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Las verduras son una pieza indispensable en una dieta saludable. Son alimentos que aportan al organismo una importante cantidad de vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, por lo que su consumo siempre es una elección saludable y acertada, tanto para niños como para adultos. Los vegetales ofrecen multitud de opciones y variedades, desde platos más sencillos, entrantes o acompañantes, hasta otros mucho más elaborados. También los vegetales congelados. A continuación detallamos cómo se produce su ultracongelación y de qué manera se deben conservar para un consumo óptimo.
A pesar de que existe una creciente conciencia social acerca de la importancia de llevar a cabo una buena alimentación, el ritmo de vida actual y la falta de tiempo nos impide en muchas ocasiones comer como nos gustaría. En este caso, las verduras congeladas se convierten en un aliado indiscutible: se pueden consumir en cualquier época del año, no pierden sus propiedades y se mantienen en perfecto estado durante mucho tiempo en el congelador. Además, su preparación puede resultar rápida y muy sencilla, pues de forma habitual se toman en purés, hervidas o salteadas.
Cómo es el proceso de ultracongelación
Cada verdura tiene su momento óptimo de maduración, y aunque gracias a los procesos de ultracongelación podemos comerlas en cualquier estación del año, cada variedad se cultiva y se recolecta en el momento más adecuado, para que el producto tenga la máxima calidad posible y no pierda sus propiedades.
En función de la época, las empresas del sector cosechan una variedad u otra. Una vez recogidas, se trasladan de inmediato a la fábrica para someterlas al proceso de ultracongelación.
Cuando el producto llega a la fábrica, se somete a un primer proceso de limpieza para retirar la tierra, hojas y demás restos que pueda traer del campo. A continuación, se escalda, es decir, el producto se expone a altas temperaturas durante unos minutos para detener el desarrollo de microrganismos y aumentar su vida útil. Una vez que las verduras se encuentran limpias y cocidas, se inicia el proceso de ultracongelación.
Las verduras están principalmente compuestas por agua, por lo que, en este caso, congelar el vegetal significa congelar el agua que contiene. Las verduras
Qué sucede después de la ultracongelación
Cuando las verduras han superado el proceso de ultracongelación, se almacenan a una temperatura de -22 ºC. De esta forma, siempre están disponibles y no pierden sus propiedades y nutrientes. Y en el momento en que se requiere el producto, comienza su distribución. Aunque pueda parecer que la importancia de esta fase es inferior, el transporte del producto congelado es fundamental y debe cumplir unos requisitos esenciales para que no se rompa la cadena de frío.
A su vez, es vital que en los supermercados se trate el producto de manera adecuada, cargando las neveras de forma óptima y manteniendo la temperatura necesaria. Si el envase se encuentra dañado, tiene escarcha o el producto se presenta en bloque, es porque en algún punto se ha roto la cadena de frío y las verduras se han descongelado y congelado después. Es recomendable que el consumidor adquiera los productos congelados justo antes de abandonar el establecimiento comercial, transportándolos hasta el congelador de su casa lo antes posible.
Por lo tanto, todas las fases, desde la recolección de las verduras hasta el momento de su cocinado, son importantes y requieren atención.
Con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre la necesidad de incorporar las verduras en la dieta diaria como hábito de vida saludable, la Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados (ASEVEC) cuenta con un espacio en Internet que permite conocer con profundidad y rigor el mundo de las verduras congeladas. En la página se puede ver el proceso de fabricación de las verduras congeladas, las zonas españolas donde se recogen las diferentes variedades, consejos de salud y hasta el mejor tratamiento y uso en la cocina para elaborar platos deliciosos.