Con motivo del XVIII Día Nacional de la Persona Obesa, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) llevan a cabo la campaña ‘Dile NO al OBESTRÉS’. En este sentido, el doctor Javier Salvador, presidente de la SEEN, explica que tres de cada diez personas con obesidad tienen problemas relacionados con el estrés. Destaca, además, que el estrés constituye, por sí mismo, un factor de riesgo adicional para el desarrollo de ciertas enfermedades, como las enfermedades cardiovasculares.
La respuesta frente al estrés no es homogénea en todas las personas, mientras que el 20% de la población no variará su patrón alimentario, el 40% lo incrementará, con una clara preferencia por los alimentos con alto contenido calórico, es decir, alto contenido en grasas y dulces. Así lo subraya el doctor doctor Albert Lecube, coordinador del Grupo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
La obesidad afecta a hombres, mujeres, niños y adolescentes
El 24% de los hombres y el 21% de las mujeres españolas sufren obesidad. De igual manera cabe destacar que el 14% de los niños y adolescentes en España presenta obesidad y el 25% sobrepeso. «Teniendo en cuenta que en nuestro país hay un incremento constante y alarmante año tras año de las cifras de sobrepeso y obesidad, creemos que la población no está suficientemente concienciada y que, por lo tanto, seguimos comiendo mal», asegura la doctora Susana Monereo, secretaria general de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO).
El 14% de los niños y adolescentes en España presenta obesidad y el 25% sobrepeso
En este contexto, desde las sociedades científicas abogan por insistir en educar y animar a la gente a cambiar sus hábitos de vida de forma progresiva. En este sentido, asegura la doctora que aunque las circunstancias no nos acompañen, debemos hacer un esfuerzo por comer mejor. «Comer deprisa fuera de casa, no hacerlo alrededor de la mesa con toda la familia, comer mientras se ve la televisión o lo que es peor aún delante del ordenador… son factores que está demostrado de manera científica que determinan que haya más obesidad», indica la secretaria general de SEEDO. «Para mejorar esta situación -añade- deberíamos volver a los patrones más clásicos de alimentación, ya que en la actualidad se ha roto el equilibrio entre las calorías que consumimos a diario y las que gastamos, lo que conlleva un incremento de grasa corporal y el consiguiente aumento de peso».
Dile NO al OBESTRÉS
En la sociedad actual estamos sometidos a continuas fuentes de incertidumbre y estrés, personales, económicas y laborales, como asegura el doctor Lecube, y esta percepción aumentada del estrés modifica nuestro comportamiento alimentario. Pero no solo eso, el estrés tiene influencia en la elección de los alimentos y en el tamaño de las raciones, las aumenta. En este sentido, el estrés se asocia con un aumento de la adiposidad central, siendo este efecto mayor en los hombres que en las mujeres.
El estrés favorece la ingesta de alimentos que podrían denominarse de «recompensa»
El experto explica que independientemente del aumento o descenso de la ingesta, la mayoría de las personas estresadas asegura consumir un incremento en el consumo de los alimentos más ‘palatables’. Es decir, el estrés favorece la ingesta de alimentos que podrían denominarse de «recompensa». Son aquellos alimentos más placenteros para nuestro paladar, en general más ricos en grasas o más dulces, cuya ingesta favorece la aparición temporal de un estado de felicidad. Así, los alimentos que suelen escogerse cuando estamos estresados son aquellos que en condiciones normales desaconsejamos cuando queremos hacer una vida saludable o perder peso.
La exposición acumulada al estrés laboral a lo largo de los años aumenta, además, el riesgo de desarrollar síndrome metabólico. De igual manera, se dispone de suficiente información que indica que la exposición al estrés a lo largo de distintos periodos de la vida, como por ejemplo en la infancia o la adolescencia, momento en que gran parte de las estructuras neurológicas, como la amígdala, el hipocampo y el sistema mesolímbico, aún no están totalmente desarrolladas, influye sobre el peso en la edad adulta, siendo cruciales para el desarrollo futuro de obesidad, concluye el experto.