En verano, los cambios de horarios, los viajes, el desorden alimentario y las temperaturas elevadas facilitan los trastornos gástricos e intestinales. La diarrea figura entre ellos y se define como una alteración de las heces en cuanto a volumen, fluidez o frecuencia. Sus causas son múltiples y variadas: una intoxicación alimentaria por el consumo de productos en mal estado, una infección debida a algún virus o bacteria, una intolerancia o alergia alimentaria… Cuando la diarrea carece de otros síntomas, como fiebre o dolor abdominal severo, el tratamiento de base es la dieta. Pero… ¿qué dieta? El siguiente artículo analiza la eficacia de los métodos tradicionales, indica qué comer y qué beber y propone pautas nutricionales para hacer frente a los procesos diarreicos.
¿Qué se debe comer y beber cuando se padece diarrea? La mayoría de las personas han seguido alguna vez la «dieta BRATT», denominada así por los ingleses y que se deriva de las siglas de Banana, Rice, Applesauce, Tea and Toast (plátano, arroz, compota de manzana, té y tostadas). En nuestro entorno, esta pauta alimentaria se conoce como «dieta astringente» y se compone de sopa de arroz con zanahoria, pescado blanco hervido, tostadas, manzana rayada, membrillo y otros pocos alimentos más bien desabridos. Sin embargo, según los expertos en gastroenterología, esta pauta ni mejora la consistencia de las heces ni disminuye la frecuencia de las deposiciones.
Procesos diarreicos: ¿qué beber y qué no?
Salvo pocas excepciones, no hay ningún alimento o grupo de alimentos que se deban tener presentes, ni para incluirlos ni para evitarlos, mientras se padece una diarrea. En cambio, sí hay que tener claro que la diarrea implica una pérdida constante y considerable de agua y electrolitos (los minerales necesarios para que el equilibrio de agua del cuerpo se mantenga), lo cual supone un riesgo serio para el organismo: la deshidratación.
Para evitar esta situación -que puede llegar a ser fatal-, hay que garantizar la reposición de líquidos y electrolitos desde los primeros síntomas. Las fórmulas caseras más habituales son la limonada alcalina o el agua de arroz y zanahoria, aunque en las farmacias se pueden obtener fórmulas de rehidratación oral con una concentración concreta de azúcar, sodio y otros minerales, que garantizan el aporte adecuado y la concentración óptima.
Hay que evitar las bebidas azucaradas, como zumos y refrescos, ya que su elevada proporción de azúcar puede empeorar el cuadro y favorecer aún más la deshidratación. Las bebidas con cafeína podrían aumentar el peristaltismo intestinal y aumentar las deposiciones, por lo que es prudente no consumirlas.
¿Qué comer cuando se tiene diarrea?
La mayoría de procesos diarreicos se acompañan de malestar general, debilidad y poco apetito. Por ello, es habitual que no apetezca demasiado comer o que se quiera ingerir algo de sabor suave y aporte calórico ligero. Dejarse guiar por el grado de apetito y el tipo de alimento que uno desea comer es el mejor consejo.
La denominada «dieta astringente» no es demasiado rica desde el punto de vista nutricional
El Comité de Nutrición de la Academia Americana de Pediatría opina que lo más sensato es retomar lo más pronto posible la alimentación normal (en el caso de los niños y bebés, cuando muestran signos de apetito). De esta manera, además, es más fácil aportar los nutrientes necesarios para superar el proceso diarreico, ya que la denominada «dieta astringente» no es demasiado rica desde el punto de vista nutricional (ni gastronómico).
Los únicos alimentos que conviene evitar, por prudencia, son los muy grasos, como los fritos o la bollería, y otros con mucha fibra (alimentos integrales o legumbres, sobre todo). Asimismo, es aconsejable no abusar de los lácteos.
Diarrea: recomendaciones alimentarias para recordar
La fama de la dieta astringente es mejor que la dieta en sí, puesto que no aporta los beneficios que se le atribuyen. En cambio, sí es interesante tener presentes unas pocas recomendaciones nutricionales que pueden hacer más llevadero el proceso de la diarrea y, lo más importante, evitan las consecuencias más negativas de este trastorno:
- Beber abundantes líquidos y dar preferencia a las soluciones de rehidratación oral.
- Evitar el consumo de bebidas azucaradas (zumos y refrescos) o con cafeína.
- Escoger las cantidades y el tipo de alimentos según la apetencia.
- Evitar las comidas grasas y muy ricas en fibra.
- Repartir la ingesta en tomas frecuentes y de poco volumen (5-6 tomas al día).
- Incorporar los alimentos a la dieta de manera progresiva, según la evolución de la diarrea y la tolerancia individual.