Según el Informe Mundial de la Salud 2002 llevado a cabo por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que alrededor del 11% de las enfermedades en los países desarrollados están causadas por la hipertensión arterial (HTA), y que más del 50% de las enfermedades del corazón y casi el 75% de los accidentes cerebrovasculares se debe a la presión arterial sistólica (la conocida como la tensión alta) a niveles superiores a los mínimos teóricos (115 mmHg).
Para hacer frente a esta grave situación, el Instituto Nacional del Corazón, Pulmones y Sangre (NHLBI por National Heart, Lung and Blood Institute), del Instituto Nacional de Salud de los EE.UU. diseñó el llamado plan de alimentación DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension; Enfoques dietéticos para detener la hipertensión). DASH, habiendo demostrado un efecto real e importante en la reducción de la HTA, está considerado como uno de los recursos más importantes en el tratamiento y prevención.
Dieta efectiva
Para las personas adultas de entre 40 y 69 años, el aumento mantenido de la presión arterial sistólica (nivel máximo de tensión arterial) de 20 mmHg, o el aumento continuado de 10 mmHg de la presión arterial diastólica (el nivel mínimo), duplica el riesgo de muerte de las enfermedades del corazón. Estos son los resultados del mayor meta-análisis relativo al riesgo de morbimortalidad de la hipertensión arterial según la edad, realizado sobre más de 61 estudios observacionales prospectivos y una muestra de más de un millón de personas adultas. La investigación se publicó en la revista médica «The Lancet», en 2002.
A sabiendas de que la dieta es un factor muy influyente tanto en el desarrollo como en la prevención de la HTA, científicos americanos apoyados por el NHLBI, realizaron dos estudios clave para abordar el tratamiento dietético más eficaz en esta patología.
La presión arterial se reduce con un plan de alimentación bajo en grasa saturada, colesterol, grasa total y azúcares simples
Los resultados pusieron de manifiesto que la presión arterial se reduce con un plan de alimentación bajo en grasa saturada, colesterol, grasa total y azúcares simples, al que denominaron plan de alimentación DASH, sin necesidad inicial de reducir drásticamente la sal de la dieta. No obstante, cuando el plan alimentario se acompaña de una reducción en la ingesta de sal y sodio, los resultados en la disminución de la presión arterial son mayores. Este cambio añadido puede resultar incluso necesario según el grado de riesgo de enfermedad cardiaca de cada individuo.
El plan de alimentación consiste en reducir notablemente el consumo de carne roja, dulces y snacks, azúcares añadidos como el que contienen las bebidas, zumos y galletas. Además, hace hincapié en un mayor consumo de frutas, hortalizas y lácteos sin grasa o con bajo contenido de grasa. También incluye cereales integrales y sus derivados (pan, arroz y pasta) y como alimentos proteicos el pescado, aves como el pollo y el pavo, y frutos secos.
Este cambio dietético aumenta la concentración de nutrientes protectores del corazón y que tienen efecto demostrado en disminuir las cifras de presión sanguínea como el potasio, el magnesio, el calcio y la fibra.
Menús con poca o muy poca sal
El plan alimentario DASH incluye, además de consejos para reducir grasas, azúcares y sal, prácticos menús semanales y recetas bajas en sal. Los menús se establecen para dos niveles de consumo diario de sodio; 2,3 y 1,5 g por día. El National High Blood Pressure Education Program (Programa Nacional de Educación para la presión sanguínea alta) de EE.UU. considera como nivel máximo aceptable la ingesta de 2,3 g de sodio diarios; la máxima cantidad recomendada para la población estadounidense según las Guías Dietéticas de 2005.
Estos consejos van en la misma línea que los de la OMS, que recomiendan que las personas adultas no superen los 6 g de sal al día, que equivale a 2,4 g de sodio. La dificultad para muchas personas está en acostumbrarse a una reducción semejante de sal o de sodio, ya que en España, los especialistas estiman que cada persona consume de media entre 10 y 12 g de sal cada día, que representa el doble de la dosis máxima recomendada.
Ejemplos de menús con control de la sal de los alimentos:
Perpetuar los cambios dietéticos
A pesar de los beneficios que aporta, se hace preciso acompañar la dieta DASH con un estilo de vida saludable que incluya actividad física regular, descanso, ausencia de tabaco, y control del estrés y del alcohol. No obstante, los beneficios para la salud dependerán de la capacidad de cada persona para perpetuar en el tiempo los cambios dietéticos.
Algunos de estos cambios incluyen la reducción del contenido de sal de los alimentos, limitando el consumo de productos salados como patatas fritas, encurtidos, embutidos o salsas, usando hierbas aromáticas y especias como condimento, y conociendo cuáles son los alimentos elaborados que más sal contienen, con el fin de hacer una elección saludable. En este sentido la industria alimentaria encuentra su hueco diseñando productos con poco o muy poco contenido en sal o sodio.
Los mensajes “bajo en sal”, “muy bajo en sodio” o “sin sal”, frecuentes en muchos productos elaborados como jamón cocido, pechuga de pavo, queso, galletas, panes y biscotes, entre otros, no se podrán incluir de cualquier manera ni en cualquier alimento. El actual Reglamento europeo 1924/2006, de 20 de diciembre de 2006, relativo a las “declaraciones nutricionales y de propiedades saludables en los alimentos”, que entró en vigor hace poco más de un año, define muy claramente qué declaraciones pueden incluir las etiquetas y la publicidad de los alimentos que hagan referencia a un menor o un nulo contenido en sal o en sodio.
Así, atendiendo a las condiciones del nuevo reglamento sólo podrán incluir el mensaje “bajo contenido en sodio/sal” aquellos productos con un contenido máximo de 0,12 g de sodio/100 g (sólidos) o 100 ml (líquidos) o su equivalente en sal. De la misma manera, el mensaje “muy bajo contenido en sal/sodio” estará relegado a aquellos productos que aporten máximo 0,04 g de sodio/100 g (sólidos) o 100 ml (líquidos), o su equivalente en sal.
Serán sólo los productos que incluyan como máximo 0,005 g de sodio/100 g (sólidos) o 100 ml (líquidos), o su equivalente en sal, los que pueden hacer la publicidad de que su producto es “sin sal/sodio”.