El 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes, una patología crónica que no para de crecer: en los últimos 40 años el número de diabéticos se ha duplicado. En el mundo la sufren más de 440 millones de personas (una de cada 11) y provoca la muerte cada año de 3,8 millones. Además, causa complicaciones a largo plazo en prácticamente todos los órganos del cuerpo. Repasamos qué tipos de diabetes existen, qué causa esta enfermedad crónica en la que los valores de azúcar en sangre son anormalmente altos y cómo prevenirla.
¿Qué es la diabetes?
Para entender de qué se trata, podemos poner un ejemplo: del mismo modo que el motor de un coche necesita energía para poder funcionar, también nuestras células precisan energía para mantener las funciones vitales (desde un simple latido hasta la respiración), así como para regular la temperatura corporal o los movimientos musculares. En el coche, la principal fuente de energía será el carburante; en nuestro cuerpo, la glucosa (azúcar) que obtenemos a través de los alimentos. Pero, para que esta glucosa llegue a transformarse en energía, se precisa de la intervención de una hormona, denominada insulina. La insulina actúa como llave de las células del cuerpo; una llave que, cuando se abre, permite que la glucosa sea transportada al interior de las células y las alimente. Así pues, se trata de una hormona imprescindible para transformar los nutrientes en la energía que necesitamos para la vida diaria.
La diabetes aparece cuando el organismo no produce la cantidad de insulina necesaria para que los niveles de azúcar en sangre (glucemia) se mantengan normales, o bien cuando las células no utilizan adecuadamente la insulina para introducir el azúcar en su interior. Se producen así niveles elevados de glucosa en sangre (hiperglucemia). Cuando estos niveles están permanentemente altos, aunque solo sea un poco y no haya habido subidas bruscas, se van gestando complicaciones y lesiones en distintas partes del cuerpo. Por eso, se considera que la hiperglucemia sostenida es la antesala de la diabetes.
Tipos de diabetes
Cuando hablamos de diabetes, no nos referimos a una sola patología, sino a varios tipos: cada una con sus causas, consecuencias y tratamientos propios.
✔️ Diabetes tipo I
En la también llamada diabetes insulinodependiente, la producción de insulina es escasa o nula, debido a que más del 90 % de las células productoras de insulina en el páncreas están dañadas. Dado que el organismo es incapaz de producir esta hormona, los pacientes están obligados a inyectarse insulina con regularidad.
Con respecto a sus causas, según la Federación Española de Diabetes (FEDE), parece que existe un cierto componente genético en la predisposición a desarrollarla, «pero puede que también sea necesario un componente ambiental para que se desencadene la reacción inmune».
Sus síntomas (náuseas, vómitos, visión borrosa, necesidad frecuente de orinar o sensación de hambre o sed extrema) suelen aparecer bruscamente, por lo que no pasan desapercibidos y el diagnóstico es rápido. Este diagnóstico se realiza mediante un análisis de sangre en ayunas o haciendo una prueba de tolerancia a la glucosa.
- Relación con la enfermedad celiaca. En torno al 8 % de personas con enfermedad celiaca (intolerancia al gluten) padecen también diabetes tipo 1, y aproximadamente el 3,5 % de los descendientes de personas con diabetes tipo 1 desarrollan la celiaquía. Aunque por el momento se desconoce la relacióndirecta que une a estas dos patologías, sí parece evidente que la clave está en que ambas son trastornos autoinmunes, en los que el sistema inmunitario (las defensas del organismo) reacciona contra células del propio cuerpo. En el caso de la enfermedad celíaca, los anticuerpos se generan frente a proteínas del tubo digestivo, mientras que en la diabetes los anticuerpos van dirigidos a las células productoras de insulina.
✔️ Diabetes tipo 2
Se estima que entre el 85 y el 95 % de las personas diabéticas padecen este tipo. En ella, el páncreas sí fabrica insulina, pero el organismo desarrolla una resistencia a sus efectos: los receptores de insulina que tienen las células no son capaces de identificar la hormona y, por tanto, las células se resisten a utilizarla.
Las principales causas, indican desde la Federación de Diabetes, “son la falta de actividad física y la acumulación de tejido adiposo”. Asimismo, también existe un componente genético, lo que ayuda a explicar por qué son frecuentes los casos de diabetes tipo 2 en distintas generaciones de una misma familia.
✔️ Diabetes gestacional
Imagen: stanias
Como su nombre indica, afecta a mujeres embarazadas. Se produce en aquellos casos en los que el organismo no es capaz de fabricar y utilizar toda la insulina necesaria para la gestación. Este tipo de diabetes suele desaparecer después del parto, aunque tanto la madre como el niño tendrán un riesgo más elevado de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro.
✔️ Diabetes tipo MODY
Es muy poco común: se estima que tan solo entre el 1 % y el 5 % de los casos de diabetes son del tipo MODY (Maturity-Onset Diabetes of the Young). Afecta a menores de 25 años, y se debe a una única mutación genética que produce una alteración en la capacidad de generación de insulina a través del páncreas.
✔️ Diabetes tipo LADA
Siglas de Diabetes Autoinmune Latente en Adultos. Aún en investigación, se la considera una enfermedad autoinmune de origen genético en la que el sistema inmune ataca de forma paulatina, pero progresiva, a las células productoras de insulina.
¿Esto que me pasa puede ser diabetes?
Mientras que en la diabetes tipo 1 la total ausencia de insulina provoca que los síntomas aparezcan de forma rápida, facilitando el diagnóstico, en la diabetes tipo 2 los síntomas van apareciendo gradualmente; por ello, a menudo, la enfermedad pasa inadvertida durante un tiempo. Hace años, se consideraba que los síntomas más habituales eran la necesidad de orinar frecuentemente (poliuria), así como un fuerte incremento del hambre (polifagia) y de la sed (polidipsia). Otros síntomas incluyen fatiga, problemas de vista, pérdida de peso y lenta cicatrización de heridas y úlceras.
