En qué consiste la dieta nórdica
La dieta nórdica se practica desde hace años en los países del norte de Europa: Suecia, Noruega, Dinamarca, Islandia y Finlandia. Se caracteriza por fomentar el consumo de frutas, verduras, cereales integrales, bayas silvestres, legumbres, pescados grasos y huevos. También procura reducir el consumo de carne y aconseja eliminar por completo los alimentos grasos, procesados y dulces.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la dieta nórdica por sus cualidades saludables, similares a las de la dieta mediterránea. Sin embargo, y aunque son parecidas, estos regímenes difieren en el aceite utilizado. La dieta nórdica se decanta por el aceite de colza, mientras que el de oliva impera en la mediterránea.
A las virtudes de la dieta nórdica se han sumado recientemente las conclusiones obtenidas en un estudio. Asegura que cumplir con las pautas indicadas en el régimen nórdico (con unos ligeros ajustes) es especialmente beneficioso para los niños, ya que ayuda a instaurar patrones alimentarios saludables, claves para la edad adulta.
Dieta nórdica: beneficios y alimentos recomendados
Lo que en la actualidad conocemos como dieta nórdica es una interpretación gastronómica del régimen de comidas tradicional que se sigue desde hace años en los países del norte de Europa. Fue desarrollada en 2004 por un grupo de chefs locales deseosos de impulsar y dar a conocer las cualidades de esta forma de alimentación. Con el fin de hacer la dieta más atractiva, los cocineros readaptaron ingredientes y recetas a los gustos internacionales.
“En este tipo de dieta se fomenta la ingesta de frutas y verduras, cereales integrales y legumbres, pescado y huevos y en menos cantidad la carne”, explica Mónica Herrero, miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (CGCODN) y vicepresidenta del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Aragón. También se promueve el consumo de productos locales, silvestres y frescos.
En 2012 el Ministerio de Alimentación, Agricultura y Pesca de Dinamarca publicó una guía general sobre los principios que inspiran la dieta nórdica. Son estos:
- Comer más frutas y vegetales a diario.
- Consumir cereales enteros.
- Ingerir más alimentos del mar y de los lagos.
- Comer carne de mayor calidad, pero en menor cantidad.
- Escoger alimentos crecidos en la naturaleza.
- Consumir productos orgánicos.
- Evitar los aditivos en las comidas.
- Decantarse por los productos de temporada.
- Dar prioridad a la comida casera.
- Generar menos desperdicios.
¿Por qué la OMS recomienda la dieta nórdica?
Hace unos años la Organización Mundial de la Salud incluyó la dieta nórdica entre las más saludables del mundo, otorgándole propiedades tan beneficiosas como las que tiene la dieta mediterránea. Para ello, se apoyaron en varios estudios que vinculaban ciertas mejorías en los factores de riesgo determinantes de ciertas enfermedades cardiovasculares y diabetes.
Para la OMS, ambas dietas son exponente de que utilizar los recursos naturales de manera correcta actúa de forma positiva sobre la salud. “La cultura gastronómica está basada en la tradición, pero está también abierta al cambio y a la adopción de nuevas medidas, como evidencia el auge de la dieta nórdica y de las múltiples variantes de la dieta mediterránea, que son a la vez nuevas y culturalmente auténticas”, señala Herrero.
Dieta nórdica vs. dieta mediterránea
Aunque puedan parecer iguales e incluso la OMS las ponga a niveles similares, en realidad, la dieta nórdica y la dieta mediterránea son dispares. “La diferencia es que hay un mayor consumo de alimentos vegetales que animales. En la mediterránea también se fomenta el consumo de verduras, hortalizas, cereales integrales, legumbres y frutas, pero quizá un poco menos porque hay un mayor consumo de carne, pescado y huevos. Incluir bayas y diferentes verduras típicas de la zona escandinava le da también un plus en alimentos con beneficios para la salud”, apunta la especialista.
El aceite es también un punto discordante. “En la dieta nórdica, es el de colza. En la mediterránea, el de oliva que, debido a su contenido en grasas saludables, es un aceite con mayores propiedades nutritivas. El aceite de colza en España está apartado por lo que ocurrió en los años 1980, pero no es un mal aceite y también tiene propiedades que lo hacen interesante para utilizar en cocina, siempre que no se pueda recurrir al aceite de oliva”, reflexiona Herrero.
En cualquier caso, la miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas otorga excelentes propiedades a ambas dietas. “Tanto una como otra pueden servir como patrón para mejorar los hábitos alimentarios de una determinada población y ser una herramienta eficaz para prevenir diferentes enfermedades relacionadas con la alimentación”, recalca.
Inculcar hábitos saludables desde la infancia
Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Umea (Suecia), el Centro de Epidemiología del Consejo del Condado de Estocolmo (Suecia) y la Universidad de California (EE. UU.), la dieta nórdica baja en proteínas puede resultar vital para transmitir hábitos saludables a los bebés y niños.
Para Herrero, este aspecto es muy importante: “La educación alimentaria desde bebés es fundamental para un cambio de hábitos visible y a largo plazo en la edad adulta. El estudio también revela que, gracias a la implicación de los padres, los niños adquieren mejores hábitos alimentarios. Y esto es importante, ya que debemos reflexionar sobre la educación ya desde tan pequeños”.
Más frutas y verduras
El estudio, publicado en la 54o Reunión Anual de la Sociedad Europea de Gastroenterología Pediátrica, Hepatología y Nutrición (ESPGHAN), contó con la participación de 250 bebés de entre 4-6 meses hasta los 14-18 meses. Herrero explica que a los menores se les proporcionó una alimentación “basaba en un mayor consumo de frutas, bayas, verduras, setas, tubérculos y legumbres, productos de la zona y de temporada. Incluía además cereales integrales, grasas vegetales, pescado y huevos, poca carne, así como un consumo mínimo de otros alimentos como lácteos, derivados cárnicos y dulces”.
La principal conclusión de la investigación fue que los bebés que seguían la nueva dieta nórdica tomaron entre un 42-45 % más de frutas y de verduras entre los 12 y 18 meses de edad en comparación con aquellos que fueron alimentados con un régimen convencional establecido por la Agencia Sueca de Alimentos. Asimismo, el consumo de proteínas fue entre un 17-29 % menor, una reducción que no comprometió la ingesta proteica recomendada por las autoridades sanitarias para este grupo de edad, siendo el nivel de consumo calórico similar.