El verano se acerca a su fin. Para muchas personas, esto significa la vuelta al cole y a la rutina, pero también es sinónimo de novedad… al menos en las fruterías. Este momento del año es muy especial porque combina las piezas más tardías del verano con las primeras del otoño. El resultado: una maravillosa variedad de frutas que podemos comer al natural o en postres, o conservar para los meses venideros. Ahora que septiembre está de estreno, os contamos cuáles son las mejores frutas del momento y cómo sacarles el máximo partido.
Frutas veraniegas de último minuto
A medida que avance septiembre, ¿qué nos quedará del verano? Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, todavía podremos degustar albaricoques, ciruelas, melones y sandías.
⭐ Melones y sandías
Estas dos frutas son las más sensibles y, también, las más difíciles de conservar. Podemos cortarlas en trozos y congelarlas (duran entre seis y ocho meses), pero hay que tener en cuenta que cuando las descongelemos perderán su textura original.
Congelarlas es una buena opción para utilizarlas más adelante en otras recetas, como batidos, licuados e incluso gazpachos (en el caso de la sandía), pero no para comerlas al natural. Ahora es la ocasión de disfrutarlas con todas sus cualidades hasta la llegada del próximo verano.
⭐ Albaricoques y ciruelas
Los albaricoques y las ciruelas son idóneos para preparar mermeladas caseras y para conservarlos en almíbar.
Las mermeladas duran más tiempo que las frutas al natural gracias al azúcar, que es un estupendo conservante. Pueden emplearse no solo en meriendas y desayunos, sino también para acompañar carnes, por ejemplo, ya que dan un contrapunto muy interesante de sabor. Eso sí: hay que tener cuidado con la cantidad y las calorías.
En cuanto a la fruta en almíbar, en este artículo, el chef Peio Gartzia explica en detalle cómo prepararla, qué cosas se deben tener en cuenta y cómo realzar el sabor de este tipo de conserva artesana.
Frutas de temporada en septiembre
¿Qué frutas están ahora en su mejor momento? Unas cuantas. Entre ellas, higos, mangos, melocotones, membrillos, nectarinas, peras, plátanos y uvas. En esta selección se aprecia muy bien la confluencia veraniega y otoñal. Es verdad que los plátanos y las peras son dos frutas incondicionales que nos acompañan durante todo el año, pero no ocurre lo mismo con las demás.
Las nectarinas van llegando a su final, mientras que los membrillos van ganando presencia. Estos últimos, además de perfumar la casa, son indispensables para preparar uno de los dulces más típicos, el dulce de membrillo, que se puede servir como postre tradicional, acompañado con queso.
Todas estas frutas, excepto el membrillo, se pueden comer al natural. Los mangos y los melocotones se pueden congelar (sin piel, cortados en cubos) para utilizar más adelante en batidos, bizcochos o salsas (el sabor del mango es un contrapunto perfecto para platos con curry).
Los plátanos, por su textura y sabor, son idóneos para la repostería, mientras que las peras se pueden emplear en todo tipo de recetas, desde licuados y postres hasta tostas agridulces o como un toque especial en ensaladas de hoja verde. ¿Y las uvas? Además de disfrutarlas tal cual, podemos lavarlas bien, congelarlas y usarlas como cubitos de hielo originales (y comestibles).
Las novedades frutales del otoño
En estas semanas habrá unas cuantas novedades en los mercados y las fruterías: caquis, chirimoyas, granadas, mandarinas, kiwis y más variedades de manzanas.
Las manzanas, en particular, son unas frutas muy agradecidas para preparar al horno, ya sea solas (con un toque de canela) o en tartas.
Los caquis, muy dulces y tiernos, resultan exquisitos al natural y, también, para elaborar postres cremosos, como helados, batidos o una mousse de sencilla preparación.
La granada (una fruta que se conserva bien en zonas frescas de la casa) ofrece muchas posibilidades gastronómicas, incluyendo la decoración de otros platos. Queda muy bien en ensaladas (con lechugas y endibias, por ejemplo), en macedonias o para desayunar, combinada con plátano cortado en pequeñas rodajas y unas pocas semillas de amapola por encima.