La dorada es un pez marino propio de aguas poco profundas tanto de fondos arenosos como de roca del Atlántico oriental; desde las islas Británicas hasta las costas de Sudáfrica; y del mar Merditerráneo. También se puede pescar dorada en el mar Mediterráneo. La pesca de la dorada es muy estacional, siendo este pescado propio de los meses de otoño. Por ello, y dado el elevado precio que alcanzan los ejemplares de dorada salvaje, la producción de dorada de piscifactoría es muy elevada.
Por su contenido moderado de grasa se le considera un pescado semigraso, y por tanto moderado en cuanto a aporte energético, por lo que si se cocina de manera sencilla y con poca grasa o salsas, su consumo es adecuado en dietas de control de peso. De su análisis químico destaca su contenido modesto en proteínas de alto valor biológico, así como una relación minerales, y en menor variedad de vitaminas. Su carne supone un aporte interesante de potasio, fósforo; moderado de sodio y magnesio -comparado con el resto de pescados frescos- y menos relevante de hierro, en cantidad inferior comparado con las carnes. Entre las vitaminas del grupo B, tan solo merece mención especial la niacina o vitamina B3, cuyo contenido en la dorada es intermedio respecto a otros pescados, y la B12.
La dorada tiene unos dientes fuertes, puntiagudos y muy afilados, que le sirven para triturar moluscos. En la parte superior de cada mandíbula presenta 6 robustos colmillos, anchos en la base y muy afilados, que pueden causar accidentes por desgarro o mordeduras muy dolorosas al pescador si no extrema las precauciones durante su captura.