‘Que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento’. La cita de Hipócrates de Cos, del siglo V. a.C, resume el contenido de este artículo. Este médico griego, reconocido como padre de la medicina moderna, estableció sabiamente en sus obras médicas que el buen funcionamiento del cuerpo se rige por la calidad y el tipo de alimentos ingeridos en la dieta. La nutrición es, por tanto, la vía natural para prevenir enfermedades, dado que todas las funciones orgánicas dependen de la calidad de la sangre, la cual depende, a su vez, del metabolismo (una de las fases de la nutrición) de los nutrientes de los alimentos ingeridos.
El objetivo es encontrar en la naturaleza los alimentos de temporada que reúnan las características nutritivas necesarias para poder servir como auténticos medicamentos. De esta manera, se podrán tratar de forma natural las dolencias pasajeras más comunes durante estos fríos meses de otoño.
Los alimentos, y concretamente los nutrientes específicos que contienen, influyen de manera determinante en el buen estado de órganos y tejidos. El sistema respiratorio y el inmune son los más afectados por el cambio de temperatura y por la acción virulenta de virus y bacterias. Dichos organismos, con el calor del cuerpo, encuentran el medio idóneo para proliferar, provocando enfermedad o molestos síntomas como irritación, tos o mucosidad.
Cebolla y puerro para eliminar la mucosidad
Las cebollas y los puerros tienen en común compuestos azufrados que forman parte de sus aceites esenciales. Estas sustancias son las responsables de su característico sabor y olor fuertes. Entre los compuestos azufrados de la cebolla están los tiosulfinatos, que cumplen una acción antiasmática y antiinflamatoria.
Los aceites esenciales actúan sobre las vías respiratorias, lo que resulta beneficioso en caso de sinusitis o catarros acompañados de abundante mucosidad. Entre sus propiedades destaca la capacidad para mejorar la expectoración, lo que favorece la expulsión de la mucosidad depositada en las vías respiratorias a través de flemas.
La borraja es otra verdura que, por su riqueza en mucílagos, también suaviza las mucosas y facilita la expectoración. Así, incluirla cocida o en forma de jugo en la dieta curativa resulta muy beneficioso. El caldo resultante de la cocción de la borraja, tomado tres veces al día, funciona como depurativo. Facilita la expulsión de la mucosidad y, en consecuencia, limpia las vías respiratorias.
Si la mucosidad persiste o se hace crónica, conviene hacer algún cambio en la dieta. Eliminar temporalmente la leche y derivados puede resultar efectivo para contrarestar su presencia. Parece ser que son las mucoproteínas, un tipo de proteínas de los lácteos, las responsables de la excesiva producción.
Calabaza para la garganta irritada
Los alimentos influyen de manera determinante en el buen estado de órganos y tejidos
La combinación de aire seco y frío de la calle con el calor ambiente de la casa o del lugar de trabajo hace que las mucosas se resequen. La de la garganta es una de las primeras mucosidades en verse afectada e irritada.
La vitamina A y los mucílagos, un tipo de fibra con acción emoliente, suavizante y protectora, son dos nutrientes con cualidad para regenerar la mucosa y, en consecuencia, calmar la irritación. La calabaza es un alimento que reúne estas dos cualidades nutricionales. Por eso, su consumo está indicado en todos aquellos casos de afectación de la mucosa, desde la irritación de garganta hasta una gastritis por exceso de acidez en el estómago.
Esta hortaliza también destaca por su riqueza en carotenoides, en concreto, en betacaroteno, el pigmento responsable del color naranja de su pulpa. Éste se transforma en vitamina A, por lo que comer calabaza brinda este interesante nutriente. Dicha vitamina aumenta la producción de anticuerpos y, por tanto, favorece la resistencia a las infecciones, efecto positivo en caso de que la irritación de garganta se deba a una infección vírica.
Tomar un tazón de crema de calabaza cada día como aperitivo de comidas y cenas es una buena terapia para acelerar la curación de la garganta irritada. Si se mezcla con zanahoria, la dosis de provitamina A aún será mayor y, en consecuencia, también lo será el efecto terapéutico. Gracias a su suave sabor y textura, esta hortaliza puede acompañar a multitud de ingredientes. Por ejemplo, la crema de calabaza sola o aligerada con caldo vegetal puede formar parte de unas albóndigas. También combina a la perfección con la pasta y con verduras como las judías verdes.
Agua con limón y miel, remedio para la tos
Las propiedades bactericidas de la miel son bien reconocidas, por lo que es un alimento imprescindible en la despensa durante los meses fríos. Cuando sucede una crisis de tos, dejar deshacer en la boca una cucharadita de miel natural y tragarla poco a poco es un remedio efectivo para calmar este incómodo malestar.
El tratamiento dietético se reforzará con la toma, varias veces al día, de miel disuelta en un vaso de agua templada y mezclada con zumo de limón. La combinación de ambos alimentos ayuda a calmar la tos. Por un lado, la miel ejerce una acción sedante, antitusígena y suavizante de las mucosas de las vías respiratorias. El ácido cítrico del limón, por su parte, posee un notable efecto antiséptico y antibacteriano.
Imagen: Raul654La fitoterapia ofrece complementos para tratar malestares comunes. Un ejemplo es el marrubio, planta que generalmente se usa para tratar la tos. Acostumbra a crecer en forma de mata junto a muros o en los bordes de los caminos. Es una planta muy habitual en toda la zona del Mediterráneo. Desprende un aroma muy particular, parecido al de una manzana.
Esta planta se incluye en jarabes empleados para la tos. Tomar varias veces al día una infusión de la parte más externa de la flor del marrubio, donde concentra los principios activos, se convierte en un remedio eficaz para tratarla.