Hoy, como señala el doctor Martín López de la Torre, del Grupo de Diabetes de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), “los especialistas en diabetes tenemos claro que no se puede esperar a que la diabetes dé síntomas. Hay que identificarla antes, para evitar que pueda causar daños permanentes en el organismo. Es fundamental actuar a tiempo y, para ello, sirven los análisis periódicos de los niveles de glucosa en sangre”.
📝 ¿Tengo que hacerme análisis de azúcar?
Tiempo atrás, la diabetes tipo 2 era denominada “diabetes del adulto”, ya que afectaba de forma casi exclusiva a personas mayores. Pero, cada vez más, se diagnostican casos en niños, adolescentes y jóvenes (probablemente debido a que, entre ellos, cada vez hay más hay más obesos). Por tanto, no solo las personas de edad avanzada deben realizarse controles, sino también quienes tienen obesidad, historial familiar de diabetes, historial previo de diabetes gestacional e inactividad física.
Cuando se habla de obesidad, explica López de la Torre, lo importante es la distribución de la grasa y si esta se acumula en el abdomen. “No es tan importante el índice de masa corporal [peso (kg) / estatura (m2)] como el hecho de que haya obesidad central. Porque este tipo de obesidad es la que predispone más a enfermedades asociadas a la diabetes, como hipertensión arterial o alteraciones en los lípidos”.
📝 ¿Qué niveles de glucosa son normales?
Imagen: stevepb
La diabetes tipo 2 se diagnostica midiendo la cantidad de glucosa en la sangre (glucemia). Se considera normal cuando es inferior a 110 miligramos por decilitro (mg/dl). Se estima que hay diabetes cuando la cifra en ayunas en plasma venoso es mayor o igual a 126 mg/dl al menos en dos ocasiones. En los casos en los que el paciente tiene sus niveles de glucosa entre 110 y 126 mg/dl, se considera que está en prediabetes. Este es el mejor momento para comenzar a actuar.
Cómo prevenir la diabetes
Los dos factores más importantes que propician el desarrollo de la diabetes son la obesidad y el sedentarismo. La adquisición de hábitos saludables de nutrición y de ejercicio son claves, tanto para prevenir la diabetes como para evitar complicaciones si ya la hemos desarrollado. No se trata de seguir una dieta de adelgazamiento, sino de hacer un cambio crónico de los hábitos de vida. “A veces es suficiente con una pérdida de un 5 o un 10 % de peso para lograr prevenir la diabetes y mejorar los parámetros asociados (como hipercolesterolemia o hipertensión arterial)”, explica López de la Torre. “Aunque no sea una gran cantidad, si se logra mantener en el tiempo esa pérdida de peso puede ser muy beneficioso”.
▶️ Alimentación
Si el paciente tiene obesidad y necesita reducir peso y grasas, la indicación es cambiar del patrón occidental de alimentación (pobre en fibra, muy calórico y lleno de azúcares), a uno de dieta mediterránea. Sus pilares son:
- Incrementar consumo fruta y verduras.
- Comer legumbres.
- Reducir la ingesta de carne roja.
- Incrementar el consumo de pescado.
- Cocinar con aceite de oliva.
- Incluir en la dieta frutos secos.
- Reducir el consumo de ultraprocesados.
La importancia de un plan nutricional. Por las características de esta enfermedad, en la que son tan importantes los niveles de azúcares en cada momento, resulta indispensable que la persona con diabetes tenga en cuenta “qué, cuánto y cuándo se come de cada grupo de nutrientes”, explican desde la Federación Española de Diabetes.
El objetivo es tener bajo control los niveles de glucosa en sangre, evitando que se eleven demasiado, pero también que bajen en exceso. “Por ejemplo, consumir más hidratos de lo requerido puede provocar una hiperglucemia, pero no consumir los suficientes puede acarrear la situación contraria, una hipoglucemia”. Este plan nutricional será individualizado y deberá consensuarse con el médico.
▶️ Actividad física
No solo se trata de perder peso, sino también de mejorar la distribución de la grasa, evitando la acumulación en torno al abdomen. En este sentido, el ejercicio físico juega un papel muy importante. Pero, además, la actividad física mejora la sensibilidad del organismo a la insulina y, en consecuencia, el control glucémico. En personas con diabetes, su práctica diaria es una gran herramienta para prevenir la hiperglucemia.
¿Hay un ejercicio mejor que otro? En general, se considera más adecuado realizar ejercicios aeróbicos, como correr, nadar, montar en bicicleta o practicar en la elíptica, ya que son los que más glucosa consumen. Para que resulten eficaces, es importante que se hagan a diario (unos 30 minutos son suficientes).
Pautas para evitar el tratamiento
La intervención inicial en diabetes siempre pasará por controlar el peso corporal, modificar la dieta y aumentar el ejercicio físico. En muchos casos, en especial cuando estamos en prediabetes o en una fase inicial de la patología, esta intervención podría bastar para reducir los niveles de glucosa en sangre y revertir la situación.
No obstante, a menudo los pacientes suelen terminar necesitando un tratamiento farmacológico. Este tratamiento, por lo general, comienza con fármacos que aumentan la sensibilidad del organismo a la insulina. Con el tiempo, es frecuente que se necesite utilizar otros medicamentos que actúan aumentando la secreción de la insulina. Asimismo, un importante porcentaje de pacientes termina requiriendo el uso de insulina inyectada.