De enfermedad rara a dolencia que afecta al 1% de la población. La enfermedad celíaca condiciona la alimentación de muchas personas y la de sus familias, que incorporan también varios cambios en su dieta (sobre todo, cuando quien padece intolerancia al gluten es un niño). Aunque se ha avanzado mucho en lo que se conoce sobre esta patología, todavía quedan por resolver muchos otros retos que van más allá del gluten, como el encarecimiento de la cesta de la compra “gluten free” o la legislación que regula el etiquetado de los productos aptos para celíacos. En el Día Nacional del Celíaco, este artículo repasa los principales desafíos del colectivo.
La enfermedad celíaca (EC) es una intolerancia permanente al gluten, una proteína que se encuentra en muchos cereales: trigo, cebada, centeno, espelta, triticale y posiblemente avena. Entre los síntomas más habituales destacan la pérdida de peso y de apetito, las náuseas, vómitos, diarrea y distensión abdominal, los dolores abdominales, la fatiga, el retraso del crecimiento (en el caso de los niños) y alteraciones del carácter, que puede tener momentos de irritabilidad, apatía o tristeza. No obstante, tanto en los menores como en las personas adultas, estas señales pueden ser atípicas, demasiado leves o estar ausentes, lo que hace más difícil el diagnóstico.
El diagnóstico más fiable de la enfermedad celíaca es mediante un análisis de sangre primero, y una biopsia intestinal después. Tal y como se explica en el artículo ‘¿Cómo sé si tengo intolerancia al gluten?‘, los «diagnósticos alternativos», como los denomina la Sociedad Británica de Gastroenterología, deben evitarse a toda costa, ya que la enfermedad celíaca es una dolencia con serias implicaciones para la salud y con una exclusión de por vida de los alimentos con gluten.
El único tratamiento, una dieta sin gluten
El único tratamiento efectivo contra la enfermedad celíaca es seguir una dieta estricta sin gluten durante toda la vida. Como esta proteína está presente en muchos productos cotidianos, es muy importante iniciar el tratamiento solo tras tener un diagnóstico médico, ya que este supone suprimir de la dieta un conjunto importante de alimentos. Como se detalla en este artículo, cada vez hay más personas que eliminan el gluten de su alimentación o de la de sus hijos, porque se lo ha dicho un «terapeuta alternativo» o porque lo piensan ellas mismas, sin consultar a un especialista. Algo nada recomendable, ya que restringir los cereales con gluten convierte a la alimentación en un juego de malabares que puede desequilibrar la dieta, sobre todo en los niños.
Una persona que en realidad padezca la enfermedad celíaca debe basar su alimentación en alimentos frescos: legumbres, carnes, pescados, huevos, frutas, verduras, hortalizas y en cereales sin gluten, como el maíz o el arroz. Para comer con tranquilidad, conviene evitar los alimentos precocinados o envasados, ya que en ellos es más difícil garantizar la ausencia de gluten. Y esto lleva a dos grandes dificultades que, a día de hoy, afectan mucho a este colectivo: la carestía de algunos productos y el etiquetado que entrará en vigor en julio.
Etiquetado de los productos sin gluten
La Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE) advierte en su página web de que el nuevo reglamento nº 828/2014 que entrará en vigor el 20 de julio de 2016 no es fiable para las personas celiacas. Según explica en su apartado de noticias, la nueva normativa permitirá que la información alimentaria de los productos «sin gluten» y «muy bajo contenido en gluten» pueda ir acompañada de las declaraciones «elaborado específicamente para personas con intolerancia al gluten» o «elaborado específicamente para celíacos».
«Si la persona celiaca sabe que no debe consumir más de 20 ppm no hay problema, pero ¿qué pasará con todas esas nuevas personas celiacas que reciben un nuevo diagnóstico y leen estos etiquetados sin estar informados? o ¿qué sucederá si empiezan solo a poner la segunda información saltándose la primera?», se preguntan.
Al respecto, conviene recordar que los alimentos que no contienen gluten lo especifican en el envase aunque, para estos casos, es necesario que el fabricante y el producto se sometan a un estricto control. En nuestro país, el símbolo distintivo lo otorga FACE, que garantiza que un alimento en concreto es apto para las personas que tienen esta enfermedad. Se trata de una marca que pueden solicitar tanto los fabricantes de productos especiales para celíacos (pasta, bollería, pan, etc.) como los de productos convencionales que se comprometen con los celíacos, asegurándoles que esos alimentos que elaboran no contienen gluten.