Cremas de cacao con edulcorantes
Uno de los elementos que hacen que las cremas de cacao sean poco recomendables es, sin duda, su elevado contenido en azúcar, que en los productos analizados en nuestra Guía de Compra supone al menos la mitad de la composición.
Por eso en el mercado existen alternativas que en principio parecen más saludables. Entre ellas se encuentran las cremas sin azúcares añadidos, que están elaboradas con edulcorantes.
Estos compuestos presentan ciertas ventajas sobre el azúcar (por ejemplo, la mayoría son acalóricos y no producen caries), pero suelen generar desconfianza porque existen numerosos mitos y bulos que alertan sobre su supuesta falta de seguridad. Sin embargo, hay que aclarar que todos ellos son seguros.
Eso sí, podrían presentar ciertos inconvenientes, afectando a nuestra microbiota intestinal o a nuestro mecanismo de saciedad, así que no serían una alternativa definitiva como sustitutos del azúcar. Y sobre todo, su mera presencia no hace que una crema de cacao sea saludable.
Al valorar un alimento no solo hay que tener en cuenta los “nutrientes perjudiciales” que aporta, sino también otros aspectos, como los “nutrientes saludables” que no aporta o el uso que haremos de ellos, ya que pueden desplazar el consumo de otros alimentos que sí son saludables. Por ejemplo, si elegimos un bocadillo de cacao para merendar, estaremos dejando de lado otros alimentos más interesantes, como fruta fresca o frutos secos.
En definitiva, al igual que ocurre con las cremas que contienen azúcar, las cremas con edulcorantes también deberíamos destinarlas a un consumo ocasional.
Atención a los mensajes de los envases
En la etiqueta de algunas cremas de cacao que hemos analizado se hacen referencias a las características nutricionales. Por ejemplo, en Valsoia se indica “rica en fibra”, en Nocilla original y Nocilla ChocoLeche se muestra “-35% de grasas saturadas” y en esta última se apunta también “fuente de calcio”, debido a su contenido en leche. Además, varias destacan la ausencia de aceite de palma (Nocilla y Eroski) o la presencia de aceite de girasol (Milka).
En principio, podríamos pensar que todos estos aspectos son positivos y que lo deseable sería elegir las cremas que tienen mejores ingredientes (por ejemplo, aceite de girasol frente a aceite de palma) y las que tienen un mejor perfil nutricional (como las que contienen menos proporción de azúcares y mejor perfil de ácidos grasos). Pero no debemos olvidar que todos estos productos están compuestos por una elevada cantidad de azúcar, que en el mejor de los casos supone un 50 % de la composición y eso no se ve compensado por el hecho de tener mucha fibra.
Así pues, conviene tenerlo presente para destinarlos a un consumo ocasional. Si lo hacemos de este modo y en el contexto de una dieta saludable, su impacto sobre la salud no debería ser significativo. Debemos concebirlos como productos que consumimos únicamente para el disfrute y en ocasiones puntuales, no para nutrirnos ni de forma habitual.