Desde ya hace unos 20 años, el consumo de productos festivos, lúdicos o hedónicos ha dejado de ser una sorpresa o constituir un momento ocasional. En la actualidad, un lunes o martes cualquiera, muchos niños ingieren productos poco saludables que van desde patatas chips, ganchitos o bolitas con sabor a queso, hasta galletas de chocolate, bollos de todo tipo y bebidas azucaradas de cola. No hace falta que haya un cumpleaños para incluirlos en el carro de la compra o tener que calmar algún berrinche infantil por este motivo. Muchos de estos productos, que contienen más grasas, azúcares y sal de las recomendadas, forman parte de la alimentación cotidiana, por lo que tiene aún menos sentido ofrecerlos en un día especial. Así que en este artículo se dan otras ideas para organizar un cumpleaños infantil saludable e inolvidable.
Un día laborable normal, sin fiesta alguna que lo exija, cualquier niño -y cualquier joven o adulto también- consume productos lúdicos pero insanos, promovidos de manera ubicua y atractiva por la poderosa maquinaria de la publicidad. Entonces, ¿por qué empeñarse en celebrar cumpleaños, graduaciones escolares o acontecimientos deportivos, ofreciendo a los pequeños las mismas patatas fritas de bolsa, las mismas bebidas azucaradas, los mismos panes de molde untados con dulces cremas oscuras o los mismos embutidos salados que ya ingieren de manera habitual?
La mayoría de las ofertas gastronómicas en las empresas especializadas en este tipo de celebraciones no salen de estos esquemas. Y parece que es lo más normal. Pero ¿qué sucedería si se reservara mesa en un restaurante para celebrar algo especial y se sirvieran semejantes productos alimenticios? ¿No se le diría a la persona encargada que es absurda una carta repleta de vulgaridades y comida basura? Pensaríamos, lo más seguro, que estamos siendo objeto de una broma pesada para ser filmados por una cámara oculta. En consecuencia, sería razonable aplicar el mismo criterio para los cumpleaños infantiles y exigir menús más saludables. O, por el contrario, prepararlos uno mismo.
Si se quiere programar y diseñar una jornada verdaderamente especial, un día mágico que pueda recordar toda su vida, la celebración no puede estar basada en comida insana. Ha llegado la hora de cambiar el chip -y las omnipresentes chips– para ofrecer a los peques lo que ellos se merecen. El argumento de que «lo que gusta a los niños es todo eso» y que «por un día, pobrecitos, no pasa nada» queda por completo desmontado: ni es un día, ni solo existen esos productos para disfrutar de una comida alegre y divertida. Se puede comer sano y, a la vez, muy rico.
El menú de un cumpleaños infantil saludable
Hay vida más allá de las chips y los ganchitos, y cada vez se encuentran con mayor facilidad más recetas, consejos y sugerencias para preparar cientos de platos sanos, coloridos, atractivos e irresistibles para niños con ganas de pasar un día inolvidable. Es conveniente que esa jornada la comida principal sea ligera, pues si no hay algo de hambre, solo apetecen productos con sabores extremos: o muy salados o muy dulces y, precisamente, lo que se quiere es invitarles a descubrir nuevos matices y preparaciones.
A modo de ejemplo, las siguientes son algunas propuestas saludables y divertidas:
- Bastoncitos de zanahoria, pepino o pimiento rojo, verde o amarillo. Se pueden comer tal cual o untar de patés caseros: tipo hummus (hay una gran variedad), guacamole, olivada (paté de aceitunas verdes o negras con ajo, aceite de oliva, zumo naranja, tomillo, orégano y pimienta), pesto rojo (tomate, parmesano, ajo, albahaca y aceite de oliva), babaganush (berenjena y pasta de sésamo), sardella (pasta hecha con pimiento rojo, cebolla y aceite de oliva)…
- Tomates pequeñitos tipo cherry, pimientos de diferentes colores (ya se venden en vasos preparados para servir), coliflor blanca cortada en forma de arbolitos…
- Palomitas de maíz: hacerlas con los niños es parte de la fiesta, pues oír las pequeñas explosiones de los granos de maíz y cómo impactan con la tapa de la sartén es muy divertido. También hay palomiteros eléctricos.
- Los frutos secos, naturales o tostados, pero siempre sin sal, ni glutamato ni miel añadida, no pueden faltar en una fiesta, sobre todo los menos habituales: nueces pacana, pistachos, anacardos… Eso sí, es importante no dejarlos al alcance de los menores de 4-5 años, para evitar posibles atragantamientos.
- Pizza casera cortada en triángulos o círculos, de tamaño infantil.
- Dados de queso, croquetas caseras, albóndigas de pollo o de garbanzos (falafel)…
- Fruta en brochetas, en macedonia y servida en boles decorados, helada…
- La tarta, que en toda fiesta que se precie debe presidir el final de la celebración, puede estar hecha sin azúcar. Hay muchas recetas en las que se puede sustituir por pasas, dátiles, plátano, zanahoria o manzana para poder disfrutar de un pastel saludable, aunque lo más importante son las velitas que lo coronan y la toma de la fotografía correspondiente cuando el homenajeado las sople.
Como en las fiestas infantiles se aprovecha para hablar con otros padres en un espacio de tranquilidad y amistad, es importante que se dé ejemplo a los niños, evitando el uso del móvil, fumar y beber alcohol. La bebida que todos pueden tomar es agua en vasos a los que añadir rodajitas de naranja o de limón y colocar divertidas pajitas de colores.
Cumpleaños infantiles, más allá de la comida
No solo cabe comentar la comida que se puede ofrecer en este tipo de fiestas. Hay algo más importante: la diversión a través del juego, la experiencia de estar reunidos con sus mejores amiguitos y la dicha de tener a unos familiares que les han organizado, con mucho cariño, tiempo, ganas y, si es posible, con la colaboración de otros padres, diversas actividades, como juegos de agua, juegos de habilidad, karaokes, disfraces, juegos de mesa o entretenimientos clásicos (como la silla vacía, la gallinita ciega, el escondite o el tocapared).
Celebrar un cumpleaños en un pinar o en un parque sería lo más recomendable, para que los pequeños dispongan también, según la edad, de tiempo de juego libre sin que los adultos deban ejercer una rígida supervisión. Así, la misión de los familiares quedaría limitada a que los niños tengan de pelotas, discos voladores, bicicletas, cuerdas, etc.
Además, es importante también implicar a los menores en la preparación del evento diseñando las invitaciones; colocando de modo estratégico globos, carteles, luces, faroles, guirnaldas, serpentinas, confeti; elegir el color de las servilletas o la música con la que podrán bailar; formar las brochetas con la fruta recién cortada; decorar los vasos; o poner las pajitas por colores.