hacer elecciones más saludables.

EL PROBLEMA DE LA FRUCTOSA

La fructosa se contempla como un edulcorante idóneo para las personas con diabetes debido a su incapacidad de estimular la secreción de insulina, pero su adición indiscriminada a un número incontable de productos se asocia como parte causal del crecimiento mundial exagerado de obesidad y diabetes tipo 2. La fructosa es un monosacárido propio de las frutas y la miel. La industria alimentaria la extrae del maíz (en forma de jarabe) y la emplea como edulcorante de alimentos y bebidas.

Algunos estudios en seres humanos relacionan una dieta con demasiada fructosa, sobre todo en forma líquida (zumos, refrescos y demás bebidas azucaradas), con desórdenes metabólicos en la gestión de la glucosa, la tensión arterial, los lípidos y el peso corporal.

ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES EN DATOS

La tercera edición del informe “European cardiovascular disease statistics 2008” refleja el impacto de las enfermedades cardiovasculares como un problema de salud pública de primer orden. En números, estas patologías provocan cada año más de 4,3 millones de muertes en toda Europa y son la causa de casi la mitad de los fallecimientos (48%) en todo el continente. Supone la principal causa de muerte en las mujeres en todos los países europeos. También en los varones, con la excepción de Francia, Países Bajos y España.

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